Evan se encontraba molesto, por primera vez no era en la oficina donde deseaba estar, algo raro en un workaholic como él.Llevaba con su portátil encendido en la misma página desde hacía más de media hora. Su secretario lo encontró justo en la posición que lo había dejado al marcharse, jugando con el mismo bolígrafo en su mano, sacando y metiendo la punta del mismo una y otra vez.Se encontraba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que el secretario había dado la vuelta por atrás de su silla, para cerciorarse de lo que estaba leyendo.Evan volvió en sí cuando su secretario se colocó en frente de su escritorio de nuevo y fingió toser.—¿Qué ocurre? No ves que me has desconcentrado— respondió Evan fingiendo que se había molestado a causa de la interrupción.—Ni siquiera lo intente, que he visto que no ha avanzado en la propuesta y tampoco ha firmado los papeles que le coloqué hoy en la mañana.Evan no dijo nada, solo tomó los documentos empezando a firmarlos;
— Lo que no entiendo es porque también tengo que ir yo — protestaba Charlie metido en la parte trasera del coche familiar de sus padres mientras atravesaban las rejas de la gran mansión Anderson.En ese instante, a pesar de ser ya un joven que pasaba los 20, se sentía como un crío obligado a estar en una de esas reuniones sociales que son solo para adultos.— Porque tú formas parte de la familia y Evan nos invitó a todos a conocer a sus padres— dijo Judith mientras su esposo aparcaba.Él iba a responder, pero justo ahí en la puerta estaba Lia junto a Evan y un chico de no más de diez u once años que parecía una pequeña copia del novio de su sobrina, aunque con el cabello más claro.— Seguro que cree que así está más seguro y eso que no tiene ni idea que sois policías encubiertos con licencia para matar— dijo el joven en tono de burla, aunque no bromeaba, más o menos eso eran sus padres.— Ni debe saberlo, para todo el mundo somos relojeros.Judith le dio un codazo a su esposo cuando v
Charlie estuvo a punto de decirle a su prima que no hacía falta que le presentara a nadie, pero pensó que sería interesante hacerse el idiota y como que no sabía nada de lo que Dylan le había contado y ver cómo se desenvolvía el susodicho.— Está bien, preséntamelo — le dijo sonriente a su prima, tal vez pudiera sacar información valiosa de él o saber que le había contado Dylan que eran porque solía ser algo condescendiente con su relación.Por otro lado, el señor Anderson y el señor Taylor compartían sus impresiones sobre la pareja y lo poco que les gustaba la indiscreción de los medios.Elian se encontraba molesto, porque el dramático, simplón, pretendiente de su amante ocasional, que en el pasado fue su pareja, le resultaba interesante, es más le caía aún más mal, ya que no podía dejar de pensar que era guapo.¿Por qué diablos era guapo? Más importante.¿Por qué diablos él no podía verlo como lo que era?El dramático simplón, que ponía de muy mal humor a Dylan, cosa que a él le mol
Tras la cena, los tíos de Lia se iban convencidos de que su sobrina estaba en las mejores manos, tal vez al salir con el miembro de una familia poderosa por fin podrían dejar de preocuparse porque algo le sucediera, al fin y al cabo ahora estaba bien protegida al lado de Evan.— Charlie, hora de irnos — Dijo Judith y Charlie cruzó una mirada con Elian y negó.— No, yo creo que saldré a tomar una copa por ahí con Elian.Ambos progenitores del chico le dirigieron una mirada de advertencia al joven que había comido con ellos, aunque al final no dijeron nada, simplemente se despidieron y salieron del gran comedor en el que habían cenado todos juntos.Charlie por su lado estaba muy confundido, las miradas, bromas incluso los toques casuales entre él y Elian cuando sus piernas se rozaron, habían sido constantes, sabía que no debía entablar amistad con ese chico, pero la curiosidad por saber qué era lo que hacía que Dylan se dejara torturar por él de ese modo, podía más que su conciencia. La
