* Matteo* _Porque la amé y ... la amo. Y es algo que no puedo evitar y no sé cómo sucedió. Pero ella no me ama, nunca lo ha hecho, yo solamente he estado a su lado este mes, cuidándola, protegiéndola y ayudándola. Ella necesitaba a alguien a su lado, estaba vulnerable y débil y yo no iba a dejarla así. _¿Por qué no te has defendido cuando te he atacado? _Porque no merezco defenderme, por todo lo que te he hecho... sé que tu padre y tú cuidásteis de mi y yo... sé también que te he defraudado, que he traicionado de la peor manera nuestra amistad y no puedo negar que esa carga esa culpabilidad también vive dentro de mi. Ambos nos conocíamos desde hacía demasiado tiempo, y su traición había sido demasiado dolorosa, pero viéndolo sangrar y apenas sostenerse sobre sus piernas no podía negar que yo no podía acabar por el pasado que nos unía con la vida de aquel hombre. Quizás se había equivocado, pero m*****a sea... ese maldito bastardo era una buena persona. Y peor aún, siendo rechazado
*Matteo* Sin darme cuenta empezó un nuevo período para mí, Piero aceptó con dolor volver a la mafia, porque era lo mejor que sabía hacer, y también así conseguir mi perdón. Yo solamente necesitaba tiempo, y también igualmente lo requería para convencer a Dianora de que me diese otra oportunidad y que quizás pudiese llegar a amarme de nuevo. Porque un día, en el pasado no muy lejano, me amo, yo estaba seguro de ello y quizás podía volver a hacerlo. Yo me instalé en el apartamento de Piero y los primeros días fueron muy complicados, cada vez que Dianora salía de su hogar, yo la observaba por la mirilla de enfrente y me ofrecía a acompañarla a sus compras y paseos por los preciosos parques con Alessandro. _¿Vas a negarte a hablar conmigo ? Por dios Dianora tu actitud es realmente infantil, somos adultos y debemos hablar esto. En ese momento estábamos en una enorme parque de la ciudad, repleto de flores de distintos colores . Dianora vestía un vestido invernal formal marrón, y llevaba
*Dianora* Matteo podía ser un gran impresentable y no estaba dispuesta a que destrozase mi vida. Después de golpear a aquel cliente que estaba a punto de ser un gran inversor para mi jefa, sentí una vergüenza terrible por aquella situación. Comprendía que Matteo se sintiese celoso, era cierto que ese hombre apuesto y joven se me había insinuado, y no era la primera vez. Yo no me sentía la más bonita, pero era verdad que los hombres solían elogiarme y se sentían atraídos por mí. Pero yo no estaba interesada en nadie, solo en reconstruir una buena vida y ser feliz junto a mi pequeña. Matteo corrió tras de mí, suplicando mi perdón de nuevo prácticamente hasta la puerta de mi casa, me sentía estresada, era agobiante y asfixiante tenerlo cada vez que salía de mi apartamento a mi lado o tras cada uno de mis pasos. _Te lo ruego Dianora. Debes perdonarme. Yo no contesté. _Yo deseaba controlarme, no quiero ser así, pero ese maldito hombre me lo ha puesto muy complicado. _Deja de echar la
* Matteo* _¿Entonces me perdonas por lo del mercado? _¿Por qué me lo has recordado?... _ dijo en ese momento, ella seguía andando deprisa, con una bolsa en una mano de queso fresco que había comprado, y no sabía en realidad a dónde nos dirigíamos. _Solo quiero decirte de nuevo que lo siento, que quiero que te des cuentas de que puede ser un buen hombre Dianora. Ella dirigió su bonita mirada hacia mi. _Con que seas un buen padre por ahora tengo suficiente_ dijo con claridad, y pensé que quizás en sus palabras eso, por ahora, daba a entender una posibilidad de futuro. _¿Dónde estás yendo? Tu apartamento quedó atrás. _Estoy yendo a recoger a nuestro hijo Matteo, sale ahora de la escuela, y como casi es navidad es el motivo de que no haya horario de comedor ni de tarde. _Oh, ella parecía tan buena madre y yo... un padre que no se enteraba de nada. _Ahora verás a que escuela va, por si esta tarde consigues cuidar bien a nuestro hijo... _Oh, si lo haré. _Y así cuando vuelva a trab
