—Señorita Alveal, usted sabe que esto es inaceptable en un establecimiento como el nuestro —comienza el director, yo asiento.—Lo sé, y también sé que el bullying es igual de inaceptable —digo.—La señorita Smith, ¿le estaba haciendo Bullying? —me pregunta yo asiento y miro a Alisha.—Si, ella me ha molestado desde que llegué, diciéndome negra, latina…—digo, ella me da una mirada con los ojos entrecerrados—. La verdad, no sabía que este instituto era tan racista, ya que estamos en el siglo veintiuno, no creo que una demanda por racismo le dé mucho prestigio a este instituto.—Bueno señorita Alveal, no es necesario llegar a algo así —dice él arreglándose la corbata, que por cierto está en perfecto estado.—¿Demandando? Que bajo —dice Alisha, yo la miro y enarco una ceja.—Más bajo es molestar a otras chicas para poder sentirte superior o intentar arreglar la poca autoestima que tienes —digo y luego miro al director—. Supe que una alumna se suicido por su culpa, ¿salió eso en las notici
—¡Nos vas a matar! —grita Caleb cuando acelero el auto, ruge como diablo, y el ronroneo es tan exquisito que cuando bajo la velocidad lo siento como un delito.—¡Relájate! —le grito, Caleb esta agarrado de la manilla y me mira horrorizado, suelto una carcajada al ver su expresión y coloco una mano en su pierna—. Tranquila nena, nada va a pasar.—¡Las manos en el volante!.Yo río y muevo la cabeza.—No soy primeriza, Caleb, sé manejar —le digo, él asiente y se suelta de la manilla suspirando.—Bueno, es que este auto es muy rápido, es diferente a un auto normal —dice, yo asiento mientras acaricio con mis manos el volante.—Lo sé, bueno, llegamos —digo mientras estaciono el auto frente al gimnasio, veo que Caleb se pone nervioso, ya que el espacio que hay, diría yo que es justo para el auto.—Mejor lo estaciono yo —me dice, yo niego.—Caleb, ¡otra vez subestimándome! —digo moviendo la cabeza, pero no le hago caso y le demuestro de lo que soy capaz. Avanzo un poco y me estaciono de cola,
Después de aquello, ninguno de los dos habló en el camino a mi casa, el silencio no era incómodo, pero después de lo que había dicho Caleb, y de cómo había reaccionado con Dylan, yo no sabía que pensar.Lo admitía, me gustaba Caleb, pero él no parecía ser el chico de una sola mujer, y yo no iba a arrastrarme, menos si no sabía cuáles eran sus sentimientos por mí, probablemente sólo era deseo, y estaba bien.—Llegamos —me dice cuándo estaciona frente a mi casa, no lo miro, es que no puedo, y lo peor de todo es que no sé porqué.—Gracias, por todo, nos vemos mañana —digo, y sin esperar respuesta salgo rápidamente de su auto en dirección a la puerta de mi casa. Caleb no se va hasta que cierro la puerta de entrada, y eso provoca una punzada en mi pecho. Apenas nos conocíamos pero por alguna razón, congeniábamos muy bien.Y eso, era tenebroso.—¡Llegué! —grito.—¡Qué bueno, hija! —gritan mis padres, yo sonrío.—¿Con quién te viniste? —grita Benjamín, pero rápidamente aparece desde la cocin
—Quiero manejar tu auto así —digo apuntando con mi dedo la pantalla.—¡Estás loca!Estábamos viendo “Rápidos y furiosos”, y la Letty pasaba por debajo del camión con el auto de forma perfecta. Yo hago un puchero mirándolo.—¿Me vería súper sexi? —le pregunto, él asiente dándole una mordida al queque de chocolate que había quedado de ayer.—Tú sabes que sí, no necesitas que yo te lo confirme.—Tienes razón —digo, él ríe.Habíamos decidido ver una maratón de “Rápidos y furiosos”, yo las tenía todas porque era una fanática, y por la forma en que me miró Caleb, él también.—Yo sé derrapar —digo mordiendo un chocolate, teníamos la cama llena de los chocolates y habíamos dejado una bolsa para los papeles. Caleb me mira sorprendido.—¿En serio? —Si, allá en Chile tenía un amigo que frecuentaba club de autos y hacían carreras ilegales y todo eso —digo moviendo la mano, él asiente así que yo continuo—. Entonces le pedí que me enseñara, y ya sabes que siempre consigo todo lo que quiero —digo l
