Hola, hola, aquí les dejo el capítulo del día. Besooos
Los periodistas rodeaban a Ben, Aurora y Max, hombres y mujeres con cámaras y micrófonos apuntando hacia ellos. El aire estaba cargado de ansiedad y curiosidad. Las emociones de todos eran palpables mientras el asedio de preguntas continuaba sin tregua. Ben se sentía frustrado y, al mismo tiempo, bajo una intensa presión. Su rostro, generalmente sereno, mostraba signos de tensión. Tenía una expresión sombría que no pasaba desapercibida para los periodistas que buscaban respuestas. —¿Cómo explican la falla de la Rueda de la Fortuna? — ¿Creen que la seguridad de los visitantes fue puesta en riesgo debido a la negligencia en el parque? — ¿Se responsabilizan por las personas heridas en el incidente? Las cámaras seguían rodando mientras los periodistas arrojaban preguntas punzantes. Ben intentaba mantener la calma, pero su frustración y enojo se mostraban claramente en su rostro, aunque respondía con voz controlada.Aurora estaba visiblemente afectada. La expresión de dolor y confusión
Aurora sentía como si el corazón se lo estuvieran oprimiendo, ella entendía que él estuviera molesto con la situación pero le dolía que desconfiara de ella, en especial teniendo en cuenta todo lo que había pasado anoche entre ellos. Por eso tomando respiro profundo, retuvo lo mejor que pudo las lágrimas y dándole un asentimiento le dijo: —Por supuesto señor Reed, a primera hora de mañana tendrá a los estrategas aquí— sin decir una palabra más dio media vuelta e intentó alejarse del rubio para que no viera lo afectada que estaba pero el gruñido a sus espaldas y la mano sosteniendo su brazo la detuvo. Benjamin estaba frustrado. Joder se estaba enloqueciendo. Los recuerdos del pasado, los miedos presentes y la angustia del futuro se mezclaron todos en un mismo día llevándolo al límite. Sin embargo, ver a la habladora con los ojos rojos volver a llamarlo señor Reed removió algo en su interior, eso y el empujón que le dio Max desde atrás fueron suficiente para que un gruñido frustrado s
Una locura. Eso es lo que era aquella mañana. Para empezar los nervios no la habían abandonado desde la noche anterior. Aurora había pasado toda el día en completa tensión, no solo por la cita que tendría esa noche con Ben, sino por los mensajes que no habían dejado de llegar a su celular, pues la noche anterior, luego de haber recibido el primero llegaron tres más a su celular. Uno de Jorge y otros dos de un remitente que no conocía y que como el primero le advertían que se aleje del rubio y que si decía algo las cosas iban a ser mucho peor. Lo cuál la dejaba en una completa encrucijada, pues Emily le había dicho que debía si o si contarle al CEO lo que estaba ocurriendo, pero ella no estaba tan segura, lo último que quería era que le pasara algo a él, pero tampoco quería alejarse. Y, para terminar de rematar la situación, a media mañana los portales web y periódicos se habían llenado de imágenes de ella y Ben besandose en el parque junto a un encabezado que solo había terminado de
Benjamin llevaba todo el día evitando a la prensa que parecía que habían decidido acampar, no solo afuera del parque, sino también de su maldito apartamento, por eso decidió irse, mientras la locura pasaba, a la casa que le dejaron sus padres en la herencia. Ese era un lugar que él no visitaba con regularidad, los recuerdos eran demasiados y la mayoría de las veces que se quedaba solía tener pesadillas. De las peores. Pero en esos momentos era su mejor opción, en especial si quería tener un lugar tranquilo donde ir con Aurora después de la cena. Y ahora esa era otra de las razones que lo tenía a punto de un ataque: Tenía una cita. Una real, con una mujer que le gustaba y que le interesa para algo más que llevarla a la cama y eso era algo que hace mucho tiempo no tenía y no debía admitir que le asustaba arruinarlo. Mirándose al espejo dejó salir un suspiro mientras detalla su imagen. Estaba llevando un traje azul de tres piezas y el cabello, que ya estaba un poco largo lo tenía semir
