Se nos viene la boda ¿ella dirá que sí o saldrá corriendo?
¿Desde cuándo comes tan poco? – La voz de Stefano llegó a sus oídos y aunque hubiese preferido no contestar, sabía que se vería como una chiquilla. Así que se obligó a hacerlo.No tengo mucha hambre. – respondió sin apartar la vista de la pantalla.No me gustaría que cayeras desmayada antes de dar el “sí quiero” – Se burló él. Ella levantó la vista por fin de la pantalla y lo miró fijamente.Sería una buena manera de poner fin a esta locura ¿no crees?No volveremos a esa conversación. – Anunció tajante – Desmayada o como sea, te aseguro que estarás casada conmigo en pocas horas.No puedo esperar… - Dijo ella con sarcasmo y falsa alegría. – Ordenó.Ella retiró su plato negándose a obedecer y se enfocó de nuevo en la pantalla, despreciando la deliciosa ensalada, que de pronto se le antojó. Stefano seguía observándola y cuando estaba segura que se levantaría y la obligaría a comer, una llamada la salvó de lo que pensaba ocurriría. Casi inmediatamente vio como él se sumergía en una conve
El día siguiente estuvo lleno de mucha actividad, hasta entonces se enteró que la boda no sería en Atenas, sino es la Isla de Stefano, la Isla Troyanos que no estaba tan lejos de la que tenían Máximo y Allyson y donde la seguridad sería total, no permitiendo el acceso a nadie que no estuviera invitado. La noticia de su próxima boda aparecía en infinidad de periódicos y revistas, en los medios impresos y de televisión, así como en Internet, ya entendía por que Allyson y Max no habían informado a nadie cuando habían decidido casarse. La Isla de ellos estaba como a media hora en bote de la de los Troyanos, le había dicho Silvia quien quería mucho a su sobrino Máximo y su familia. Ellos ya estaban allí y Ally en cuanto se había instalado le había llamado por teléfono informándole que se verían en unas cuantas horas en la Isla Troyanos. Viajaron con Silvia y sin Stefano quien tenía cosas que resolver a fin de no dejar nada pendiente antes de la boda.El viaje a la isla fue en helicóptero a
No es precisamente lo más romántico que he escuchado. – Bromeó Allyson. - ¿sabes qué? Ya lo sabía. – le alborotó el pelo. Sin decir nada caminaron hacia el agua se quitaron las sandalias y dejaron que las olas llegaran a sus pies.¿Verdad que fue bueno el que lo hayas admitido por fin?... puede ser.¡Claro que lo fue!¿Ahora me dirás que él me ama y seremos felices por siempre? – Allyson rió al escucharla. No, no lo diré.¿Y eso por qué? – Se extrañó Jackie.Por que no lo creerías. El matrimonio no es miel sobre hojuelas, dímelo a mí – se burló de sí misma. – Pero después de la tormenta viene la calma, eso si puedo asegurártelo. Amo a Máximo con todo mi corazón y él me ama a mí, aún así siempre habrá pequeñas diferencias, uno que otro problemita. Nada es perfecto Jackie. Lo sé, no soy tan ilusa. Pero al menos tú tienes el amor de tu esposo.¿Qué te hace pensar que tú no tienes el de Stefano?¿Será por qué nunca me lo ha dicho?¿Se lo has dicho tú?No estoy loca, gracias.Orgullo…U
Ella se encontró sonriendo mientras caminaba hacia él. Sin dejar de verlo llegó a su lado y Stefano se acercó a ella susurrándole al oído:Estás sencillamente impresionante. – Y sintió el regocijo recorriendo su piel.La ceremonia era civil, porque así lo habían querido ambos y sobre todo ella. Maddie estaba en primera fila en los brazos de su abuela que se secaba las lágrimas lo más discretamente posible. No sintió nervios ni palabras vacías cuando dio el sí y aceptó ser la esposa de Stefano. Él se mostró con su seguridad característica, pero lo sintió cálido y cercano a ella cuando deslizó en su dedo la argolla matrimonial.Por fin mía, pensaba Stefano. Se había quedado sin aliento al verla caminando hacia él. Ninguna mujer había conseguido hacerlo, ella lo había logrado más de una vez, aunque ese día con más fuerza que en cualquier ocasión anterior. Había estado nervioso y tenso como nunca en la vida, y todo por ella. Nunca había imaginado que sintiera temor porque ella no aparecie