—¡Mierda, Caleb! —gruño cuando me doy cuenta de que el peso que sentía sobre mí, era un hombre. —Mmm —se queja él y me aprieta más a él, yo bufo porque tengo que salir de su agarre. —Caleb, m*****a sea, la alarma —digo, intento golpearlo pero él no se mueve—. M****a, que sueño más pesado tienes. Intento pasar sobre él pero sus brazos me lo ponen muy difícil, estiro mi mano mientras maldigo hasta que agarro el despertador y lo apago, me dejo caer en la cama suspirando. —¿Qué hora es? —pregunta un Caleb adormilado, me doy vuelta para mirarlo, se ve sereno, con sus ojos cerrados y el rostro tranquilo, se ve hermoso. —Hora de levantarse muchachito, tienes que irte —digo, él se da vuelta, abre los ojos y se los refriega mirando a todos lados —¿Estarán tus padres abajo? —pregunta, yo asiento y me levanto para agarrar mi ropa y dirigirme hacia el baño—. ¿Cómo me iré? —Pues, tendrás que bajar por la ventana —digo, él abre los ojos y me mira, yo me encojo de hombros y le doy una mirada
Con las chicas nos estábamos arreglando en casa de Alice, Kate nos llevaría en el auto de su padre y en el, cabemos las cuatro. Benja iba a llegar con una chica, no sabía quién era pero seguramente su nueva conquista. Los demás irían por su cuenta y nos veríamos a la entrada del club, para no tener que estar buscándonos en medio de toda la gente que habría allí. —Se ven guapísimas —les digo, yo ya había terminado de arreglarme, esta vez me había colocado unos leggins eco cuero y un top beige con mangas. Este tenía la espalda completamente descubierta. Las chicas me tiran un beso y yo se los devuelvo. —Caleb se va a volver loco cuando te vea —dice Alice, yo niego. —Caleb y yo sólo somos amigos —digo, ella rueda los ojos. —Pasan mucho tiempo juntos —dice Valery mientras se pinta los labios, yo me encojo de hombros. —Bueno, eso es lo que hacen los amigos, pasan tiempo juntos. —No, no, porque Caleb nunca había tenido una amiga antes —dice Kate. —O no sin derecho a roce —dice Valery
—Olvida lo que dije —dice, yo muevo la cabeza.—Dijimos que seríamos amigos —digo, él asiente y se pasa una mano por el pelo, lo desordena, pero sigue viéndose extremadamente guapo.Debería ser ilegal.—¡Lo sé, lo sé, pero ese día tú sentiste lo mismo que yo!—No quiero que el famoso chico malo rompa mi corazón —digo, él me mira dolido y yo me arrepiento de mis palabras.—Entonces ¿eso es lo que soy para ti? —pregunta, yo no digo nada y él mira hacia el techo—. ¿El chico malo con el que te diviertes? —¡No, eres mi amigo!—¡No quiero ser tu amigo, Trinidad!—Caleb, no arruinemos esto…—¿Acaso no entiendes que no puedo alejarme de ti?Caleb pasa por delante de mí, pero luego se da vuelta y agarra mi mano para tirarme hacia los chicos. Esto era justamente lo que no quería que pasara, que peleáramos por sentimientos.Caleb no me mira mientras avanza hacia la barra, las chicas fruncen el ceño cuando lo ven, no quiero imaginarme la cara que lleva. Él me suelta justo cuando llegamos a la ba
Caleb y yo entramos de la mano; él me coloca apoyada en su espalda mientras avanzamos hacia la barra donde está Benjamín y Jacinta.—Mejor te llevo así, no quiero verme en una pelea en nuestro primer día de novios —dice en mi oído, yo río.—Ambos nos veríamos en ella —digo, ahora es su turno de reír.—Quizás yo tendría que apartarte para que no lo noquearas.—Eso es lo más probable, nadie me toca sin mi permiso.—Que bueno que tengo tu permiso —dice, yo asiento.—Nosotros dos lo vamos a pasar muy bien —digo mirándolo hacia atrás con una sonrisa, él aprieta sus manos en mis caderas.—¡No me mires así, porque de otro modo nos iremos de inmediato!—Copiado —digo riendo, cuándo llegamos hacia Benja, él me mira fulminándome con la mirada, yo ruedo los ojos.—¡Hasta que apareces!—No eres mi niñera, relax —digo, luego mira las manos en mi cadera de Caleb.—¿Y eso? —pregunta, yo me encojo de hombros.—Después de tanto insistirme que era el futuro amor de su vida, hermosa, inteligente y muy b