Esta la segunda historia de las tres amigas. La primera es de Allyson, esta es de Jaquie y la última es de Gabriela, espero les den una oportunidad.
Aquí voy de nuevo gimió interiormente Jackie al llegar a la casa de los Vecchio en Florencia. Comentar sobre su repentina boda a sus padres suprimiendo todo el embrollo legal no había sido precisamente fácil, pero les había convencido lo que ella había dicho, todo era por el bien de la pequeña y en cuanto habían conocido a su nieta todo lo demás había carecido de importancia. Maddie venía sumamente mimada y para la próxima no dejaría que se la malcriaran tanto sus padres, cosa que sinceramente dudaba lograr. Pero Allyson era otra cosa, sabía de la aversión que supuestamente tenía Jackie hacia Stefano, o supuesta aversión porque había dado paso a encuentros de sexo apasionado, se llevó gran sorpresa al encontrarse con una Allyson que no la acosó a preguntas al menos no de momento si no que después de recibirla con una ancha sonrisa solo tuvo ojos para la pequeña Maddie, la llenó de besos y después la puso enseguida en la cuna de su hija. Ambas nenas se observaron atentamente y Jackie s
¿Paciencia? ¿Ella le estaba pidiendo paciencia? Lo que tenía que hacer era echársela al hombro y desaparecer con ella en algún lugar lejano lejos de todo. Volver loca hasta que le rogara que entrara en ella y no existiera nada ni nadie más en esa exasperante cabecita. Pero todo a su tiempo, dentro de poco ya no tendría más escapatoria y se le acabarían las excusas. Era realmente frustrante, exasperante y sobre todo digno de su cólera el que ella adoptara esa actitud, pero no tenía que sorprenderle. Ella no se rendiría sin dar batalla y sabía que al estar casados sería una lucha constante, la perspectiva le excitaba y le fastidiaba al mismo tiempo porque quería que ella dejara de hacerlo, que se rindiera a él sin tantas protestas y artimañas para hacerlo enfadar. En unos días tendría todo el tiempo del mundo para alejar de su mente todo lo que ella ponía conscientemente como barrera entre ambos y sería delicioso y placentero lograrlo. Aunque por primera vez se sentía con lo más pareci
Hemos llegado, te encantaran las creaciones de Vinicio. – Decía una sonriente Allyson mientras se bajaba del auto y la llevaba a un pequeño establecimiento que no estaba en la zona de elegantes boutiques de la ciudad, cosa que no se le hizo rara puesto que Ally, aunque era una mujer que se sabía vestir muy bien no era una esclava de las marcas famosas. Las saludó un joven alto y desgarbado de barba crecida que se presentó inmediatamente como Vinicio Santana. Es un placer tenerlas aquí, tengo algo para ti. – Le dijo a Jaquie. No deseo nada ostentoso ni llamativo. – Se apresuró a decirle ella. Tú necesitas algo muy sencillo que realce tu belleza. – Le contestó Vinicio haciendo que se sonrojara. ¿Desde cuando te sonrojas? – Preguntó Ally con diversión en los ojos. Creo que tu primito me ha echado a perder. Ya veo, por cierto creo que… - De pronto Ally se calló y quedó como en blanco, después se dio una palmada en la frente – ¡Lo había olvidado! ¿Qué voy hacer ahora? ¡Dios! ¡Soy una
Oh, para por favor! Un momento ¿Desde cuando lees a la prensa del corazón? – Acusó con ceño fruncido. Ella las detestaba y sabía que Ally también. Vi fotos suyas en una revista de economía. Al igual que Máximo y Stefano es un genio de las finanzas y cosas así. En cuanto a la prensa rosa la evito lo más que puedo, pero hay ocasiones en que veo que nuestro personal sobre todo el de la cocina compra esa clase de revistas y periódicos, hay cosas de las que no puedo evitar enterarme y sucede lo mismo con el Internet. Ya veo. Como te decía tuve una exposición en París a la que no pudiste asistir ¿Recuerdas? Bueno, Su Alteza Real llegó y quiso conocerme. Compró dos de mis fotografías y sí, es guapísimo y encantador y no, no coqueteó conmigo. – Ni tiempo le dio a Allyson para preguntarle - Me dijo que conocía a alguien que le había dicho maravillas de mi trabajo y dado que la persona que se lo había dicho era realmente buena para reconocer lo que realmente valía la pena y él confiaba mucho e
