Jackie retrocedió lentamente hacia el balcón sin darle la espalda.
¡Santo cielo! No lo harás ¿verdad? – Le preguntó incrédulo. Y ella se limitó a sonreír traviesamente para ocultar su nerviosismo.
Déjame salir por la puerta y todo esto será innecesario.
No vengo a hacerte daño. – Le dijo dejando claro que no se iría.
Eso yo no lo sé ¿Qué quiere un hombre como tú de una mujer como yo?
Deseó no haber preguntado pues él le lanzó una mirada evaluadora y abiertamente interesada, rematándola con una sonrisa de lobo.
Un hombre como yo quiere todo de una mujer como tú.
El recuerdo de esas palabras la trajo a la realidad nuevamente. El equipo de seguridad había dispersado a las personas y ella notó que la observaban con curiosidad.
No pudo seguir diciendo más por que nuevamente se vio levantada por los aires por Stefano, la sensación era una mezcla de furia, placer y de impotencia por verse en una situación no deseada con un hombre que le provocaba sentimientos contradictorios. Se vio de nuevo sobre el hombro de Stefano quien con agilidad como si se tratara de un costal de plumas la había levantado y para su terror vio que él entraba en el lobby del Hotel sin reparo alguno. Comenzó a moverse intentando bajar y solo logró que él la apretara con más fuerza a su cuerpo. Al menos su traje quedó hecho un desastre pensó al ver el resultado de la lluvia en el. Voy a gritar. Ya hubieras empezado a hacerlo. Por mí no hay problema. No había gente en el Hotel. Seguro dormían calientitos y tranquilos en sus camas, pensó ella con añoranza deseando estar en su lugar. No tardó en darse cuenta que el gritar no remediaría nada, pues los pocos empleados que andaban por allí se limitaban a ignorar la situación como si fuera de l
El día que llegó Ally se fueron de compras para esa cena en la cual los mejores conservadores y coleccionistas de arte se presentarían, sin faltar por supuesto muchas personas de la jet set. Así que se había comprado un hermoso vestido azul en forma de túnica griega, le había costado bastante caro, pero ella solo pensaba en verse espléndida para Stefano esa noche. Había contado a Ally que salía con un guapísimo griego, cosa que había sorprendido a su amiga pues sabía que ella no era de las que se entusiasmaban por un hombre. Cuando su amiga se enteró que se trataba de Stefano Troyanos casi le da el síncope. ¡Pero si dicen que es un mujeriego! Lo sé – Había dicho tranquila. ¡Dios! ¿Y porqué estás tan tranquila? No estamos comprometidos ni vamos a casarnos o algo por el estilo – Dijo tratando de demostrar indiferencia. ¿Es una aventura? – Preguntó Ally c
No terminó de gritar por que la boca de Stefano la acallaba con prontitud, fue una invasión que no esperaba. Pero ahí estaba de pie pegada a él y de pronto empezó a luchar furiosa y a tratar de quitárselo de encima logrando que los fuertes brazos de Stefano la rodearan y apretaran con más fuerza inmovilizándola casi completamente. Su cerebro le enviaba órdenes frenéticas de que luchara por que si no tarde o temprano su cuerpo se rendiría y eso ya estaba pasando, la boca de Stefano la devoraba y de pronto se vio gimiendo de deseo. Él aflojó un poco la presión que hacía para impedir que se fuera y ella se pegó más a él si es que eso era posible. La excitación de Stefano era evidente y eso la enloqueció y la hizo olvidarse de todo, las acusaciones, la humillación, todo, había sido el verdugo de sus pensamientos, el que le había destrozado el corazón. Pero su cuerpo no registraba esa conocida información. De pronto se vio tendida en la cama, mientras él
Te han traído tu ropa – Dijo acercándose – Lastima que no la usarás… ¿Se puede saber por qué no? – Dijo Jackie agarrando de nuevo una almohada y poniéndola como escudo. Empiezo a odiar las almohadas. Ordené que te compraran ropa. – Añadió como si nada. ¡Por que hiciste eso! ¡No tenías ningún derecho! – Exclamó. Tu ropa era un desastre, no creí tuviera arreglo. Veo que no me equivoqué. – Dijo cínico al ver la mudada que estaba a punto de ponerse. – Quiero ponerme mi ropa por desastrosa que te parezca y largarme de aquí. Tenemos que hablar. ¿Otra vez? La última vez no hablamos precisamente… ¿Ah no? Pues dejaste muy en claro que soy una mujer mentirosa y traicionera ¿no es así? ¡Me equivoqué! Cosa que comprobaste en cuanto descubriste que aún era… - Se calló abruptamente. - ¿En serio pensaste que yo me acostaba con otro? ¿O todo esto no fue más que un montaje para vengarte por lo sucedido la última vez que nos vimos? Por supuesto que no, escucha…Fui un tonto, pero yo sé lo