Aurora esperaba encontrarse yendo hacia el apartamento que ya conocía del rubio, pero por el contrario se sorprendió cuando este la llevó hasta una hermosísima casa en uno de los barrios más prestigiosos de la ciudad. De esos que sabes que vive gente adinerada por la distancia en la que se encuentran una casa de la otra. Sin poder evitarlo, sintió los nervios bullir en su interior al sentirse en terreno desconocido, por lo que se encontró diciendo: —Este no es tu apartamento. Benjamin giró el rostro para ver a la hermosa chica al lado suyo y se dio cuenta de lo nerviosa que estaba, entonces se maldijo para sus adentros por haber olvidado nombrar ese pequeño detalle. Lo último que quería era sembrar inseguridad en Aurora. Por lo que esbozando su mejor sonrisa, de esa que sabía que a la chica la enloquecía, le dijo: —De ecchi, habladora, esta si es mi casa. Es donde viví con mis padres hasta que ellos murieron, la que me dejaron. Aurora no pudo disimular el asombro que sintió por l
La mañana siguiente, Aurora se despertó con todo el cuerpo adolorido pero con una sensación de plenitud como nunca antes había sentido, el solo recordar todo lo que habían hecho en esa misma cama hacía que los colores se le subieran al rostro y que su cuerpo temblara de deseo. Cuando giró el rostro se vio el lado de la cama donde Ben había dormido vacío, sin embargo el delicioso olor a tocino y café fue suficiente para hacerle saber dónde estaba el rubio, por lo que poniéndose en pie fue al baño a enjuagarse la boca y hacer sus necesidades. Estaba a punto de poner un pie fuera de la alcoba cuando el celular del rubio comenzó a sonar y ella se acercó para tomarlo y llevárselo, sin embargo, al ver el nombre que aparecía en la pantalla, sintió cómo su estómago se revolvía y una sensación desagradable se instalaba en la boca de su estómago. “Megan Forx” Esa era la rubia despampanante de la gala, la misma que se había guindado de su cuello y que parecía muy familiarizada con Ben. La dud
Benjamin sintió como todo su cuerpo entró en tensión al ver a la rubia que, como siempre, se encontraba impecablemente vestida, viéndose totalmente fría e inalcanzable y que en esos momentos lo estaba viendo con una mezcla de decepción y coraje. Por alguna razón su mirada le molestó, ella no tenía derecho a mirarlo de aquella manera, él era un hombre libre, había sido ella quien se había ido dejándolo atrás. Por eso al escuchar sus palabras no pudo hacer más que apretar la quijada con fuerza antes de decir: —Tu y yo no tenemos nada de qué hablar, Megan. Las cosas están claras entre nosotros. —Lo están— contraatacó ella, el sarcasmo brillando en sus palabras y cuando vio la sonrisa perversa que esbozó, esa que antes conseguía ponerlo de rodillas, agregó: —Cuando me fui de aquí estabas decidido a casarte conmigo, me amabas, eso es algo que no se olvida en seis meses, por más que intentes reemplazarme. En ese instante pudo sentir como todo el cuerpo de la habladora a su lado se tensó
El resto de la mañana Aurora había pasado tratando de huir de Benjamin. Lo último que quería era que él se diera cuenta de lo afectada que estaba por el encuentro que habían tenido con su ex. Además que no estaba segura de querer contarle su encuentro privado con la mujer. Sin embargo, si había disfrutado la compañía de un Reed, pues pasó toda la mañana con el más joven de los rubios. Logan ya había empezado formalmente a trabajar en el parque y debía reconocer que la presencia del chico era refrescante. Siempre estaba sonriendo y diciendo algo gracioso, lo cual le ayudó a olvidar, al menos por un momento, todo lo que había ocurrido. Eso sin contar que el chico hablaba el doble que ella, lo que de por sí ya debería ser considerado un récord y tenía la sospecha que muchas veces decía más de lo que debía, justo como en ese preciso momento: —¿Tú crees que Ben lo consiga?—me dijo de repente adquiriendo una actitud mucho más seria y preocupada. Lo único que pude hacer fue fruncir el ceñ