No sería la primera que lo intenta para luego vender las fotos. – Le dijo él secamente.
¿Vender sus fotos? – Pregunto y se echó a reír a carcajadas.
El hombre era ciertamente guapísimo pensaba ella, y estaba segura de que más de una mujer habría intentado fotografiarlo a escondidas, pero para ¿vender las fotos? ¿A quien? Ella no las vendería, se las quedaría se dijo algo divertida a pesar de la situación. Ese Dios griego tenía el ego demasiado inflado gracias a ser extremadamente guapo y encima tenía delirio de persecución. Aunque pensándolo bien ¿Qué mujer no lo perseguiría?
No estoy bromeando señorita – Le advirtió.
Yo menos, tenga por seguro que no lo fotografié a propósito, no tengo la menor idea de quien es usted y no me interesa averiguarlo. Borraré las fotos si es que sale en alguna ¿contento?
¿Así que no tiene la menor idea de quién soy? – Le preguntó entrecerrando sus bellos ojos.
¿Un lunático? – Respondió cínicamente Jackie.
No le veo la gracia – Dijo apretando la mandíbula. – Me temo que no creo que borre las fotos.
No va a ponerle un dedo encima a mi cámara.
Quizás quiera que le ponga el dedo encima, pero a usted – Dijo con brillo malicioso en los ojos – Y después estará más dispuesta a cooperar.
Jackie abrió los ojos asombrada.
Inténtelo, se defenderme de tipejos como usted.
¡Se está pasando de la raya! – Explotó.
El que se está pasando es usted. – Replicó.
No pienso hacerle daño si es que eso pensó. Vi como me miraba ¿Eso es lo que quiere? ¿Un revolcón? ¿Una aventurilla de vacaciones? Seguro que es eso y sólo está armando este show para llamar mi atención y lograr su propósito. Ha de ser una zorra cualquiera.
Ella no recordaba haber sentido tanta furia en toda su vida. Tomó el vaso que estaba en la mesa que aún conservaba la mitad de la bebida con hielos que había bebido y se lo arrojó a la cara, disfrutando de ver su rostro pasar de la confusión a la estupefacción cuando ella a continuación apartó la mesa que los separaba violentamente haciendo que la frágil mesa volara a un lado. Nuevamente agarró lo primero que encontró que fue una silla y en un par de segundos se la hubiera arrojado (Que conste que no pensaba darle con ella, pero sí asustarlo) de no haber sido por que alguien se la quitó y la sujetó por detrás. El tipo que la había detenido era corpulento y por lo tanto muy pesado, si lograba hacerlo caer se haría daño o al menos le daría tiempo para que ella se largara de allí. Era más que claro para ella en esos instantes que eran cómplices esos dos.
Sin más tiempo que perder le dio un fuerte pisotón, el tipo la soltó el tiempo suficiente para clavarle el codo con fuerza en el estomago sacándole el aire a juzgar por el sonido ahogado del hombre, lo empujo y este cayó estrepitosamente sobre una mesa. Otro hombre más bajo y más delgado vestido de ropa oscura y gafas igualmente oscuras vestido igual que el tipo que yacía en el suelo, intentó sujetarla y logró agarrarle un brazo dejándola en la posición idónea para que ella lograra patearle la cara. En el trayecto de esa patada, el vestido se le levantó casi al completo, pero poco le importó. Otro más apareció de la nada después que ella lograra zafarse con esa patada y que el pobre hombre se tocara la cara buscando alguna herida.
Ella no era la mujer maravilla y aunque estaba en plena forma, sentía que el corazón le latía tan rápido que bien podía escupirlo por la boca, le punzaba algo el codo y una rodilla ¡Demonios! Se reprochó ¡Era un desastre! ¿Por qué había reaccionado así? Si tan solo no le hubiera dicho zorra cualquiera…
Esa palabra ella no la soportaba, no podía. Oscar había quedado en el pasado ¿no? Pero él había sido uno de los motivos para aprender a defenderse, ya manejaba mejor su furia cuando alguien quería toquetearla o le decía cosas insultantes, porque solían mirarla como una mujer bella, pero objeto sexual y nada más.