Antes de partir a España envió las fotos de su reportaje fotográfico a su editor en las cuales no incluía por supuesto las que reservaba para su libro. Una vez estuvo en suelo español ansió llegar cuanto antes a su departamento en Madrid y tratar de dormir puesto que se le había hecho imposible en los días anteriores, sueños eróticos en los cuales el protagonista de todos ellos era Stefano la hacían despertarse y después de ello le costaba mucho trabajo volver a dormir. Estando en casa podría tomar algo y no despertar por lo menos en unas 12 horas. Lo primero que hizo al llegar fue empezar a quitarse la ropa para tomar un baño calientito y relajante, esa idea la transportó a un baño caliente que había tomado hacía unos días, movió la cabeza de un lado a otro tratando de apartar esos pensamientos. Por fin encendió su teléfono celular, frunció el ceño al ver todos los mensajes, primero fue al buzón de voz, lo dejó en altavoz al mismo tiempo que continuaba liberándose de la ropa. Jack
Sintiendo que se iba a volver loca decidió ir Florencia con Allyson puesto que ya faltaba poco para el aniversario y la respectiva fiesta. A pesar de tan grande y tremenda situación se decidió a no contarle nada todavía, pues no quería preocuparla y arruinar su estado de ánimo para su aniversario. Sabía que Ally se preocuparía terriblemente y pondría a su disposición de todo para recuperar a la nena. Pero por el momento no se podía hacer nada y dejando como una docena de números telefónicos donde podrían localizarla para darle cualquier mensaje se marchó a Florencia a bordo de un flamante avión particular propiedad de los Vecchio.Aun no le habían dicho el nombre de la pequeña, hasta que estuvieran en el bufete le sería dada esa información. Cosa que vio ridícula pero no le quedó más remedio que aceptarlo. A bordo del jet el sueño la venció y se encontró profundamente dormida en cuestión de minutos exhausta por tantas cosas.Su sueño no le ayudó mucho a conservar la calma, seguía soña
Stefano saludó con la cabeza a varios conocidos y recorrió con la vista el salón en busca de la mujer que lo atormentaba de noche en sueños porque no podía tenerla y que había estado más presente que nunca durante todos esos días, y casi lo hace perder fructíferos negocios por no poder concentrarse. Al no encontrarla a su lado esa mañana por poco asesina a los miembros de su equipo de seguridad que se habían descuidado pensando que ella no saldría en la madrugada. Esta vez había dejado entrever que no iría esa noche para que ella se sintiera segura y apareciera. Así que tenía que estar por allí y ya vería cuando la encontrara. La casa estaba rodeada, no podría salir sin que alguien la viera y se lo notificara a él inmediatamente. Sabía que ella estaba allí, así que era cuestión de minutos para que apareciera. Adrede se había presentado tarde para que ella se sintiera confiada y no se fuera. Un vestido azul asomaba detrás de un hombre gordo y él la reconoció. Con una sonrisa se acercó
No creo que sea necesario, una vez vea a la niña sabré lo que tenga que saber. Además, no creo que Sibia me haya mentido en algo así. Si no insistimos en que se los hiciera es por que la pequeña ha heredado de usted una marca particular que seguro sabe a cuál me refiero. ¿Mi lunar en forma de corazón? – Dijo asombrada. Sibia sabía de él y dijo que eso era lo único que usted necesitaría para aceptar a la niña. Es cierto… - Murmuró ella. Sabía que al verla sabría si era suya o no. Casi una hora después el padre de la niña seguía sin aparecer y el abogado se deshacía en disculpas ante una muy enojada Jacqueline. No obtendría más información ni sabría donde estaba la niña hasta que llegara el irresponsable de su padre. Jackie se paseaba por la alfombra color azul de un lado a otro sintiendo que iba a estallar de coraje ¿Cómo era posible que ese hombre le diera tan poca importancia a su hija? Un problema con el transporte lo había retrasado le acababa de decir el abogado a lo que con v