Vicenzo
El tiempo no ha pasado en vano para mí. No he vivido por el simple hecho de obligarme a mí mismo a vivir, sino he pasado por tanto que cada año vivido me ha llenado de experiencias, algunas gratificantes u otras que no deseo recordar. Pero, supongo que eso es parte del aprendizaje, de la maduración y la vida misma. Vivir es complicado, y aun así continúa
siendo más fácil que morir.Estuve prácticamente cuatro semanas en casa, recuperándome de forma lenta y progresiva del accidente mientras esperábamos que la fiscalía nos otorgase una fecha para la audiencia de nuestro caso, la cual terminó agendándose para dentro de cinco días.
Un mes que se sintió como vivir una vida distinta a la que conocía, con Ellie retomando el contacto con su familia, todo se sentía muy diferente. Por primera vez en su vida, según sus propias palabras, estaba llevando una buena relación con toda su familia sin excepciones, tanto que parece que su estado de ánimo ha mejorado notablemente y junto con la ayuda que recibe de parte de su psicóloga, se ha convertido en una mujer más positiva que llora muy pocas veces. Karina es una excelente persona y adora la forma en la que se la pasa al pendiente de lo que sucede en la vida de su hermana y ha prometido venir a visitarnos en cuanto su bebé haya nacido, pues ella tiene siete meses y medio de embarazo y el médico le ha mencionado que es mejor que descanse. He aprendido a llevarme mejor con la madre de Ellie, luego de haber tenido una conversación muy seria acerca de los sentimientos que tenía sobre sus actitudes con mi esposa y ahora me atrevería a decir que nuestra vida ha tomado un nuevo camino para bien. Solo nos hace falta terminar con todos nuestros problemas legales y todo volverá a estar bien. Volveremos a empezar, esta vez sin tropiezos en el camino.
Hoy va a ser mi primer día en la oficina después de casi un mes y medio, así que Ellie me llevó a la compañía temprano por la mañana para poder empezar con el pie derecho.
—¿Estás listo mi cielo? —Preguntó con una sonrisa en el rostro al mismo tiempo que bajábamos del automóvil en medio del estacionamiento—Recuerda que podemos irnos a casa en cualquier momento si te sientes algo indispuesto, solo debes decirme y nos iremos. No es necesario que te quedes trabajando hasta media noche como solías acostumbrar cuando te
conocí. No es necesario que te esfuerces demasiado al igual que antes, necesitas aprender a regular tus horas de trabajo y el estrés que te provoca aquello.—Ellie, en serio agradezco tus cuidados, pero, ahora me siento completamente bien y estoy preparado para regresar a la oficina a seguir trabajando tal como lo hacía entes —besé su mejilla y ella asintió, acomodando su bolso y entrelazando nuestras manos en cuanto emprendimos nuestro camino hacia la oficina—. Todo va a estar bien, no tienes por qué preocuparte demasiado por mí. No quiero ser más una preocupación para ti mi cielo, lo único que quiero hacer es cuidarte.
—No me molesta preocuparme por ti, Vicenzo, al contrario debes verlo como una muestra del inmenso amor que siento por ti —suspiró.
EllieIntenté ocultar mi nerviosismo jugando con mis manos, revisé la hora en mi teléfono y luego volví a guardarlo en mi cartera.—¿Señora Coppola? —la psiquiatra salió del consultario a verificar que había asistido a la cita.—Sí, buenos días —me puse de pie con una sonrisa en el rostro.—Siga por favor —me indicó, asentí siguiéndola hasta su consultorio.No voy a negar que me estoy muriendo del nerviosismo por dentro. He ido al psicólogo durante meses y no puedo negar que eso me ha ayudado a interpretar mis emociones de una nueva manera y a lidear con ellas sin hacerme daño a mí misma, pero, hay cosas que siguen siendo lo mismo y que no debería ser así puesto que he estado en terapia. Es así que mi psicóloga decidió que necesitaba recurrir a una psiquiatra que pudiera brindarme lo que ella no, y ahora estoy en mi primera cita sin haberle dicho a Vicenzo nada de esto.—La psicóloga Evans me envió tu historia clínica...Parece que tenías problemas de confianza, inseguridades y un lige
EllieEl amor nos mantiene vivos, aunque nuestra responsabilidad sea mantenerlo vivo.Intenté controlar mis emociones, jugando con el dobladillo de mi falda y manteniendo la mirada baja mientras Kasper se retiraba de la sala, aseguró que desde su punto de vista este era un momento que debíamos vivir a solas.—Debo admitir que creciste mucho...—Karina bromeó mientras me servía una taza de café. Ella se veía muy bonita, y es que siempre lo fue, pero, esta vez su semblante reflejaba paz—Siempre he sido consciente de que ya serías una mujer, sin embargo, la realidad me ha golpeado al ver lo mucho que cambiaste con los años. Mi linda Ellie ya no es una niña indefensa que necesita de mi ayuda, ahora es una mujer que puede enfrentar al mundo por sí sola.No soy tan valiente como crees, en realidad soy una cobarde que no hace más que refugiarse en Vicenzo cada que tiene la oportunidad.—Hace un par de meses seguía luciendo como siempre...—murmuré—Karina, antes que nada, me gustaría que supier
EllieEstaba experimentando miles de sensaciones en tan solo un par de segundos, volver a estar cerca de mi hermana, de la mujer a la que yo consideraba mi otra mitad provocaba un remolino de emociones en mi corazón.—¡Hola, me llamo Hyacinth! —Una pequeña niña de preciosos ojos azules y cabello castaño oscuro me sonrió, extendiendo su mano en mi dirección. Con gusto la acepté, recordando lo asombroso que era que ella llevase la misma sangre que yo y que apenas nos estábamos conociendo.—Hyacinth es un nombre perfecto para una princesa de un cuento de hadas —le guiñé el ojo a manera de juego—Mi nombre es Ellie, y me alegra mucho conocerte.—Mami...¿Ellie es la mujer bonita que está en la fotografía que tanto te gusta? —La pequeña le "susurró" a su madre en secreto, sin dejar de verme con asombro.—Princesa de azúcar, Ellie es mi hermana, de la que siempre te he hablado a lo largo de los años —se agachó para quedar a su altura—Ella tuvo muchos problemas que no le permitieron conocerte