¿Por qué no al oír el comentario ofensivo de ese Adonis se marchó? Hubiera sido mejor buscar a la policía y dejarlo todo en sus manos. Después de todo ellos querían robarle su cámara. Pero no, ella siempre prefiriendo el camino más desastroso.
No tenía tiempo para perder, el adonis la miraba admirado y divertido y ella le había lanzado una mirada asesina. Un sinfín de mesas y sillas estorbaban su huída. Así que antes que el otro tipo la agarrara y que al parecer se lo estaba pensando, saltó hacia una silla y de ahí a una mesa y de ahí a otra, logrando hacerlo con agilidad, al parecer la adrenalina aun surtía su efecto.Por fin llegó al final del establecimiento, mientras el mesero y otro más la miraban con la boca abierta, comprobando que no la habían seguido les dedicó una sonrisa deslumbrante y después simplemente echó a correr como si la persiguieran mil demonios.
Ese estallido de furia y descontrol había sido horrible y ella que pensaba que ya tenía superado lo sucedido con Oscar. Solo de recordar su nombre un escalofrío de repulsión recorría su cuerpo y ese recuerdo la hizo volver al presente a su situación actual en el aeropuerto.
Enfocó la vista hacia los demás pasajeros que tenían los rostros cansados igual que ella. La lluvia hacía imposible conseguir un taxi que la llevara a un hotel cercano. Se revolvió en el asiento tratando de encontrar una posición cómoda e ignoró las atentas miradas de dos hombres que estaban frente a ella. Seguro querían ligar a juzgar por sus caras, que ni lo pensaran pensó Jacqueline volviendo a recordar por qué no siempre reaccionaba apropiadamente cuando los hombres querían llevársela a la cama.
No tenía problemas con los amables y simpáticos como Héctor su amigo el actor, él era un encanto de hombre. Pero eso no había bastado para que acabaran juntos en la cama y no porque a él le faltaran ganas.
Oscar la había hecho dura e insensible a los hombres, ella salía y se divertía con los montones de amigos y conocidos que tenía, pero de ahí no pasaba, nada de sexo. Nadie había logrado atravesar esas barreras, nadie había logrado atraerla y volverla loca de deseo, nadie. Hasta que conoció al soberbio Stefano y él logró vencer donde todos habían fallado. Esas dos semanas a su lado habían sido la gloria, no habían tenido relaciones, resquicios de sus dudas y temores habían hecho que esas dos semanas se contuviera, pero si no hubiera sucedido lo que pasó…
Ella habría hecho el amor sin ninguna duda con Stefano. Sus dudas se cumplieron desafortunadamente, pero lo hicieron a tiempo, antes que fuera demasiado tarde. En cierta forma lo fue, porque ya lo amaba, pero al menos no le había dado todavía su cuerpo. Hubiera sido mucho peor de ser así se repetía como un mantra. Pero no podía dejar de pensar como sería estar en sus brazos, hacer el amor con él, explotar de pasión con ese hombre que prometía el paraíso. Casi se volvía loca de pensarlo.
Por primera vez el deseo la había consumido. Pero ahora su recuerdo más doloroso muy a su pesar era Stefano.
Tú solo sirves para el placer. Estoy segura que eres una zorra eso eres ¿verdad? ¿Por qué te resistes? Si esto es lo que quieres.
Las crueles palabras de Oscar se colaron en su mente. Se las decía con la mirada llena de deseo perverso, la acosaba cuanto podía, la trataba de tocar todo el tiempo.
Solo sirves para saciar los instintos de un hombre, después de eso no sirves para nada. No vales. Un simple objeto de placer eso es lo que eres. Eres una zorra, conmigo te haces la difícil ¿Por qué no me das lo que les das seguramente a otros? – Le preguntaba con crueldad.
