—¡Mamá, tenemos ratas en la casa! —le grito cuando entro y veo a Benjamín en el sofá, él me fulmina con la mirada, mi mamá en cambio llega corriendo hacia nosotros.—¿Ratas? —pregunta mirando a todos lados, yo le señalo a Benjamín, ella suspira.—Sí, una bien grande —digo.—¿Todavía sigues enojada?—No lo sé, acabo de noquear a un tipo, me imagine tu cara —le digo sonriendo, Benjamín rueda los ojos.—¡Por dios, Trinidad! —me reprende mi madre, yo muevo la mano quitándole importancia.—Boxeando mamá, él esta bien, le di una buena lección —digo sonriendo con arrogancia.—Por dios, ¿qué dijo el pobre chico? —pregunta Papá apareciendo por las escaleras, yo me acerco a él y lo beso en la mejilla.—Me subestimo por ser una chica —digo, él asiente y me da un beso en la cabeza.—Muy bien mi niña.—Bueno, la comida esta lista, vamos a sentarnos —dice mi madre, yo asiento.—Me doy una ducha rápida y bajo —digo y subo las escaleras de dos en dos, mi cuerpo esta sudado y no quiero comer así.O bu
—¿Por qué me preguntas eso?—Bueno, porque estás un poco pálida —dice ella, miro a Caleb y él también me esta mirando.—Y tú, ¿qué me miras? —le pregunto, él enarca una ceja sorprendido y luego retrocede levantando las manos.—Parece que alguien esta de mal humor —dice, yo frunzo el ceño.—Claro que no.—Pareciera que sí —dice Alice, la miro y ella sonríe.—Siento como si me hubieses apuñalado por la espalda —digo, ella rueda los ojos.—Exagerada.Pero yo no solo estaba pensando en ello, en Caleb, sino que también estaba sintiendo aquellas sensaciones que me recorrían el cuerpo y me hacían sentir tan mal.—Necesito ir al baño antes de entrar —digo, ella asiente.—Te acompaño —ofrece.Niego con un movimiento de cabeza.—No, tranquila, ve a ocupar nuestro puesto —digo, ella asiente no muy convencida.Alice me mira sin entender mis acciones, lo que tenía bastante sentido teniendo en cuenta que no sabía nada.Sin esperar respuesta camino rápidamente hacia el baño y me meto a un cubículo.
Me lanzo sobre ella sin que Caleb me pueda detener, ambas caímos al piso, solo escucho el sonido de nuestros cuerpos tocando el suelo y de su chillido.—¡Vas a ver perra! —le grito mientras comienzo a darle cachetadas en la cara, Alisha chilla intentando agarrar mi pelo pero al no poder verme bien, no lo logra.Unos brazos me sacan de encima de ella, pero aprovecho la oportunidad y le dejo caer una patada que da justo en su nariz, ella grita y un pequeño hilo de sangre le comienza a correr por la barbilla.—¡Me quebró la nariz! —llora mientras sus amigas se acercan a ella.—¡La próxima vez será peor, estúpida! —le grito, pero voy en el aire, sé que Caleb me tiene tomada, porque sus brazos son fuertes, a lo lejos veo a Alice con las chicas que me miran sorprendidas, yo me largo a reír y les hago una señal de Adiós, con la mano.No puedo parar de reírme, al ver que todos me miran, algunos con aprobación y otros con desaprobación, pero eso le va a enseñar a Alisha a nunca volver a meters
—Señorita Alveal, usted sabe que esto es inaceptable en un establecimiento como el nuestro —comienza el director, yo asiento.—Lo sé, y también sé que el bullying es igual de inaceptable —digo.—La señorita Smith, ¿le estaba haciendo Bullying? —me pregunta yo asiento y miro a Alisha.—Si, ella me ha molestado desde que llegué, diciéndome negra, latina…—digo, ella me da una mirada con los ojos entrecerrados—. La verdad, no sabía que este instituto era tan racista, ya que estamos en el siglo veintiuno, no creo que una demanda por racismo le dé mucho prestigio a este instituto.—Bueno señorita Alveal, no es necesario llegar a algo así —dice él arreglándose la corbata, que por cierto está en perfecto estado.—¿Demandando? Que bajo —dice Alisha, yo la miro y enarco una ceja.—Más bajo es molestar a otras chicas para poder sentirte superior o intentar arreglar la poca autoestima que tienes —digo y luego miro al director—. Supe que una alumna se suicido por su culpa, ¿salió eso en las notici
