Lo prometido es deuda!! Aquí les dejo el segundo capítulo del día, espero que le shaya gustado!! Besooooooooos y mil gracias por leer. (Si les está gustando no olviden darle like, comentar y dejar su reseña)
El primer pensamiento de Benjamin había sido que estaba alucinando. Eso era lo único en lo que podía pensar mientras veía a la hermosa castaña enfrente de él. Primero cuando escuchó su voz desde el otro lado de la puerta se enojó consigo mismo al estar pensando en ella. Sin embargo, en ese preciso momento mientras sus manos sentían el tacto de la mujer enfrente de él se dio cuenta, aún en medio de la bruma del licor, que no estaba alucinando. Ella realmente estaba ahí y se veía tan luminosa, hermosa e imposible… Él no podía acercarse, no debía estar con alguien como ella. Solo iba a contaminarla. —Tú no puedes estar aquí, no puedes estar conmigo, tú eres hermosa, eres luz. Una luz demasiado brillante para mi oscuridad El cuerpo entero le estaba temblando mientras que los recuerdos de esa noche, de esa m*****a noche en que todo cambio llegaban a su mente como destellos de una pesadilla, solo que él sabía que no eran eso. No… Eran recuerdos, de los más crudos y dolorosos que había. —
Aurora observó a Benjamin, con los ojos llenos de emoción y preocupación, mientras él le pedía que se quedara. No podía resistirse a esa mirada, a pesar de que su mente le decía que debía mantener distancia de él por su propio bien. —Ben, deberías descansar y… Él la interrumpió, su voz ligeramente temblorosa y suplicante. — Por favor, habladora, solo esta noche. No puedo estar solo en esta oscuridad, tu eres la luz, solo esta noche, por favor. Su súplica la conmovió profundamente y consiguió que todo en ella se removiera. Dios, si alguna vez alguien le hubiera dicho que Benjamin Reed le estaría pidiendo que se quedara junto a él, ella le diría que estaba loco, sin embargo en esos momentos no le importaban las discusiones ni malos momentos que habían tenido. La intensidad de las emociones que sentía por él, aún siendo relativamente nueva en su vida, la impulsaron a quedarse y decir contra toda cordura las palabras que terminarían de hacer su vida una montaña rusa: — Está bien, Be
Aurora sentía que lo ocurrido en las últimas 24 horas era parte de un sueño o una novela de esas que a ella y a Emily tanto les gustaba leer. No podía creer que en realidad ella pasó la noche junto al ogro, por voluntad propia, y mucho menos que le haya gustado. Porque sí, puede que no hicieran nada… Sexual, pero no era tonta y sabía que si había pasado algo entre ellos y tenía la sospecha que a partir de ese momento nada nada volvería a ser igual. Cuando llegó a la casa Emily ya se había marchado para el parque, ella solía tener los turnos más tempranos para así poder salir más temprano, sin embargo sabía que su amiga no se iba a quedar con la intriga de saber que había pasado entre ella y el CEO, por eso no le sorprendió cuando encontró una nota sobre la mesa del comedor que decía: “Apenas llegues vente para el parque, necesito saber todo lo que ocurrió con el sexy ogro” Dejando salir un suspiro, la castaña se apresuró a ponerse el uniforme y tomar su bolso y todo lo que necesita
“No vaya a ser que te la quiten” Las palabras del mocoso no habían dejado de repetirse en su mente y cada vez que las escuchaba no podía evitar imaginarse al idiota del Mike junto a la castaña. El solo pensamiento de los dos juntos hacía que las tripas se le revolvieran y lo odiaba. Él no era un tipo sentimental y mucho menos de los que se encaprichaba con una mujer, de hecho con la única que alguna vez pensó en futuro fue con Megan, esa misma que había estado llamando la noche anterior mientras bebía y él no le había contestado, pues sabía cómo terminarían las cosas si lo hacía. Sin embargo la cura fue peor que la enfermedad, porque ahora se encontraba con la cabeza hecha un lío y el rostro de una mujer metito dentro de ella. En otras palabras estaba jodido. Dejando salir un gruñido de frustración se puso en pie y tomando su celular salió de la salida de empleados decidió a dar una vuelta por el parque para ver si así le mejoraba el humor. Con paso decidido comenzó a caminar en