Para ser sincera eso lo había dejado atrás. Era cierto que había aprendido tantas cosas en su afán de demostrar que podía hacer todo lo que quisiera, que tenía cerebro. Pero eso ya estaba en el pasado. La fotografía era su pasión ahora. Era sumamente respetada en su área. La revista para la que trabajaba la trataba de lo mejor y constantemente recibía ofertas de trabajo de muchos sitios.
Ahora tenía una vida tranquila, bueno, no tan tranquila pues viajaba por el mundo y se arriesgaba mucho a veces, pero así era feliz no necesitaba un hombre en su vida. Era independiente, autosuficiente ¿verdad? ¿O no? ¿Había cambiado eso Stefano? ¡Maldito Stefano! ¿Cuántas veces lo había maldecido y recordado en lo que iba del día? Y era así con frecuencia. Era como una especie de sombra sobre ella.
Lo de Oscar había sido duro y ya estaba superado ¿Cómo era posible que con Stefano no pudiera? Por que a Stefano lo amaste, le dijo una vocecita interior que acalló con presteza. Y a Oscar lo detestabas le dijo la misma voz.Oscar había sido una dura lección de la vida y le había quitado la felicidad por un tiempo. Ally su amiga inseparable estaba muy lejos, con sus padres en algún rincón del planeta cuando aquello sucedió. Jaquie tenía 16 años, su padre estaba muy enfermo y su madre se la pasaba en el Hospital con él. Ella se quedaba en casa con el Sr. Laroche y su esposa que trabajaban en casa de sus padres desde que ella tenía memoria, su madre era francesa y los Laroche la querían mucho, al casarse con su padre que era español, los Laroche se habían ido con ella a España.
Oscar era sobrino lejano de su padre y llegó en esa temporada a pasar un tiempo con ellos. Era tres años mayor que ella y desde que la vio se dedicó a lanzarle miradas cargadas de lujuria y a rozarla de manera supuestamente accidental, hasta que un día la acorraló en el pasillo y ella furiosa lo abofeteó.
Valiéndose de su encanto fingido y de que sus padres se hallaban más en el Hospital que en casa, la situación no había mejorado al pasar los días. No había querido mencionarlo por que pensaba que podía sola con ello y a sus padres menos pues suficientes preocupaciones tenían, ese fue un grave error.
El comportamiento de su primo empezó a rayar en lo obsesivo y llegó a atemorizarla, se sentía acechada, perseguida y sobre todo humillada. Se juró que no permitiría esa situación nunca jamás en su vida.Físicamente él no era muy fuerte y ella que ya entrenaba defensa personal en parte por él, podía frenar sin problemas sus avances. Todo cambió cuando él empezó a drogarse, eso lo volvía más peligroso y más fuerte. Casi logró su objetivo de violarla si no hubiera entrado en ese momento el Sr. Laroche a casa ese día. Lo molió a golpes y Oscar salió arrastrándose de la casa, tomado un auto de su padre y salido a toda velocidad. Horas después les informaron que se había matado al caer de un barranco y así había terminado su principal pesadilla.
Esto estaba mas que olvidado pero Troyanos era otra cosa. Ese primer día en Grecia no sabía que sin querer había fotografiado al magnate Stefano Troyanos, uno de los solteros más asediados del planeta con todo lo necesario y más para enloquecer a las mujeres de 1 a 90 años, de 3 meses a 90 años se corrigió pues sabía que su sobrinita estaba más que encariñada con el tío Stefano. ¿Qué había pasado? ¿Por qué de pronto él la había tratado con tanto desdén aquella noche en Grecia? ¿Por qué después de dos semanas increíbles? Al menos para ella lo habían sido, pero por lo visto no para él. Idiota, se dijo sintiéndose enojada nuevamente, un idiota arrogante, engreído, sexy, sensual, un condenado ángel caído ¡Para, para ya! se reprendió a si misma.
