Narrado por Lorenzo LewisMi vida esta última semana ha sido una montaña rusa de la que me quiero bajar lo más pronto posible. Aun así, ese deseo mío es poco probable se cumpla en el presente. Desde la declaración de guerra de mis hermanos, a la muerte de mi padre hasta mi reconciliación con Sara y
—¿Una piedra en el camino? Eso es para ti —responde altiva.—La única piedra en mi camino eres tú Victoria. Siempre lo has sido y los sigues siendo aún después de haber perdido a mi padre. Tú eres el origen de todos mis problemas, y lo más martirizante es que finges no saberlo…Logro una reacción ex
—Quisiera principalmente confirmar la honestidad de mi hija. En estos tiempos, el valor de la honestidad a un padre, se ha perdido…—Quizás lo que se ha perdido es la confianza de los padres a los hijos — respondo sentándome cerca de este. Él sonríe.—Conocerás de la importancia de mantener en orden
Nuestro plan para derrocar a Mauro y Victoria era arriesgado, pero consideraba que muy apropiado. Los cuatro tendríamos que hacer la parte asignada del trato, localizar y atacar sus puntos débiles. De manera interna eso les tocaba a Loren y Emma, de parte externa a mí y a Jesús.El mismo Jesús que e
Jesús me mira de reojo, yo le miro de reojo. Después ambos miramos a mi tío buscando una excusa.—Bueno tío… verás… dudo que ese sea tu patio con tu… con tu condición actual…—¿Cuál condición actual? — pregunta ofendido.La condición actual de mi tío sale a relucir con los pasos que escuchamos acerc
No me esperaba el apoyo inmediato de mis tíos al proponerles mi plan, pero en la unión está la fuerza y los dos eran hombres de negocios. Sé que mi tío Leandro ha tenido muchas tentaciones desde que es la cabeza de la familia, tentaciones que no lo han podido corromper, y por eso lo admiro.En cambi
A Luciano le fascina mi propuesta ahora, se está frotando las manos entre sí. Mi tío Leandro, que usualmente odia los peligros, lo está meditando todavía.—¿Qué parte juego yo en este plan? — pregunta.—Diplomacia y competencia, por supuesto — digo — No sólo tenemos que atacar a la campaña de Mauro,
—He escuchado que tiene un temperamento fuerte. ¿No es demasiado ponerse así por una copa? — menciona Isabel con disimulo.—Compartimos el mismo pensamiento, a un hombre temperamental le queda grande una posición así de importante — digo, después bebo de mi copa con jugo — Amaría que alguien más el