¡Vas a despertar a la niña! – Le dijo desde el hombro, aguantando la risa.La despertarás tú, al menos nuestra habitación no está tan cerca sino, mi pobre hija no dormiría. ¡Que dices! – Llegaron a la habitación principal que ella no conocía, la cama era inmensa y parecía dominar el área con su edredón color blanco con ribetes azules. El techo era alto y diversas imágenes estaban pintadas en el a mano, paisajes donde los colores verde, azul, blanco y celeste sobresalían, haciendo juego con las cortinas azules y la alfombra. Los muebles de madera eran sencillos y elegantes, ella exploró con suma rapidez pues las manos de Stefano ya las tenía buscando abrir el vestido. Digo que esta noche – Habló él contestando a su exclamación – vas a gritar muchas veces. ¿Sí? – el vestido cayó a sus pies y ella lo hizo a un lado, quedándose con esa fantástica ropa interior que Allyson le había regalado para ese día. Se sentía sexy, femenina y muy deseada a juzgar por la mirada de su ahora esposo. -
Una mañana caminaba cerca de la casa llevando en brazos a Maddie por la playa y seguida de cerca por la niñera, Stefano estaba en su despacho como lo hacía cada ciertos días a fin de ponerse al día con el trabajo. Vio correr hacia ella a una empleada que le entregó un teléfono en cuanto llegó donde ella. ¡Hola! – La saludó una conocida voz femenina - ¿Qué tal la luna de miel? Seguro Stefano te tiene destrozada – Rió Allyson.¿Y no puede ser al revés la situación? - Dijo entre risas Jackie, Maddie trató de tomar el teléfono y su niñera se apresuró a tomarla en brazos y dirigirse con ella a la casa. Lo dudo, ciertamente considero que tiene mucha energía. Yo aún no he logrado agotar a Máximo y mira que he puesto todas mis energías, empeño y dedicación a fin de conseguirlo. Así que lo más seguro es que la agotada seas tú. Esperé para llamarte todos estos días a fin de no interrumpirte, pero me muero por verte y también por ver a Maddie, y también porque pues, te hará gracia, en serio qu
Esa noche se olvidó por completo de la revista y de la noticia de que Fabricio y Mabel estaban juntos, en cuanto estaba en los brazos de Stefano no pensaba con cordura y no pensaba en nada más. Pero la luna de miel tenía que acabar seguía reacia a aceptar que ahora tenía que enfrentarse a lo que sería su vida de ahora en adelante como esposa de un hombre maravilloso, aunque no la amara. Pero ella tenía que poner de su parte y lo haría, se esforzaría, pero también protegería su independencia, su trabajo, algo que la ayudara a levantarse cuando irremediablemente cayera y eso sería cuando Stefano y ella finalizaran su matrimonio. Unos días después los tres se dirigían a Atenas a la casa en la cual vivirían. Puedes hacer las reformas que quieras aquí en la casa. – Le decía Stefano justo antes de contestar el móvil que no había parado de sonar en cuanto habían puesto un pie en Atenas. No creo sea necesario. – Murmuró más para sí que para él, que hablaba en lo que parecía ser alemán. L
¡Ella era inocente! ¿Por qué diantres le era tan difícil a Stefano creerle? ¿Qué estaba pasando? ¿Quién era el que había mandado las flores? ¿Y si era alguna broma cruel de alguna ex amante de Stefano? Por que ella jamás había tenido ningún ex amante, ex novios sí, pero ninguno le haría eso. Y seguramente Stefano tenía por docenas mujeres deseosas de provocarles problemas, sobre todo a ella como esposa por haberse llevado al soltero de oro. La cabeza le dolía. Mandó sacar las flores e hizo pedazos la tarjeta. Hablaría con Allyson para contarle y para que le ayudara a pensar quien podría haber sido. Tomó un par de aspirinas y se metió en la ducha. Al salir lo único que deseaba era dormir. Fue a ver a Maddie y después de ver que la pequeña estaba bien se metió entre las sabanas sintiendo que la cabeza le iba a estallar. No tenía ya la menor intención de salir con Stefano esa noche. Todo el mundo se daría cuenta de la tensión entre ambos y era lo que menos quería para su primera aparici