*Piero* Yo estaba feliz, y realmente a pesar de no ser correspondido por Dianora, me parecía que la decisión que había tomado de adquirir el apartamento me acercaba mucho más a ella... y que a largo plazo quizás tenía una oportunidad y que ella se daba cuenta de que yo era su verdadero amor. Nada más salir del notario pude sentir una inmensa euforia en mi interior que solamente había experimentado cuando derrotábamos a hombres de grupos contrarios a la mafia Baldini, que me había dado de comer durante tantos años... Pensar aquello me hizo recordar al padre de Matteo a quien había servido durante mucho tiempo y que me había acogido como un hijo entre su grupo, y entonces seguidamente recordé también a Matteo. No podía negar, aunque mantuviese esas emociones congeladas dentro de mi, que sentía grandes remordimientos de haberle mentido, ¿Pero que debía haberle dicho?, ¿ Qué estaba enamorado de la que fue su esposa? ¿Qué encontré en ella la misma impresionante belleza, bondad e inocenci
*Piero*Yo después de conversar con Dianora decidí ir en busca que una pequeña tiendecita para comprar adornos para el árbol, llenarlo de bolas de colores, lazos rojos y guirnarlas no estaría mal, y deseaba que ella y el niño pasarán una bonita tarde decorando el abeto que yo les había traído. Sería la primera navidad del hijo de Dianora, la mujer que amaba, y quería esforzarme para que ella y su pequeño fueran felices... yo lo sabía, que ella había sufrido mucho en la vida y también junto a Matteo, yo quería hacerla feliz no hacerla sufrir. Decidí mientras caminaba entre las calles frías que era un buen momento para llamar a mi hermana y avisarla de que había tomado la decisión de no volver por el momento a Nápoles, incluso de si era navidad._Pero no puedes hacerle eso a mamá, le partirás el corazón Piero. ¿Puedes decirme qué te ocurre?, pareces cambiado, tú siempre has sido atento con ella..._Ocurre lo que tú acabas de decir, estáis a salvo y os tenéis la una a la otra, no creo qu
*Matteo* Jamás hubiese esperado que aquello pudiese hacérmelo alguien como Piero, aquella era la traición más dolorosa que un amigo y uno de mis hombres había sido capaz de hacerme. En todos aquellos años en la mafia, antes bajó las órdenes y directrices de mi padre, y tras el matrimonio pactado con Dianora, como jefe de la banda que fundo mi progenitor, capaz me había sentido más utilizado. Como se había atrevido de mentirme aquel hombre con el que había compartido tanto. ¿Cómo había sido capaz de vincularse con quien había sido mi esposa, con la mujer de quien me había enamorado profundamente? No podía parar de recordar en mi cabeza nuestra lucha juntos por la banda, en las peores situaciones, uno al lado del otro, apoyándonos mutuamente... Cuando desviaba el coche y conducía para llevarme a las colinas y miraba el océano hermoso napolitano junto a mi.... nuestras cenas desproporcionadas en los restaurantes más característicos del centro de Nápoles donde los sueños nos recibian con
*Piero*Aquella tarde la pasamos juntos, como casi todas, Dianora estaba muy feliz, parecía estar aceptando aquella nueva vida que había empezado en Milán, marcada por la rutina y la tranquilidad, algo que Matteo nunca consiguió darle... y yo, bueno, me había adaptado a ella, a sus intereses, a la ayudada con el cuidado de su pequeño hijo con el que me estaba encariñando cada día como si se tratase del mío propio. Era extraño como ella había ablandecido mi duro corazón, haciendo que la amase tanto que incluso pudiese también querer a su bebé, o aceptar con amor cualquier responsabilidad que ella tuviese.Dentro de mí sabía que quedarme al lado de una mujer que no podía darme lo mismo que le ofrecía yo que era mi amor más sincero no sería positivo a largo plazo para mí, pero estaba tan enamorado de ella que no había pensado en esas consecuencias, incluso lanzándome a comprarme la casa que estaba frente a la suya. Había hecho grandes locuras por Dianora, que nunca pensé que haría por nad
