—¿Crees que es tiempo de callar? ¿O fue maravilloso vivir a las sombras del único y verdadero hijo de nuestro dizque padre? Porque él nunca nos consideró sus hijos, pero nosotros sí a él nuestro padre. Vivimos una mentira por tu culpa Victoria — acusa Julián.—No estoy para estas escenas actualmente
Mis pies van desenfrenados hacia el estacionamiento, no veo a Loren por ninguna parte, y tengo miedo de que se haya marchado en esta condición. Por eso, al no verle en el ascensor o en el pasillo, voy directo a mi auto. Mi búsqueda termina con rapidez al encontrarlo recostado de mi auto, esperándome
—Mira lo que has hecho, te has portado muy mal.—Esto debe ser un sueño…—Oh Dios. ¿Soñabas con embarazarme? Sucio pervertido — me río.Él no se queda quieto esta vez, me toma por las caderas y me gira de modo que queda sobre mí. Comienza a besarme de nuevo con voracidad, mis piernas abrazan sus cad
—¡Porque apenas me acabo de enterar por Richard! — exclamo, eso sí que le sorprende a Loren — Dijo que Emma era su media hermana, lo cual termina de convertir a Victoria en una hipócrita de la última calaña. ¿Cómo te iba a casar con la media hermana de tus medios hermanos? ¿Y yo era la incestuosa po
Mis pies golpean el suelo con constancia y mi corazón late con una fuerza sobrenatural. Lo había conseguido finalmente, un ascenso en mi trabajo, y el primero que tenía que enterarse de eso es Andrew, mi prometido. Camino por el pasillo tan emocionada y aferrada a mi maletín que agradezco que nadie
La mañana de ayer, me levanté con el hombre que amaba charlando sobre lo emocionados que estábamos por la boda de nuestros sueños. La mañana de hoy, me desperté en una habitación de hotel barato con los ojos hinchados de tanto llorar. No habría boda, no habría un final feliz para mí, no tendría la
Tengo una lista interminable de humillaciones propiciadas por mi familia en mi memoria. La vez que vine a esta casa a arrodillármele a mi padre para que me diese dinero para el tratamiento de mi madre. La vez que Amanda y su madre me regalaron una caja con ropa usada y rota, porque “necesitaba vesti
Estoy en una nube de placer de la que no me quiero bajar. Los besos van y vienen, al igual que las caricias a mis piernas desnudas. Me retuerzo entre las sábanas blancas y disfrutando de la calidez del hombre sobre mí. No quiero que esto nunca acabé. —Eres hermosa, Marianne — susurra él a mi oído.