—¡Nos vas a matar! —grita Caleb cuando acelero el auto, ruge como diablo, y el ronroneo es tan exquisito que cuando bajo la velocidad lo siento como un delito.—¡Relájate! —le grito, Caleb esta agarrado de la manilla y me mira horrorizado, suelto una carcajada al ver su expresión y coloco una mano en su pierna—. Tranquila nena, nada va a pasar.—¡Las manos en el volante!.Yo río y muevo la cabeza.—No soy primeriza, Caleb, sé manejar —le digo, él asiente y se suelta de la manilla suspirando.—Bueno, es que este auto es muy rápido, es diferente a un auto normal —dice, yo asiento mientras acaricio con mis manos el volante.—Lo sé, bueno, llegamos —digo mientras estaciono el auto frente al gimnasio, veo que Caleb se pone nervioso, ya que el espacio que hay, diría yo que es justo para el auto.—Mejor lo estaciono yo —me dice, yo niego.—Caleb, ¡otra vez subestimándome! —digo moviendo la cabeza, pero no le hago caso y le demuestro de lo que soy capaz. Avanzo un poco y me estaciono de cola,
Después de aquello, ninguno de los dos habló en el camino a mi casa, el silencio no era incómodo, pero después de lo que había dicho Caleb, y de cómo había reaccionado con Dylan, yo no sabía que pensar.Lo admitía, me gustaba Caleb, pero él no parecía ser el chico de una sola mujer, y yo no iba a arrastrarme, menos si no sabía cuáles eran sus sentimientos por mí, probablemente sólo era deseo, y estaba bien.—Llegamos —me dice cuándo estaciona frente a mi casa, no lo miro, es que no puedo, y lo peor de todo es que no sé porqué.—Gracias, por todo, nos vemos mañana —digo, y sin esperar respuesta salgo rápidamente de su auto en dirección a la puerta de mi casa. Caleb no se va hasta que cierro la puerta de entrada, y eso provoca una punzada en mi pecho. Apenas nos conocíamos pero por alguna razón, congeniábamos muy bien.Y eso, era tenebroso.—¡Llegué! —grito.—¡Qué bueno, hija! —gritan mis padres, yo sonrío.—¿Con quién te viniste? —grita Benjamín, pero rápidamente aparece desde la cocin
—Quiero manejar tu auto así —digo apuntando con mi dedo la pantalla.—¡Estás loca!Estábamos viendo “Rápidos y furiosos”, y la Letty pasaba por debajo del camión con el auto de forma perfecta. Yo hago un puchero mirándolo.—¿Me vería súper sexi? —le pregunto, él asiente dándole una mordida al queque de chocolate que había quedado de ayer.—Tú sabes que sí, no necesitas que yo te lo confirme.—Tienes razón —digo, él ríe.Habíamos decidido ver una maratón de “Rápidos y furiosos”, yo las tenía todas porque era una fanática, y por la forma en que me miró Caleb, él también.—Yo sé derrapar —digo mordiendo un chocolate, teníamos la cama llena de los chocolates y habíamos dejado una bolsa para los papeles. Caleb me mira sorprendido.—¿En serio? —Si, allá en Chile tenía un amigo que frecuentaba club de autos y hacían carreras ilegales y todo eso —digo moviendo la mano, él asiente así que yo continuo—. Entonces le pedí que me enseñara, y ya sabes que siempre consigo todo lo que quiero —digo l
—¡Mierda, Caleb! —gruño cuando me doy cuenta de que el peso que sentía sobre mí, era un hombre. —Mmm —se queja él y me aprieta más a él, yo bufo porque tengo que salir de su agarre. —Caleb, m*****a sea, la alarma —digo, intento golpearlo pero él no se mueve—. M****a, que sueño más pesado tienes. Intento pasar sobre él pero sus brazos me lo ponen muy difícil, estiro mi mano mientras maldigo hasta que agarro el despertador y lo apago, me dejo caer en la cama suspirando. —¿Qué hora es? —pregunta un Caleb adormilado, me doy vuelta para mirarlo, se ve sereno, con sus ojos cerrados y el rostro tranquilo, se ve hermoso. —Hora de levantarse muchachito, tienes que irte —digo, él se da vuelta, abre los ojos y se los refriega mirando a todos lados —¿Estarán tus padres abajo? —pregunta, yo asiento y me levanto para agarrar mi ropa y dirigirme hacia el baño—. ¿Cómo me iré? —Pues, tendrás que bajar por la ventana —digo, él abre los ojos y me mira, yo me encojo de hombros y le doy una mirada