—Tus deseos son órdenes— le dijo Elian al tenerlo cerca de él en la pista y sujetarlo fuertemente antes de empezar a moverse, dejándole sentir no solo el movimiento de sus caderas, también lo duro que estaba.“Eres tú lo que me gusta, a mí en este momento.”Pensó Elian sin decirlo, no quería malos entendidos con el joven. Lo que quería era conocerlo.Joder… Charlie pudo notar que su pareja de baile estaba duro, y no solo eso, el maldito lo puso duro a él solo de sentirlo. Levantó la vista y lo miró a los ojos mientras pasaba los brazos tras su cuello y se movía al ritmo de la música, sus ojos verdes se clavaron en los azules conectando de un modo muy especial y el calor lo invadió muy rápido.Charlie se separó al cabo de unos segundos para desabrocharse la camisa y quitársela, no aguantaba el calor, pero al quitársela descubrió todos esos tatuajes, prácticamente tenía casi todo el torso y los brazos tatuados a pesar de su aspecto casi angelical con esos rizos rubios oscuro de querubín
—Charlie…— Elian también gimió su nombre rozando sus labios con los de joven dejándose llevar por ese extraño magnetismo que lo empujaba a hacerlo.Malditos labios de tentación que poseía ese chico, que hacían a sus labios temblar por el simple hecho de querer probarlos y ese cabello que no paraba de invitarlo a hundir los dedos en sus rizos y así atraparlo para poder saborear su boca sin que se alejara de él que hubiera ninguna posibilidad de que pudiera rechazarlo.Joder eso era demasiado, no importaba que el mismo se hubiera prometido que no tocaría a los amantes de su amante. En ese instante lo único que deseaba era eso, enterrarse en su interior y más al sentir esos dedos alrededor de su maldita erección.Charlie lo encontró mojado y no se contuvo en acariciar el glande con el pulgar empapándose de líquido pre seminal para luego sacar la mano de allí y llevarse el dedo a la boca probando su sabor.Elian ya no podía esperar más, se las ingenió para encontrar con su mano derecha el
El joven tatuador agradecía que la música estuviera tan alta y no se escucharan sus gemidos, porque cada movimiento de su amante estimulaba su próstata con maestría, como follaba el condenado y eso que ni siquiera estaban cómodos ni podían realmente disfrutar de la situación como se debería.Charlie no podía creer todo lo que experimentaba, nadie jamás lo había hecho sentirse así, joder no quería que terminara, no quería dejarse llevar por lo que su cuerpo le pedía por qué sabía que todo terminaría entonces, y él necesitaba que ese momento se volviera eterno.— Mierda Eli… me correré — aseguró ofreciéndole el cuello ante el deseo de ser mordido mientras se deshacía en sus brazos en el instante mismo en que sintió esa mano en su polla.Apenas necesitó un par de sacudidas para derramarse en el interior de su bóxer y manchando la mano de su amante, agradeciendo que estuviera bien sujeto cuando las piernas le fallaron y así no pudiera caerse.—Hazlo… córrete conmigo.Elian se corrió en el
Aquella noche Marjorie les pidió que se quedaran en la casa para que así ella pudiera preparar a Lia desde la mañana, así que la chica despertó abrazada a su novio en la cama donde habían intimado por primera vez, apenas habían pasado unas semanas y ya parecía que llevaba meses a su lado, estaba tan acostumbrada de su presencia que si se ponía a pensarlo le daban miedo llegar a perderlo.Se abrazó más a él, dejando besos en su cuello mientras inhalaba su aroma, ese que adoraba tener en su cuerpo pegado a su piel porque le hacía pensar en él todo el día.— Buenos días, cariño— dijo Lia mientras besaba lentamente el torso de su novio y bajaba por su abdomen, delineando cada músculo en el descenso hasta sus partes íntimas.El despertar que más adoraba Evan era en los que se encontraba con sus brazos rodeados al cuerpo de Lia y esa mañana aun mucho más, sobre todo al momento de sentir como ella se deslizaba con sus labios por su cuerpo hacia abajo.Esa mujer, sí que sabía cómo excitarlo,