¿Desde cuándo comes tan poco? – La voz de Stefano llegó a sus oídos y aunque hubiese preferido no contestar, sabía que se vería como una chiquilla. Así que se obligó a hacerlo.No tengo mucha hambre. – respondió sin apartar la vista de la pantalla.No me gustaría que cayeras desmayada antes de dar el “sí quiero” – Se burló él. Ella levantó la vista por fin de la pantalla y lo miró fijamente.Sería una buena manera de poner fin a esta locura ¿no crees?No volveremos a esa conversación. – Anunció tajante – Desmayada o como sea, te aseguro que estarás casada conmigo en pocas horas.No puedo esperar… - Dijo ella con sarcasmo y falsa alegría. – Ordenó.Ella retiró su plato negándose a obedecer y se enfocó de nuevo en la pantalla, despreciando la deliciosa ensalada, que de pronto se le antojó. Stefano seguía observándola y cuando estaba segura que se levantaría y la obligaría a comer, una llamada la salvó de lo que pensaba ocurriría. Casi inmediatamente vio como él se sumergía en una conve
El día siguiente estuvo lleno de mucha actividad, hasta entonces se enteró que la boda no sería en Atenas, sino es la Isla de Stefano, la Isla Troyanos que no estaba tan lejos de la que tenían Máximo y Allyson y donde la seguridad sería total, no permitiendo el acceso a nadie que no estuviera invitado. La noticia de su próxima boda aparecía en infinidad de periódicos y revistas, en los medios impresos y de televisión, así como en Internet, ya entendía por que Allyson y Max no habían informado a nadie cuando habían decidido casarse. La Isla de ellos estaba como a media hora en bote de la de los Troyanos, le había dicho Silvia quien quería mucho a su sobrino Máximo y su familia. Ellos ya estaban allí y Ally en cuanto se había instalado le había llamado por teléfono informándole que se verían en unas cuantas horas en la Isla Troyanos. Viajaron con Silvia y sin Stefano quien tenía cosas que resolver a fin de no dejar nada pendiente antes de la boda.El viaje a la isla fue en helicóptero a
No es precisamente lo más romántico que he escuchado. – Bromeó Allyson. - ¿sabes qué? Ya lo sabía. – le alborotó el pelo. Sin decir nada caminaron hacia el agua se quitaron las sandalias y dejaron que las olas llegaran a sus pies.¿Verdad que fue bueno el que lo hayas admitido por fin?... puede ser.¡Claro que lo fue!¿Ahora me dirás que él me ama y seremos felices por siempre? – Allyson rió al escucharla. No, no lo diré.¿Y eso por qué? – Se extrañó Jackie.Por que no lo creerías. El matrimonio no es miel sobre hojuelas, dímelo a mí – se burló de sí misma. – Pero después de la tormenta viene la calma, eso si puedo asegurártelo. Amo a Máximo con todo mi corazón y él me ama a mí, aún así siempre habrá pequeñas diferencias, uno que otro problemita. Nada es perfecto Jackie. Lo sé, no soy tan ilusa. Pero al menos tú tienes el amor de tu esposo.¿Qué te hace pensar que tú no tienes el de Stefano?¿Será por qué nunca me lo ha dicho?¿Se lo has dicho tú?No estoy loca, gracias.Orgullo…U
Ella se encontró sonriendo mientras caminaba hacia él. Sin dejar de verlo llegó a su lado y Stefano se acercó a ella susurrándole al oído:Estás sencillamente impresionante. – Y sintió el regocijo recorriendo su piel.La ceremonia era civil, porque así lo habían querido ambos y sobre todo ella. Maddie estaba en primera fila en los brazos de su abuela que se secaba las lágrimas lo más discretamente posible. No sintió nervios ni palabras vacías cuando dio el sí y aceptó ser la esposa de Stefano. Él se mostró con su seguridad característica, pero lo sintió cálido y cercano a ella cuando deslizó en su dedo la argolla matrimonial.Por fin mía, pensaba Stefano. Se había quedado sin aliento al verla caminando hacia él. Ninguna mujer había conseguido hacerlo, ella lo había logrado más de una vez, aunque ese día con más fuerza que en cualquier ocasión anterior. Había estado nervioso y tenso como nunca en la vida, y todo por ella. Nunca había imaginado que sintiera temor porque ella no aparecie