* Dianora*Recorrí enseguida las calles, estaba lloviendo y hacía frío, había olvidado el paraguas y al llegar a la oficina entre empapada. Solo mi jefa estaba allí, el resto de compañeros ya habrían empezado sus jornadas, yo había empezado unos días antes porque ella era muy buena conmigo, sabía mi situación con mi bebé, que estaba sola con él porqué yo se lo había contado sin entrar en detalles y me había ofrecido tener días de descanso extra pagados. Aunque lo cierto que ya no era madre soltera del todo, porque Matteo parecía enfocado en querer meterse y ayudar en la crianza de Alessandro. Aunque mi cabeza estaba repleta de dudas sobre ello._Dianora gracias por venir, necesitaba tu ayuda para acabar con el tema de nuevos clientes cuanto antes._Oh no te preocupes Rose_dije dirigiéndose a mi jefa._Yo estaré en mi despacho cerrando varias visitas. Si pudieras encargarte de numerar por orden alfabético estos clientes y luego llamarlos a cada uno para concertar las primeras citas y de
*Matteo*_¿Puedes por favor escucharme?, ¿Crees que no me he esforzado esta tarde? He hecho todo lo que me pediste pero... Decidí ser completamente sincero incluso delante de aquel tipo, y ya me daba igual hacer el ridículo. Ya sabes de donde vengo, en mi familia los hombres no se implican en los cuidados de los niños._¿Intentas justificar tu comportamiento diciendo eso?_No, no pretendo eso. Solo decirte que no he tenido la oportunidad de aprender de verdad como cuidar a un bebé, porque nunca lo he hecho... pero estoy dispuesto a aprender. ¿Y sabes por qué? Porque me importas Dianora, te sigo amando y también amo a mi hijo, y quiero ser un buen padre para él y ayudarte, ya que he sido un nefasto esposo.Ella volvió a mirarme en ese momento, quizás ser sincero por fin había funcionado, y había hecho bajar el enfado de esa hermosa mujer._Está bien..._¿Está bien qué?_Puedo entender que no tengas ni idea de cuidar a un bebé y también puedo llegar a entender que olvidases poner la cale
*Dianora* Fue extraño el enorme cambio que pegó Matteo, jamás imaginé que eso fuese posible en él. Él siempre había sido fuerte, duro, cruel y poco compasivo con ráfagas instantáneas de mucho amor, y eso me había confundido en el pasado. Me había alejado de él pensando que era un hombre inestable y realmente lo era, y yo era una joven a la que le gustaba la tranquilidad sin experimentar giros emocionales, como había vivido en Nápoles durante el año que hablamos estado casados, día sí y otro también. _Oh, veo que te has despertado temprano. Al despertarme en mi gran cama, había girado mi cabeza hacía la cuna pero Alessandro no estaba, me había preocupado y había salido prácticamente corriendo de la habitación para encontrarme con una escena que no esperaba. A Matteo con Alessandro en brazos en el sofá dándole el biberón, el niño lo observaba con la misma hermosa mirada azul que ambos compartían y parecía... no podía creerlo... parecía feliz. Estaba calmado y no lloraba, parecía que y
*Matteo* Ella me permitió pasar la navidad con ellos, así que la ayude con las compras, yendo con ella a supermercado, incluso ofreciéndome a pagar por todo, y cuidé a Alessandro mientras ella cocinaba. Durante ratos, yo también intenté ayudar con la preparación de la cena del día veinticuatro, y la comida del día veinticinco de navidad. Compré regalos bebé, sonajeros nuevos, juguetes de experimentación de los sentidos, y fue precioso abrirlos con Alessandro, me sentí por fin parte de a familia que se había alejado de mi por mi carácter impulsivo y demasiado estricto. Aquellas navidades eran especiales, algunas tardes salimos al centro a merendar con el bebé, y a ver las luces navideñas que había colocado, yo me sentía como si el niño fuese yo y tuviese de nuevo ilusión desde que había llegado a Milán y había vuelto a tener a Dianora al lado. Ella poco a poco comenzó a confiar en mi, al darse cuenta de que me estaba esforzando todo lo que podía en los cuidados de nuestro bebé que es