Se levantó con la finalidad de poner un alto a sus pensamientos y fue a la cafetería más cercana por un sándwich, esta vez preferiría el café, el de la zona era una autentica delicia. No le gustaba que la juzgaran por su apariencia, pero a veces tenía sus ventajas. Varios se hicieron a un lado al verla llegar para darle sitio en el mostrador donde nadie hacía fila y todos se agolpaban vociferando y exigiendo sus pedidos. Un joven y agobiado camarero pareció iluminársele el rostro al verla y la atendió inmediatamente provocando las quejas de otras mujeres que estaban cerca. Ella les sonrió un tanto fastidiada por las miradas y atenciones no pedidas de algunos de los hombres.Yo te invito…Siéntate a mi mesa…Le decían y ella sin hacer caso se alejó con su comida. Al llegar a su asiento cayó en la cuenta de que reaccionaba normal a las atenciones que antes la agobiaban demasiado o la enfadaban. Sí señor, Oscar era el pasado. Se sintió feliz y la noche no le pareció tan fea comió con ape
Jackie retrocedió lentamente hacia el balcón sin darle la espalda. ¡Santo cielo! No lo harás ¿verdad? – Le preguntó incrédulo. Y ella se limitó a sonreír traviesamente para ocultar su nerviosismo. Déjame salir por la puerta y todo esto será innecesario. No vengo a hacerte daño. – Le dijo dejando claro que no se iría. Eso yo no lo sé ¿Qué quiere un hombre como tú de una mujer como yo? Deseó no haber preguntado pues él le lanzó una mirada evaluadora y abiertamente interesada, rematándola con una sonrisa de lobo. Un hombre como yo quiere todo de una mujer como tú. El recuerdo de esas palabras la trajo a la realidad nuevamente. El equipo de seguridad había dispersado a las personas y ella notó que la observaban con curiosidad.
No pudo seguir diciendo más por que nuevamente se vio levantada por los aires por Stefano, la sensación era una mezcla de furia, placer y de impotencia por verse en una situación no deseada con un hombre que le provocaba sentimientos contradictorios. Se vio de nuevo sobre el hombro de Stefano quien con agilidad como si se tratara de un costal de plumas la había levantado y para su terror vio que él entraba en el lobby del Hotel sin reparo alguno. Comenzó a moverse intentando bajar y solo logró que él la apretara con más fuerza a su cuerpo. Al menos su traje quedó hecho un desastre pensó al ver el resultado de la lluvia en el. Voy a gritar. Ya hubieras empezado a hacerlo. Por mí no hay problema. No había gente en el Hotel. Seguro dormían calientitos y tranquilos en sus camas, pensó ella con añoranza deseando estar en su lugar. No tardó en darse cuenta que el gritar no remediaría nada, pues los pocos empleados que andaban por allí se limitaban a ignorar la situación como si fuera de l
El día que llegó Ally se fueron de compras para esa cena en la cual los mejores conservadores y coleccionistas de arte se presentarían, sin faltar por supuesto muchas personas de la jet set. Así que se había comprado un hermoso vestido azul en forma de túnica griega, le había costado bastante caro, pero ella solo pensaba en verse espléndida para Stefano esa noche. Había contado a Ally que salía con un guapísimo griego, cosa que había sorprendido a su amiga pues sabía que ella no era de las que se entusiasmaban por un hombre. Cuando su amiga se enteró que se trataba de Stefano Troyanos casi le da el síncope. ¡Pero si dicen que es un mujeriego! Lo sé – Había dicho tranquila. ¡Dios! ¿Y porqué estás tan tranquila? No estamos comprometidos ni vamos a casarnos o algo por el estilo – Dijo tratando de demostrar indiferencia. ¿Es una aventura? – Preguntó Ally c
