Capítulo 29

Antes de que amaneciera guardé la llave, quité la silla de la puerta trasera, e intenté dormirme, Eduardo no se despertó hasta la mañana siguiente y me levantó con gritos un poco amables porque Isabel ya había llegado a la casa. De mi mente no salían las respuestas de fabiana, y me atormentaban cada vez más

— Ey, nena, despierta, tenemos una reunión hoy — Dijo fingiendo. En cuanto le escuché, me metí al baño rápidamente, y de nuevo sentí su presencia mirándome, detenido en la puerta de la habitación, silencioso y tímido.

— Deja de mirarme — exclamé fingiendo molestia, pero la verdad es que pese a todas las circunstancias yo quería que me viera, y más aún luego de lo que Fabiana me había confirmado, que él buscaba siempre mujeres que se parecieran a mí, eso me había hecho entender que todavía me deseaba.

— No te estoy viendo — negó con tranquilidad, y dio un suspiro

— Puedo sentir tu mirada, sé que esta puerta es de vidrio y se ve mi reflejo al otro lado, así como yo pueda ver la
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