* Matteo* _Porque la amé y ... la amo. Y es algo que no puedo evitar y no sé cómo sucedió. Pero ella no me ama, nunca lo ha hecho, yo solamente he estado a su lado este mes, cuidándola, protegiéndola y ayudándola. Ella necesitaba a alguien a su lado, estaba vulnerable y débil y yo no iba a dejarla así. _¿Por qué no te has defendido cuando te he atacado? _Porque no merezco defenderme, por todo lo que te he hecho... sé que tu padre y tú cuidásteis de mi y yo... sé también que te he defraudado, que he traicionado de la peor manera nuestra amistad y no puedo negar que esa carga esa culpabilidad también vive dentro de mi. Ambos nos conocíamos desde hacía demasiado tiempo, y su traición había sido demasiado dolorosa, pero viéndolo sangrar y apenas sostenerse sobre sus piernas no podía negar que yo no podía acabar por el pasado que nos unía con la vida de aquel hombre. Quizás se había equivocado, pero m*****a sea... ese maldito bastardo era una buena persona. Y peor aún, siendo rechazado
*Matteo* Sin darme cuenta empezó un nuevo período para mí, Piero aceptó con dolor volver a la mafia, porque era lo mejor que sabía hacer, y también así conseguir mi perdón. Yo solamente necesitaba tiempo, y también igualmente lo requería para convencer a Dianora de que me diese otra oportunidad y que quizás pudiese llegar a amarme de nuevo. Porque un día, en el pasado no muy lejano, me amo, yo estaba seguro de ello y quizás podía volver a hacerlo. Yo me instalé en el apartamento de Piero y los primeros días fueron muy complicados, cada vez que Dianora salía de su hogar, yo la observaba por la mirilla de enfrente y me ofrecía a acompañarla a sus compras y paseos por los preciosos parques con Alessandro. _¿Vas a negarte a hablar conmigo ? Por dios Dianora tu actitud es realmente infantil, somos adultos y debemos hablar esto. En ese momento estábamos en una enorme parque de la ciudad, repleto de flores de distintos colores . Dianora vestía un vestido invernal formal marrón, y llevaba
*Dianora* Matteo podía ser un gran impresentable y no estaba dispuesta a que destrozase mi vida. Después de golpear a aquel cliente que estaba a punto de ser un gran inversor para mi jefa, sentí una vergüenza terrible por aquella situación. Comprendía que Matteo se sintiese celoso, era cierto que ese hombre apuesto y joven se me había insinuado, y no era la primera vez. Yo no me sentía la más bonita, pero era verdad que los hombres solían elogiarme y se sentían atraídos por mí. Pero yo no estaba interesada en nadie, solo en reconstruir una buena vida y ser feliz junto a mi pequeña. Matteo corrió tras de mí, suplicando mi perdón de nuevo prácticamente hasta la puerta de mi casa, me sentía estresada, era agobiante y asfixiante tenerlo cada vez que salía de mi apartamento a mi lado o tras cada uno de mis pasos. _Te lo ruego Dianora. Debes perdonarme. Yo no contesté. _Yo deseaba controlarme, no quiero ser así, pero ese maldito hombre me lo ha puesto muy complicado. _Deja de echar la
* Matteo* _¿Entonces me perdonas por lo del mercado? _¿Por qué me lo has recordado?... _ dijo en ese momento, ella seguía andando deprisa, con una bolsa en una mano de queso fresco que había comprado, y no sabía en realidad a dónde nos dirigíamos. _Solo quiero decirte de nuevo que lo siento, que quiero que te des cuentas de que puede ser un buen hombre Dianora. Ella dirigió su bonita mirada hacia mi. _Con que seas un buen padre por ahora tengo suficiente_ dijo con claridad, y pensé que quizás en sus palabras eso, por ahora, daba a entender una posibilidad de futuro. _¿Dónde estás yendo? Tu apartamento quedó atrás. _Estoy yendo a recoger a nuestro hijo Matteo, sale ahora de la escuela, y como casi es navidad es el motivo de que no haya horario de comedor ni de tarde. _Oh, ella parecía tan buena madre y yo... un padre que no se enteraba de nada. _Ahora verás a que escuela va, por si esta tarde consigues cuidar bien a nuestro hijo... _Oh, si lo haré. _Y así cuando vuelva a trab