Su habitación estaba ubicada justo al lado de la de Alessandra, y eso lo frustraba mucho. ¿Acaso en una casa tan grande no tenían habitaciones suficientes para darle una más alejada de ella? Anoche, no había podido conciliar el sueño debido a que no había parado de escuchar a Alessandra reír mientras hablaba con un tal Collins, y la risa se había prolongado hasta bien entrada la medianoche. Se sentía molesta y celosa, preguntándose qué tipo de relación tenía su amiga con ese hombre.¿Quién sería ese imbécil? Seguramente algún guaperas de su clase o tal vez el hijo de alguno de los amigos de sus padres. Pensó mientras se miraba en el espejo del baño. Aunque trataba de fingir que no le importaba, lo cierto era que la idea de Alessandra con otro chico le molestaba más de lo que estaba dispuesto a reconocer. Suspiró y terminó de peinarse, sabiendo que tendría que hacer un esfuerzo para mantener su distancia y no dejar que sus sentimientos interfirieran en su amistad con ella.—¿A quién q
Parecía que el ambiente se volvía tenso y el aire se cortaba en el momento en que Enzo apareció. Ian sintió como la conversación que estaban teniendo se interrumpía bruscamente al encontrarse con el hermano de Alessandra. A pesar de que normalmente se llevaba bien con él, en ese instante no podía evitar sentir cierta incomodidad. Alessandra, por su parte, se quedó en silencio, como si hubiera sido interrumpida justo en el momento más importante.No obstante, una vez más su hermano fue mucho más rápido colocándose en medio de ellos.— Vaya tortolitos. Creí que tardarían más en despertar — mencionó como si nada Enzo en medio de los dos adolescentes, pasando un brazo alrededor de ambos cuellos y así poder caminar los tres —. A Ale le encanta dormir hasta casi el mediodía cuando no tiene clase.Ella se sonrojó intensamente al escuchar la forma en que Enzo los había llamado, como si fueran una pareja. Su corazón latía rápidamente, preguntándose si Ian también h
Alessandra caminó alejándose del joven, con pasos rápidos y firmes. Su rostro denotaba una mezcla de enojo y confusión mientras se alejaba, llevando consigo una profunda frustración. Había evitado tener cualquier tipo de interacción con él, pero ahora se daba cuenta de que sus sentimientos eran obvios y eso la hacía sentir vulnerable. Mientras caminaba, su mente se llenaba de pensamientos contradictorios y emociones encontradas, lo que la llevo a golpear levemente su rostro con sus manos.—¡Alessandra debes de controlarte!— se recriminó a si misma, dando un largo y profundo suspiro. Volviendo a conservar la calma.Evan observó cómo la joven se alejaba y sacudió la cabeza, antes de encontrarse con la mirada de su esposa y amigo.—Bien dejen de ponerme esa cara, consentiré ir a Inglaterra, solo con una condición. Que tu hermana Alessandra nos acompañe a Santorini. Estoy casi seguro que después de ese viaje, tu familia y la mía se podrían llevar una agradable sorpresa. ¿Qué les parece a
— ¡Vaya! — Exclamó Ian mirando todo por la ventanilla de la limusina que los llevaba desde el aeropuerto hasta Art Life, la empresa a la que iban a arreglar los problemas con la Aplicación de Lía.— Es fascinante ¿Verdad? — Respondió Alessandra — Me encanta Londres y ver a mi familia de aquí.— Me alegra saberlo, Alessandra, porque Ian y tú irán a casa de los Mars mientras nosotros trabajamos. Allí se divertirán más, aunque también pueden hacer turismo después de saludar a la familia. — Dijo Lía mientras el chófer paraba el coche.Jareth estaba esperando por Enzo y el matrimonio, así que fue a verlos bajar de la limusina y caminar hasta ellos.— ¡Enzo, qué bueno que pudieron venir! — Exclamó Jareth Mars con efusividad, para después dirigirse al matrimonio — pero sobre todo qué bueno que ustedes aceptaron venir, especialmente la señora Anderson.Justo en ese momento, apareció Claire, la esposa de Jareth, se le notaba nerviosa, y cómo no estarlo si no solucionaban pronto los problemas c
