Evan, camino con ella, por la mansión de sus padres a paso lento, dejando que apreciara la arquitectura del lugar y, al mismo tiempo, tratando de controlarse. Empezaba a sentirse ansioso ahora que ambos volverían a estar a solas, deseaba tocarla, tenerla cerca y no solo como un simple deseo sexual, iba mucho más allá.No había explicación aparente para que él sintiera esos nervios. No era la primera vez que caminaba de la mano de una chica, pero si era la primera que la llevaba a casa de sus padres y era una mujer con la que pretendía pasar más de una noche.— ¿No se te ocurrió algo más que meternos en la habitación, que pensaran tus padres de que los visitemos y nos encerramos tan pronto?— preguntó cuando ya nadie los escuchaba, sintiendo que su corazón se aceleraba solo con pensar en estar de nuevo con él a solas y es que empezaba a sentirse nerviosa de nuevo.—Pensarán que estamos muy enamorados ¿Por qué? ¿Acaso no te gusta la idea de estar a solas conmigo?— le preguntó sonriéndole
Lia ni siquiera sabía cómo habían llegado a la cama, estaba perdida entre las caricias y besos de Evan, entre su mirada completamente invasiva, pero de un modo en que ella no podía hacer nada más que desear ser invadida.Las manos de él se deslizaban bajo su ropa, y sus caricias parecían colarse mucho más allá de su piel. Él la acariciaba y ella sentía, decir que no estaba abrumada y consumida por sus miedos sería mentira, pero ese hombre sabía sacarla de eso, sabía hacer que Lia no pudiera pensar en nada más que el deseo de sentirlo avanzar.— Deja que yo me enfrente a todos tus miedos— susurró Evan con una voz tan dulce que provocaba que ella no pudiera negarle nada.— Deja que yo luche con tus demonios y te demuestre que las llamas del infierno no queman tanto junto al demonio adecuado.Él le besaba el cuello con tanta suavidad y habilidad que le arrancó un gemido de placer, provocando que no parara que siguiera avanzando en busca del siguiente, porque jamás imaginó lo mucho que des
— No cariño, ahora deseas de todo menos que pare— Dijo Evan antes de besarla.Ese beso provocó que la chica desconectara por completo de sus pensamientos y solo fueran sus sentimientos y sus sensaciones los que la gobernaran, abandonándose a esa boca que reclamaba demandante la suya, a esa lengua que parecía no querer dejar rincón sin saborear, pasando la punta por sus encías para luego rozarse con su propia lengua mientras Lía se abandonaba al placer que esos dedos le daban.Se abrazó a él y llevó una de sus manos entrelazadas entre el cabello de él para mantenerlo así pegado a su boca, regalándole cada gemido que le arrancaba mientras sentía el placer explotar entre sus piernas, haciendo que todo su cuerpo se tensara y luego se relajara.— Perfecta, eres perfecta, Lia.Murmuró Evan contra su boca dándole varios besos suaves, dejando que por un momento se relajara, aunque no pensaba quedarse ahí, él quería más, quería hacerla sentir, limpiar con sus caricias cualquier mal recuerdo qu
Después de dos orgasmos, Lia se sentía confundida, tenía ganas de experimentar más, y a la vez de que la tierra se abriera y la tragara, con cama y todo, pero que dejara a Evan fuera, porque ese hombre la confundía y la hacía actuar como jamás había actuado.Cómo ella no tenía con qué comparar, le había parecido una experiencia perfecta, realmente se dejó llevar porque así lo quería, porque se sentía libre para decidir, sin experimentar esa tensión o sensación de estar obligada a ello tan familiar con su exnovio, pero a pesar de haberse desinhibido mucho para ser ella, sabía que no era suficiente para Evan, que él necesitaba más y eso alimentaba su inseguridad.Lia se ofreció a satisfacerlo, a saciarlo de algún modo, pero él se negó a ello, decía que lo haría, pero no todavía, que no era el momento y simplemente la atrajo contra su cuerpo para acurrucarla y terminar dormidos.Aquella mañana ella despertó con un hueco vacío a su lado, por un momento creyó que lo había soñado todo, miró
