Capítulo 41

– No, nunca me uniré a alguien que deliberadamente se atreve a lastimarme, por mí, puedes irte al demonio Antonescu – dijo Isobel levantándose del suelo y mirando directamente a los ojos grises de tormenta de Emmeran.

– Están despedidas, ambas, no quiero volver a verlas en este hospital, y tú, Isobel, será mejor que busques una buena excusa, tu abuelo sabrá de esto y sé que no estará muy complacido de saber que su única nieta esta enamorada del maldecido que habita la vieja abadía, se que Velkan sabrá ponerte en tu lugar – dijo Emmeran mirando con dolor y desdén a Isobel Bennet.

– No trabajare para alguien que asesina sin piedad a otros, aun cuando insistas en verlos a todos ellos como monstruos, nosotras sabemos que no es así, es la promesa del medico ayudar a todos, si el cuerpo se mueve, si aun sus ojos brillan, sign

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