Aurora no tenía ni idea de cómo se suponía que debía reaccionar. Y aunque sabía que no estaba haciendo nada malo y que no tenía nada con ninguno de los dos hombres, una incomodidad inmensa se apoderó de su cuerpo mientras veía al pelinegro acercarse con el ramo de flores en la mano. Sus ojos fueron de inmediato hacia Ben y no pasó por alto la forma en que todo su cuerpo parecía haberse tensado y, como si sus propios pensamientos y sentimientos no fueran suficientes, la reacción del rubio lo único que consiguió fue confundirla más. Sin embargo, antes de que pudiera preguntarle o decirle algo, Mike llegó finalmente hasta donde se encontraba. —Vaya, sí que ha sido difícil encontrarte, cenicienta.— le dijo el hombre y le regaló una sonrisa espléndida que ella le regresó tímidamente al escuchar la forma en que la había llamado. Sin embargo, al rubio a su lado no pareció hacerle ni pizca de gracia por el resoplido que dejó salir. —Tal vez no la encontrabas porque estaba ocupada, ¿Acaso
Tal como la primera vez que lo vio Mike estaba siendo un completo caballero. Le abrió la puerta del auto y la había llevado a un lindo restaurante que no era ni muy elegante para que se sintiera intimidada ni tampoco demasiado sencillo para creer que no le había puesto empeño. Sus ojos miraban todo el lugar con emoción, pues muy pocas veces en su vida se había permitido ir a un lugar como aquel, para no decir que nunca. Él pareció haberse dado cuenta de su curiosidad que se apresuró a decir: —¿Te gusta? Porque si no es así podemos ir a dónde prefieras. —Oh no, no. Nada de eso, de hecho me encanta, es un restaurante muy lindo, tal vez si me hubieses avisado me habría podido arreglar un poco. Lo cierto era que había sido una suerte que ese día no estuviera llevando el disfraz de princesa, pues se estaba encargando de hacer un informe para Benjamin y agregarlo a la presentación que haría al día siguiente, lo que la dejaba con su ropa común y corriente. —Nada de eso, te ves perfecta.
Aurora había regresado al parque con los ánimos renovados, pues había disfrutado mucho del almuerzo que había compartido con Mike, el hombre era un completo caballero y el hecho de que alguien la cortejara era nuevo para ella, así que nada más poner un pie dentro del lugar había continuado con su tarea de verificar que todo marchara en orden. Caminó por las distintas atracciones y pidió a cada operario el registro de cuántos visitantes se habían subido en el día para así poder tener un discriminado de los juegos que más estaban produciendo y hacer una estrategia de marketing para los que no. Estaba tan sumida en sus pensamientos y en todo lo que implementaría que no se dio cuenta de que el administrador había llegado hasta ella, hasta que el hombre le arrebató de las manos la libreta con sus anotaciones. —¡Hey! Eso es mío— Aurora se quedó de piedra al ver la cara de rabia que traía el hombre y cerró la boca de inmediato. —Me puedes explicar ¿quién demonios te dio autorización de e
—Porque me gustas, habladora. No sé qué demonios fue lo que me hiciste, pero me tienes loco por tí. Las palabras habían salido solas de sus labios pero no se arrepentía, en absoluto. Por el contrario se sintió como dejar salir un peso que no sabía que estaba llevando dentro de él y le gustó. Esa sensación de liberación fue algo totalmente nuevo. Pudo notar en los ojos de ella que estaba confundida y sabía que eso era su culpa. Sus actos y sus palabras eran dos cosas que parecían no coincidir. —No lo entiendo… Tú… Tú me confundes, yo no sé… —Lo sé, habladora, realmente lo sé, y si te soy sincero la mayor parte del tiempo ni siquiera yo mismo me entiendo, pero te digo la verdad. Me gustas y te juro que traté que no fuera así, pero no pude conseguirlo. Aurora sentía que estaba en medio de una montaña rusa de emociones. Por una parte se sentía emocionada, por otra estaba aterrada y la última llena de desconfianza. ¿Quién le decía que Benjamin no estaba burlándose de ella? O que simple