—¿Leíste el itinerario que te envié a inicios de semana? — cuestiono para invitarlo a hablar. —Por encima — dice desinteresado concentrado en su celular. —¿Qué te pareció? ¿Te gustó? ¿Has visitado estos destinos antes? Él da un gran suspiro y me mira molesto. Después se para de su asiento. —Iré
No son delicadas, ni suaves. Son poderosas y contundentes. Puede que la sensación de que me partirá en dos sea imposible o desacertada, pero juro que es lo que estoy sintiendo. Estoy ahogándome en mis propios gemidos lastimeros por culpa de la excitación y la delicia que experimento. Podría estar a
La felicidad de Luciano debía ser estudiada por los niveles absurdos que alcanzó en nuestro viaje a Sri Lanka. El hombre que se subió a ese avión fue uno diferente al que se bajó conmigo, todo chistes, risas y muy confianzudo con sus manos sobre mí. Aunque claro, quejarme de lo contrario sería tonto
Era un descarado. Sin embargo, debía aceptar que me había casado con un descarado y trabajar con ello. Todo en los matrimonios era sobre mediaciones ¿no? —No veo por qué no podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo. Por los días disfrutar de las bondades de Sri Lanka y por las noches… hacer lo qu
Seleccioné que sí, porque quería disfrutar de esas vistas fantásticas que valieron la pena. Esos tres días se nos fueron volando. Y hoy, en unas horas era tiempo de despedirnos, y tomar un avión hacia las Maldivas. O eso es lo que estaba planeado, digo si Luciano deja de darme como cajón que no cie
Nuestra ansiada llegada al paraíso en la tierra, se sintió más bien como la llegada a nuestra primera pelea como casados. ¿Sorprendente? Para nadie, ni yo misma debía sorprenderme con que nuestra disputa alcanzase este nivel. Nuestro matrimonio era con facilidad una receta perfecta para el desastre,
—Buenas noticias, me ha bajado. Mi plan de atraparte con un bebé no deseado ni por ti, ni por mí, no me ha dado resultados. Qué trágico ¿no? — ardo en sarcasmo. Escucho un sonido de obstinación de parte de mi esposo. —No te pongas esa ropa de dormir. Reservé una cena para los dos en un restaurante
Mi estado actual es: con el corazón roto, no el estómago vacío. He terminado sola la cena de muchos tiempos en el restaurante debajo del mar y estoy alargando mi camino hacia mi habitación de hotel. Como lo pude esperar, Luciano no volvió, después de sacarme de la comodidad de mi cama para comer, me