Lia permanecía tan avergonzada por todo lo que había sucedido en la mañana que evitaba cualquier contacto con Evan que pudiera devolverle el calor a su cuerpo, que pudiera despertar nuevamente esa sensación de necesitar sentirlo de nuevo, ese deseo que se extendía por toda su piel y culminaba especialmente entre sus piernas.¿Qué le estaba pasando? Era observarlo y sentirse arder, recordar lo sucedido la noche anterior o al despertar esa mañana y temer la humedad que empezaba a sentir en su feminidad.Agradecía que cuando salió de la ducha él ya no estuviera allí y la dejara vestirse tranquila sin su intimidante mirada encima, sin esa forma de llenar todo el espacio con su presencia y hacerla sentir tan nerviosa.Se puso uno de los vestidos que habían comprado, algo casual, de un tono verde muy parecido al de sus ojos y, tras maquillarse un poco, salió de la habitación dispuesta a buscarlo, aunque ya no hizo falta, él apareció a su espalda con esa inconfundible voz que le encendía tod
— Entonces os esperamos en el jardín de las rosas — Dijo Marjorie y llevándose al fotógrafo de ahí, sabía cuando su hijastro estaba molesto y en ese momento lo estaba y mucho.Lia los observó marcharse y luego fijó su mirada en la de Evan yo si preguntarle o no, la verdad es que le gustó su reacción, cualquier persona diría que aquello era algo tóxico, pero a ella no le importaba.—¿Estás celoso Evan?— preguntó bebiendo un poco de su té sin dejar de observarlo— me desconcierta tanto, no sé qué esperas realmente de mí.—¿Te molestaría si lo estuviera?— Evan soltó un suspiro derrotado al darse cuenta de que no le estaba respondiendo su pregunto a Lia — Si lo estoy, es normal que me sienta celoso al ver como otro hombre tiene interés en mi novia.Tomó su taza de café y bebió un poco de ella.— No, no me molesta, en realidad creo que me gusta — aseguró ella desviando la vista a otro lado ¿Debía permitirse creerlo, ser feliz?—Creí que había quedado claro lo que deseo de ti, eres mi novia
Marjorie estaba muy sorprendida por lo que acababa de escuchar de su hijastro, siempre había sido un hombre mujeriego. Que no le daba importancia a ninguna mujer y a pesar de que ella tenía claro que algún día llegaría la afortunada, jamás creyó que sería alguien como Lia.Y no porque Marjorie no la considerara adecuada, por lo que sabía era una mujer muy inteligente, le parecía hermosa y además se veía muy tierna y buena persona, todo lo contrario a lo que siempre imagino para Evan. Siempre creyó elegiría a la hija de una familia rica, sin muchas luces para poderla dominar y un físico despampanante. Pero no, ahí estaba enamorado de una chica normal y observando con celos la sesión con el fotógrafo.Aquello la hizo sonreír. Si él supiera que no tenía que temer nada de Demian.— Lia quiero que tomes esa rosa amarilla, con delicadeza. Sin arrancarla del rosal y te inclinas levemente para olerla — dijo el fotógrafo, quién ya había echado varias fotos a la joven.Lia asintió y se inclinó,
Lia no recordaba haber vivido un fin de semana mejor que aquel. Fue tan perfecto que pasó demasiado rápido. La familia de Evan la había acogido y tratado con mucho cariño, haciendo que se sintiera muy cómoda en su casa.Pero lo mejor del fin de semana fue, sin duda, lo mismo que le aterraba ese lunes cuando por fin pudo alejarse de Evan y su influencia y es que ella se estaba enamorando muy rápido de ese hombre. ¿Qué pasaría si se le pasaba el capricho?No quería ni pensarlo, por suerte tenía tanto trabajo que no podía pensar en nada más, al menos durante las horas que permaneciera en la empresa y también por suerte él tenía una importante reunión y no estaría ese día en la empresa .Tenía que pasar toda la mañana enseñando a los miembros de su nuevo equipo. Cómo instalar su aplicación en todos los servidores y hacerla funcionar, estaba emocionada a la par que nerviosa.— Señorita Taylor la esperan en su despacho — Le dijo su nueva secretaria y es que desde que había sido ascendida y