*Dianora* Fue extraño el enorme cambio que pegó Matteo, jamás imaginé que eso fuese posible en él. Él siempre había sido fuerte, duro, cruel y poco compasivo con ráfagas instantáneas de mucho amor, y eso me había confundido en el pasado. Me había alejado de él pensando que era un hombre inestable y realmente lo era, y yo era una joven a la que le gustaba la tranquilidad sin experimentar giros emocionales, como había vivido en Nápoles durante el año que hablamos estado casados, día sí y otro también. _Oh, veo que te has despertado temprano. Al despertarme en mi gran cama, había girado mi cabeza hacía la cuna pero Alessandro no estaba, me había preocupado y había salido prácticamente corriendo de la habitación para encontrarme con una escena que no esperaba. A Matteo con Alessandro en brazos en el sofá dándole el biberón, el niño lo observaba con la misma hermosa mirada azul que ambos compartían y parecía... no podía creerlo... parecía feliz. Estaba calmado y no lloraba, parecía que y
*Matteo* Ella me permitió pasar la navidad con ellos, así que la ayude con las compras, yendo con ella a supermercado, incluso ofreciéndome a pagar por todo, y cuidé a Alessandro mientras ella cocinaba. Durante ratos, yo también intenté ayudar con la preparación de la cena del día veinticuatro, y la comida del día veinticinco de navidad. Compré regalos bebé, sonajeros nuevos, juguetes de experimentación de los sentidos, y fue precioso abrirlos con Alessandro, me sentí por fin parte de a familia que se había alejado de mi por mi carácter impulsivo y demasiado estricto. Aquellas navidades eran especiales, algunas tardes salimos al centro a merendar con el bebé, y a ver las luces navideñas que había colocado, yo me sentía como si el niño fuese yo y tuviese de nuevo ilusión desde que había llegado a Milán y había vuelto a tener a Dianora al lado. Ella poco a poco comenzó a confiar en mi, al darse cuenta de que me estaba esforzando todo lo que podía en los cuidados de nuestro bebé que es
*Dianora* En aquel hermoso lugar justo al lado de una hermosa fuente Matteo había vuelto a confesarme su amor, me había dicho que me amaba y que el único amor verdadero de su vida, y yo sabía que no podía mentirme en eso, pero yo había sufrido mucho durante nuestro matrimonio. No podía negar que haberlo visto esforzarse en el cuidado de nuestro bebé, controlar su temperamento e intentar ser un buen padre y una mejor persona había hecho resurgir viejas sensaciones y emociones hermosas dentro de mí. Pero era demasiado pronto, y yo había tomado la decisión de no estar con él y debía respetarme. _Te amo Dianora, ¿ De verdad no hay otra oportunidad para nosotros ? Pero dentro de mi yo pensaba que eso no saldría bien, si durante nuestro matrimonio todo estuvo lleno de altibajos, ¿ Por qué iba a ser diferente si iniciábamos una segunda parte ? _En Nápoles, durante todo el mes que estuve lejos de ti, cuanto tú te fuiste. Estuve desolado... fue infierno Dianora perderte, no quiero volver a
*Matteo* Yo tenía que esforzarme por dejar atrás a ese hombre lleno de posesión, controlador y dominante, ella jamás aceptaría eso, Dianora era una mujer independiente y libre y yo debía cambiar por ella y estaba dispuesto a ello. _¿Entonces qué piensas hacer Matteo?, tú no eres un hombre que pueda vivir sin Nápoles. Y había algo de cierto en ello y no podía negar que extrañaba la ciudad con todo mi ser, su gente y sobre todo... el mar, algo que necesitaba y que había formado parte de mi vida desde que era pequeño. Pero por estar por Dianora estaba dispuesto a estar en esa ciudad sin alma, con miles de personas que solo estaban de paso, por trabajo, negocios o turismo rápido, y con bellos monumentos impresionantes. _Quedarme aquí contigo, yo puedo vivir donde estes tú y nuestro hijo. Y después de mis palabras una bonita sonrisa se dibujó en su cara, y me di cuenta de que mis palabras le habían gustado, y lo mejor de eso es que eran reales yo no le estaba mintiendo. _Dianora tú er