Una semana después de la conversación en el baño, y tras confirmar las sospechas con un test de embarazo casero, Lia y Evan decidieron visitar al ginecólogo para confirmar el posible embarazo. El ambiente en la sala de espera era tenso, con ambos nerviosos por lo que pudieran descubrir. Finalmente, llamaron a Lia y Evan para ingresar al consultorio.— Buenas tardes, soy el Rodríguez ¿En qué puedo ayudarlos hoy? —saludó el ginecólogo al entrar.Lia miró a Evan, quien le dio una suave sonrisa antes de hablar.— Buenas tardes, doctor. Mi esposa, Lia, cree que podría estar embarazada y queríamos confirmarlo.El doctor asintió y le indicó a Lia que se recostara en la camilla mientras se preparaba para realizar una ecografía. Evan tomó la mano de Lia en un gesto de apoyo mientras esperaban ansiosamente.— Bien, vamos a hacer una ecografía para ver si hay un pequeño latido por aquí —dijo el doctor mientras aplicaba el gel en el abdomen de Lia y comenzaba a mover el transductor.Ambos observa
Dos años antesLía había estado siguiendo al pie de la letra las indicaciones del médico desde que diagnosticaron su embarazo como un embarazo de riesgo. Había pasado ya casi un mes desde entonces, y su vida se había convertido en una rutina de reposo constante. Aunque al principio le costó adaptarse, pronto entendió que era lo mejor para asegurarse de que su embarazo no tuviera complicaciones.La habitación se había convertido en su mundo, y las visitas médicas regulares eran su único escape. El médico le había explicado la importancia de evitar el estrés y el esfuerzo físico excesivo, y ella había tomado esas palabras al pie de la letra. Su esposo, Evan, había estado a su lado durante todo este tiempo, apoyándola en cada paso del camino.Sin embargo, ese día en particular, Lía estaba harta de estar en cama. Las películas, los libros y las series ya no eran suficientes para mantenerla entretenida. Mientras Evan trabajaba desde casa en la sala de al lado, Lía decidió tomar una pequeñ
Lía estaba destrozada tras la noticia de su embarazo perdido. No podía dejar de llorar. La incredulidad se mezclaba con su desesperación, haciendo que cada sollozo la rasgara más por dentro. No era capaz de creer lo que estaba sucediendo, y decidida a aferrarse a cualquier esperanza, intentaba negociar con el médico.— Doctor, por favor — balbuceaba entre lágrimas —¿podría estar equivocado? Tal vez si esperamos un poco, el corazón de mi bebé volverá a latir. Por favor, debe haber algo que podamos hacer.— La voz temblorosa de Lía delataba que estaba al borde de un ataque de ansiedad. Evan entró justo para entender lo que sucedía al escuchar a su esposa luego observó a la enfermera que negó confirmando lo que acababa de escuchar.— ¿Esto es real, Evan? — murmuró con desesperación, mientras las lágrimas seguían su curso por sus mejillas. La realidad parecía un sueño del que necesitaba despertar.Por suerte, Evan entró en la habitación, su presencia fue un bálsamo momentáneo para su dolo
Aunque estaban de vuelta en casa, el corazón de Lía aún danzaba en un vaivén de emociones. Se sintió desbordada, incapaz de ordenar sus pensamientos. Pese a la alegría evidente de Evan, ella no podía evitar cuestionarse cómo había sucedido. No había olvidado tomar ningún anticonceptivo; su rigurosa rutina lo impedía. Finalmente, se rindió ante la idea de que, a veces, estas cosas simplemente fallan.Evan, ajeno a la tormenta interna de Lía, se había quedado fuera con Ian, disfrutando del aire fresco del jardín. En el interior, Claire, la anfitriona de la casa en la que se estaban quedando, percibió la turbación en el rostro de Lía y se aproximó con delicadeza.–¿Todo está bien, Lía? –preguntó Claire con una voz suave y preocupada.Lía suspiró, dejando caer las barreras que contenían sus palabras. –Estoy embarazada, Claire –murmuró.La respuesta de Claire fue un abrazo caluroso, un gesto de afecto que trajo lágrimas a los ojos de Lía. –¡Oh, Lía! No estés triste. Un hijo es siempre un