Por Elizabeth

Rompo en llanto y Lucía junto con Mónica tratan de contenerme.

Lucía habla con la niñera y sin darle demasiados detalles le comenta sobre la situación, para que se hiciera cargo de mis hijos por esa noche, como mínimo, porque si bien teníamos personal de servicio con cama adentro, la niñera cumplía un horario.

Si hubiera mirado las fotos sin tantos celos y tanta bronca, a lo mejor me hubiera dado cuenta que Gonzalo estaba desmayado o desvanecido en esas fotos y ya lo hubiéramos rescatado.

No lo podía saber, pero la culpa me acecha.

Estábamos bien, no tenía sentido que se hubiera ido de nuevo con esa mujer que él mismo mandó presa.

La policía nos hizo mil preguntas, también vino el comandante que estuvo a cargo del operativo cuando ellos, Sonia y José Luis, terminaron presos el día del evento.

El custodio que estaba a cargo de proteger a mi marido dijo que Gonzalo le pidió ir solo, que solo eran dos cuadras, pero nunca le dijo que iba a ir a una joyería.

Lo que calculo es