*Matteo* Aún podía recordar esa tarde, el cielo practicamente había oscurecido a pesar de ser las cuatro de la tarde, pude ver en su bonita mirada que algo había cambiado, ella había vuelto a creer en mí. Y no solo Dianora había vuelto a creer en ella en mí sino también en nosotros. ¿Por qué había un nosotros después de ese beso verdad? Que se había transformado en varios, sintiendo su respiración acelerada y la mía propia sobre mi piel. _Matteo, yo... _¿Si?_ Puse mis manos en sus caderas y apreté su cuerpo sexy contra el mío, yo ya estaba llegando a un lugar de no retorno, en el que sería incapaz de controlarme, al menos mis instintos fuertes de arrancarle la ropa y hacerla mía. Besé su cuerpo, y sentí su piel suave bajo mi lengua, el olor a su permufe me encendio aún más. Estaba excitado al completo por ella y un enorme fuego se había desatado dentro de mi. _Yo te necesito. _¿Cómo me necesitas?_ Pregunté en un susurro jugando con ella, sabía exactamente a lo que se refería porq
* Dianora* Y de verdad pensaba que todo estaría bien, nuestra vida juntos era perfecta y tranquilidad, menos en aquellos momentos repletos de un fuego propio del sur de Italia a pesar de estar en tierras del norte. Él comenzó a sacar la parte superior del pijama que me había puesto y luego metí las manos sobre mis pantalones cómodos y me apretó contra él, podía sentir el gran bulto de sus pantalones, y claramente lo excitado que estaba. Y pensé que sería maravillosa hacerlo en esa postura y tener alguna vez el control. Yo antes de él nunca había estado con un hombre, y lo que me hacía sentir en aquellos momentos que teníamos no me hacía fantasear con necesitar estar con más. Él me llenaba por completo, me hacía sentir el placer más absoluto, era un hombre que toda mujer hubiera deseado en la cama. Y poco después ocurrió lo que deseaba y yo hice el amor con él en aquella posición, controle cada uno de mis movimientos y resulto dárseme mejor de lo que creí. _Dios mío Dianora... _ me
* Dianora * _Sé que quizás me guardes rencor por lo que voy a hacer, pero no permitiré que te suceda nada. Tú debes estar aquí. Entendí enseguida que tenía razón, aunque me dolía muchísimo no poder despedirme de quien fue mi amigo. _Me duele Matteo no poder asistir a su funeral y decirle el ultimo adiós. _No necesitas asistir al funeral para despedirte, ni siquiera hacerlo, él siempre estará en nuestros recuerdos y nuestros corazones, podemos mantenerlo vivo dentro de nosotros. _¿De verdad crees eso?_ Pregunté con aun más dolor. _Sí Dianora, y mañana cuando salga puedes ir a la misma iglesia y rezar por él, por su alma, por su familia para que estén protegidas, y encontrar la paz, puedes enviarle un mensaje a través de tus rezos, yo estoy seguro de que él te escuchará. _Oh Matteo… _dije abrazándolo y llorando. _Mi pequeña. Yo necesitaba liberar aquel dolor, lo necesitaba a él, fundirme en sus besos. Y me incorpore y bese sus labios y mis lagrimas saldas cayeron sobre su piel.
*Matteo* Lo más duro de todo aquello fue darme cuenta de que no podía volver a Milán a estar junto a Dianora, y tampoco podía traerla de vuela conmigo a Nápoles porque podría ser peligroso. Si mis enemigos sabían sobre mi familia podrían intentar secuestrarla como en el pasado, o lo que es peor matarla e incluso haberle daño a mi hijo y yo no estaba dispuesto a eso. Lejos de las tierras del sur estarían a salvo, porque en estas tierras fogosas apenas había normas y ética, pero en el norte un mundo más civilidad y existían y Dianora había creado una bonita vida allí para ella y el niño. Y yo, que siempre me sentí parte de Nápoles, de su comida, sus tradiciones, sus costumbres, sus gentes, del mar.… pero sentí por primera vez que no pertenecía del todo allí, y eché de menos mi vida en el frío Milán, porque los días que había pasado junto a Dianora y a mi hijo, como una preciosa familia habían sido los más felices de mi vida. "He pasado los días más maravillosos de mi vida" me había co