*Piero* Era temprano, en las calles de Milán hacía demasiado frío, una lluvia débil estaba cayendo sobre mí y sobre aquella ciudad prácticamente desierta aquel ocho de diciembre, demasiado cercano a la navidad. Milán ya estaba decorado, con luces por cada rincón y grandes abetos en algunas de las calles céntricas más importantes. Por un momento imaginé cómo estaría Nápoles, mi ciudad de origen, la que había dejado atrás hacía demasiado poco. Seguramente estaría perfectamente decorada también, incluso más, allí la navidad era realmente importante, como también la familia, y de repente me acordé de mi madre y mi hermana, hacía tiempo que no las llamaba, yo sabía que estaban bien, pero debía comunicarme con ellas. Aunque no sabía si decirles a verdad, que había dejado mi empleo como hombre principal de lo Baldini y me había ido a Milán a empezar de nuevo, siguiendo a una mujer y a su hijo, de la que estaba enamorado pero que no me correspondía, tanto mi madre como mi hermana me hubiese
*Matteo* Llevaba casi un mes sin saber nada de Dianora, y empezaba a aceptar que ella de verdad no quería volver a verme, y que se había alejado con nuestro hijo Alessandro de mí para siempre. Aquello era realmente doloroso y difícil de aceptar, yo sabía que había cometido muchos errores, incluso en ocasiones la había tratado mal y era normal que ella finalmente al acabar el contrato de matrimonio hubiese decidido huir sin mirar atrás. Ella no podía encontrarse en Nápoles, si no la hubiese visto, había contactado con su mejor amiga Teresa y su abuelita, que ya estaba mejor, y no sabían absolutamente nada de ella. Y yo era un hombre poderoso y temido en la ciudad, estaba seguro de que ellas dos me habían dicho la verdad. Y si ella se había ido sin decir absolutamente nada de su paradero estaba claro que no deseaba que yo la encontrase, ella había dejado de amarme, y si seguía amándome tenía claro de ella pensaba que yo no era bueno para ella ni tampoco para nuestro hijo, si no no hub
*Piero* Yo estaba feliz, y realmente a pesar de no ser correspondido por Dianora, me parecía que la decisión que había tomado de adquirir el apartamento me acercaba mucho más a ella... y que a largo plazo quizás tenía una oportunidad y que ella se daba cuenta de que yo era su verdadero amor. Nada más salir del notario pude sentir una inmensa euforia en mi interior que solamente había experimentado cuando derrotábamos a hombres de grupos contrarios a la mafia Baldini, que me había dado de comer durante tantos años... Pensar aquello me hizo recordar al padre de Matteo a quien había servido durante mucho tiempo y que me había acogido como un hijo entre su grupo, y entonces seguidamente recordé también a Matteo. No podía negar, aunque mantuviese esas emociones congeladas dentro de mi, que sentía grandes remordimientos de haberle mentido, ¿Pero que debía haberle dicho?, ¿ Qué estaba enamorado de la que fue su esposa? ¿Qué encontré en ella la misma impresionante belleza, bondad e inocenci
*Piero*Yo después de conversar con Dianora decidí ir en busca que una pequeña tiendecita para comprar adornos para el árbol, llenarlo de bolas de colores, lazos rojos y guirnarlas no estaría mal, y deseaba que ella y el niño pasarán una bonita tarde decorando el abeto que yo les había traído. Sería la primera navidad del hijo de Dianora, la mujer que amaba, y quería esforzarme para que ella y su pequeño fueran felices... yo lo sabía, que ella había sufrido mucho en la vida y también junto a Matteo, yo quería hacerla feliz no hacerla sufrir. Decidí mientras caminaba entre las calles frías que era un buen momento para llamar a mi hermana y avisarla de que había tomado la decisión de no volver por el momento a Nápoles, incluso de si era navidad._Pero no puedes hacerle eso a mamá, le partirás el corazón Piero. ¿Puedes decirme qué te ocurre?, pareces cambiado, tú siempre has sido atento con ella..._Ocurre lo que tú acabas de decir, estáis a salvo y os tenéis la una a la otra, no creo qu