No terminó de gritar por que la boca de Stefano la acallaba con prontitud, fue una invasión que no esperaba. Pero ahí estaba de pie pegada a él y de pronto empezó a luchar furiosa y a tratar de quitárselo de encima logrando que los fuertes brazos de Stefano la rodearan y apretaran con más fuerza inmovilizándola casi completamente. Su cerebro le enviaba órdenes frenéticas de que luchara por que si no tarde o temprano su cuerpo se rendiría y eso ya estaba pasando, la boca de Stefano la devoraba y de pronto se vio gimiendo de deseo. Él aflojó un poco la presión que hacía para impedir que se fuera y ella se pegó más a él si es que eso era posible. La excitación de Stefano era evidente y eso la enloqueció y la hizo olvidarse de todo, las acusaciones, la humillación, todo, había sido el verdugo de sus pensamientos, el que le había destrozado el corazón. Pero su cuerpo no registraba esa conocida información. De pronto se vio tendida en la cama, mientras él
Te han traído tu ropa – Dijo acercándose – Lastima que no la usarás… ¿Se puede saber por qué no? – Dijo Jackie agarrando de nuevo una almohada y poniéndola como escudo. Empiezo a odiar las almohadas. Ordené que te compraran ropa. – Añadió como si nada. ¡Por que hiciste eso! ¡No tenías ningún derecho! – Exclamó. Tu ropa era un desastre, no creí tuviera arreglo. Veo que no me equivoqué. – Dijo cínico al ver la mudada que estaba a punto de ponerse. – Quiero ponerme mi ropa por desastrosa que te parezca y largarme de aquí. Tenemos que hablar. ¿Otra vez? La última vez no hablamos precisamente… ¿Ah no? Pues dejaste muy en claro que soy una mujer mentirosa y traicionera ¿no es así? ¡Me equivoqué! Cosa que comprobaste en cuanto descubriste que aún era… - Se calló abruptamente. - ¿En serio pensaste que yo me acostaba con otro? ¿O todo esto no fue más que un montaje para vengarte por lo sucedido la última vez que nos vimos? Por supuesto que no, escucha…Fui un tonto, pero yo sé lo
Antes de partir a España envió las fotos de su reportaje fotográfico a su editor en las cuales no incluía por supuesto las que reservaba para su libro. Una vez estuvo en suelo español ansió llegar cuanto antes a su departamento en Madrid y tratar de dormir puesto que se le había hecho imposible en los días anteriores, sueños eróticos en los cuales el protagonista de todos ellos era Stefano la hacían despertarse y después de ello le costaba mucho trabajo volver a dormir. Estando en casa podría tomar algo y no despertar por lo menos en unas 12 horas. Lo primero que hizo al llegar fue empezar a quitarse la ropa para tomar un baño calientito y relajante, esa idea la transportó a un baño caliente que había tomado hacía unos días, movió la cabeza de un lado a otro tratando de apartar esos pensamientos. Por fin encendió su teléfono celular, frunció el ceño al ver todos los mensajes, primero fue al buzón de voz, lo dejó en altavoz al mismo tiempo que continuaba liberándose de la ropa. Jack
Sintiendo que se iba a volver loca decidió ir Florencia con Allyson puesto que ya faltaba poco para el aniversario y la respectiva fiesta. A pesar de tan grande y tremenda situación se decidió a no contarle nada todavía, pues no quería preocuparla y arruinar su estado de ánimo para su aniversario. Sabía que Ally se preocuparía terriblemente y pondría a su disposición de todo para recuperar a la nena. Pero por el momento no se podía hacer nada y dejando como una docena de números telefónicos donde podrían localizarla para darle cualquier mensaje se marchó a Florencia a bordo de un flamante avión particular propiedad de los Vecchio.Aun no le habían dicho el nombre de la pequeña, hasta que estuvieran en el bufete le sería dada esa información. Cosa que vio ridícula pero no le quedó más remedio que aceptarlo. A bordo del jet el sueño la venció y se encontró profundamente dormida en cuestión de minutos exhausta por tantas cosas.Su sueño no le ayudó mucho a conservar la calma, seguía soña