*Matteo* Jamás hubiese esperado que aquello pudiese hacérmelo alguien como Piero, aquella era la traición más dolorosa que un amigo y uno de mis hombres había sido capaz de hacerme. En todos aquellos años en la mafia, antes bajó las órdenes y directrices de mi padre, y tras el matrimonio pactado con Dianora, como jefe de la banda que fundo mi progenitor, capaz me había sentido más utilizado. Como se había atrevido de mentirme aquel hombre con el que había compartido tanto. ¿Cómo había sido capaz de vincularse con quien había sido mi esposa, con la mujer de quien me había enamorado profundamente? No podía parar de recordar en mi cabeza nuestra lucha juntos por la banda, en las peores situaciones, uno al lado del otro, apoyándonos mutuamente... Cuando desviaba el coche y conducía para llevarme a las colinas y miraba el océano hermoso napolitano junto a mi.... nuestras cenas desproporcionadas en los restaurantes más característicos del centro de Nápoles donde los sueños nos recibian con
*Piero*Aquella tarde la pasamos juntos, como casi todas, Dianora estaba muy feliz, parecía estar aceptando aquella nueva vida que había empezado en Milán, marcada por la rutina y la tranquilidad, algo que Matteo nunca consiguió darle... y yo, bueno, me había adaptado a ella, a sus intereses, a la ayudada con el cuidado de su pequeño hijo con el que me estaba encariñando cada día como si se tratase del mío propio. Era extraño como ella había ablandecido mi duro corazón, haciendo que la amase tanto que incluso pudiese también querer a su bebé, o aceptar con amor cualquier responsabilidad que ella tuviese.Dentro de mí sabía que quedarme al lado de una mujer que no podía darme lo mismo que le ofrecía yo que era mi amor más sincero no sería positivo a largo plazo para mí, pero estaba tan enamorado de ella que no había pensado en esas consecuencias, incluso lanzándome a comprarme la casa que estaba frente a la suya. Había hecho grandes locuras por Dianora, que nunca pensé que haría por nad
* Matteo* _Porque la amé y ... la amo. Y es algo que no puedo evitar y no sé cómo sucedió. Pero ella no me ama, nunca lo ha hecho, yo solamente he estado a su lado este mes, cuidándola, protegiéndola y ayudándola. Ella necesitaba a alguien a su lado, estaba vulnerable y débil y yo no iba a dejarla así. _¿Por qué no te has defendido cuando te he atacado? _Porque no merezco defenderme, por todo lo que te he hecho... sé que tu padre y tú cuidásteis de mi y yo... sé también que te he defraudado, que he traicionado de la peor manera nuestra amistad y no puedo negar que esa carga esa culpabilidad también vive dentro de mi. Ambos nos conocíamos desde hacía demasiado tiempo, y su traición había sido demasiado dolorosa, pero viéndolo sangrar y apenas sostenerse sobre sus piernas no podía negar que yo no podía acabar por el pasado que nos unía con la vida de aquel hombre. Quizás se había equivocado, pero m*****a sea... ese maldito bastardo era una buena persona. Y peor aún, siendo rechazado
*Matteo* Sin darme cuenta empezó un nuevo período para mí, Piero aceptó con dolor volver a la mafia, porque era lo mejor que sabía hacer, y también así conseguir mi perdón. Yo solamente necesitaba tiempo, y también igualmente lo requería para convencer a Dianora de que me diese otra oportunidad y que quizás pudiese llegar a amarme de nuevo. Porque un día, en el pasado no muy lejano, me amo, yo estaba seguro de ello y quizás podía volver a hacerlo. Yo me instalé en el apartamento de Piero y los primeros días fueron muy complicados, cada vez que Dianora salía de su hogar, yo la observaba por la mirilla de enfrente y me ofrecía a acompañarla a sus compras y paseos por los preciosos parques con Alessandro. _¿Vas a negarte a hablar conmigo ? Por dios Dianora tu actitud es realmente infantil, somos adultos y debemos hablar esto. En ese momento estábamos en una enorme parque de la ciudad, repleto de flores de distintos colores . Dianora vestía un vestido invernal formal marrón, y llevaba