— Podría, aunque yo prefiero no presumir, no quiero que nadie intente llevarte de mi lado y me conozco, sé que no solo presumiré que me has traído a la torre Eiffel, sino que eres el hombre más maravilloso que he conocido — mencionó ella ya sin lágrimas en lo ojos y agradeciendo que su amigo Jean-Paul le hubiera recomendado usar maquillaje a prueba de agua para su luna de miel. Marjorie llevo su mano hasta donde se encontraba la mano de su esposo, sentado enfrente de ella en la mesa, entrelazando sus dedos.—Yo también me esforzaré por ser la mejor esposa del mundo para ti —Marjorie por un momento dudo en terminar su frase antes de continuar —. George, eres el primer hombre al que amo, y al que temo perder.Ella ya no pudo decir nada, al llegar la única compañía que ambos tendrían esa noche durante la cena.Él dio la vuelta para sentarse frente a su esposa, nunca había tocado el tema por el que quería preguntarle, por pensar que podría hacerle daño o hacerla pensar en su hija pero en
— Además de que como está oscuro afuera, puedo ver el reflejo de tu rostro, puedo ver el placer reflejado en tu expresión.George se desabrochó el pantalón para liberar al fin su miembro mientras levantaba la falda de su esposa con la otra mano y echando a un lado sus braguitas.Maldita sea ya notaba la punta de su polla húmeda, ansiosa por enterrarse en el interior de su esposa mientras la guiaba hasta su intimidad.Ella no tenía palabras para describir lo que en ese momento estaba sintiendo, el lugar donde se encontraba, era como si se encontrara a metros de la tierra como si estuviera flotando en el cielo, de la misma manera que sentía que su corazón latía a mil por horas. Las sensaciones que tenía cada vez que su esposo la tocaba o cada vez que un parte de su cuerpo tocaba la fría superficie del cristal donde se encontraba, hacia que ella jadeara el nombre de él.—George… esto es…— no tuvo ni tiempo para terminar de hablar al sentir como la envergadura del miembro de su esposo se
Tres días habían pasado y la sonrisa en el rostro de la nueva señora Anderson se mantenía inquebrantable. Cada día, George lograba sorprenderla de formas inesperadas. Esta vez, la llevó al majestuoso Museo del Louvre, un lugar que ella nunca habría imaginado disfrutar tanto, tal vez no era el museo si no la compañía y todo lo que su recién estrenado esposo la hacía experimentar.Por lo tanto, no esperaba que nada pudiera romper la burbuja de felicidad que George había creado a su alrededor.Sin embargo, en ese instante, un escalofrío recorrió su cuerpo y un miedo indescriptible se apoderó de ella, haciéndola palidecer como si hubiera visto un fantasma.Rowan se encontraba en ese momento sonriendo, su expresión denotaba confianza y determinación. En sus manos sostenía su teléfono móvil, recién enviado el mensaje con tan solo una frase.«He venido por mi nieto.»La simpleza de esas palabras ocultaba una amenaza latente, dejando en el aire un aura de incertidumbre y tensión. Sus ojos ref
El amor que George sentía por Marjorie era profundo y genuino, y no podía imaginar su vida sin ella. Sin embargo, la extrañeza en su comportamiento lo llevaba a cuestionar si algo había cambiado entre ellos sin que él se diera cuenta.Mientras caminaba por los pasillos del hotel, su paso se volvió más lento y sus pensamientos se volvieron más oscuros. El temor de perder a Marjorie se apoderaba de él, haciéndole temblar por dentro. ¿Habría cometido algún error? ¿Habría dejado de hacer algo que ella necesitaba?El sonido de su propio corazón latiendo resonaba en sus oídos mientras se acercaba a la recepción del restaurante. Una sensación de vacío se apoderaba de su pecho, como si estuviera al borde de un abismo emocional.George sabía que no podía ignorar esas preocupaciones. Necesitaba encontrar respuestas, hablar con Marjorie y descubrir qué estaba pasando en su relación. Pero también estaba consciente de que debía darle el espacio y el tiempo necesario para que ella pudiera abrirse y
El corazón de George parecía haber estado suspendido en el aire, esperando ansiosamente la respuesta de su esposa. Cuando por fin escuchó sus palabras, sintió cómo el peso en su estómago se desvanecía, liberándolo de cualquier temor o duda. Un suspiro de alivio escapó de sus labios, llevándose consigo todas las preocupaciones que habían amenazado con separarlos.— Te amo con todo mi ser, y nunca permitiría que algo te lastime. Nuestro amor es demasiado fuerte, demasiado valioso para que algo lo dañe —susurró George, sus ojos llenos de ternura mientras sostenía el rostro de Marjorie entre sus manos—. Eres la persona más importante en mi vida, y haré todo lo posible por hacerte feliz y protegerte de cualquier dolor.Marjorie se dejó envolver por las palabras reconfortantes de George, sintiendo cómo cada fibra de su ser se llenaba de amor y gratitud. Se perdió en la mirada profunda y sincera de su esposo, sabiendo que su amor era genuino y eterno.— Mi amor, tú eres mi fortaleza, mi apoy
George sabía que Marjorie tenía sus propias batallas internas, cicatrices de un pasado doloroso que todavía la afectaban. A pesar de ello, confiaba en que ella encontraría el momento adecuado para abrirse completamente y compartir sus miedos y preocupaciones. George estaba decidido a ser su roca, su refugio incondicional donde pudiera encontrar paz y seguridad.Marjorie se repetía a sí misma que no era justo dudar de la confianza que George le brindaba. Cada día, él le demostraba su amor y le recordaba que no era la misma persona que le había causado dolor en el pasado. Aun así, las sombras del pasado aún acechaban en su mente, dificultando su capacidad de ser completamente sincera con él. Pero, en lo más profundo de su ser, Marjorie anhelaba dejar atrás sus temores y confiar plenamente en el amor que compartían.Mientras se dirigían al restaurante, Marjorie decidió que sería valiente y le abriría su corazón a George. No podía permitir que el pasado oscureciera el presente que estaban
Esas "obligaciones" podrían haber sido disfrutadas por ella si su esposo no estuviera borracho todas las noches, usando eso como excusa para abusar de ella. Los momentos de intimidad que deberían haber sido un acto de amor y conexión se habían convertido en una tortura constante para Marjorie.—!Pídeme que te lo meta!— bufo Rowan al oído de su esposa, abriendo sus piernas de golpe y colocándose sobre ella.La joven pelirroja sentía un deseo abrumador de gritar, de empujarlo y decirle que no, que no quería estar con él. Sin embargo, sus palabras quedaban atrapadas en su garganta, formando un nudo apretado que la dejaba sin voz. Esto solo enfurecía más a su esposo, quien respondía con una brutal cachetada.A medida que su esposo la empujaba con fuerza, sentía un profundo asco al sentirlo dentro de ella, un sentimiento que se intensificaba a medida que avanzaba. Los gruñidos de placer provenientes de su esposo llenaban el aire, mientras ella permanecía con los ojos cerrados, deseando que
George estaba algo molesto por tener que atender esas llamadas de trabajo mientras disfrutaba de su viaje de novios. Aunque deseaba estar completamente dedicado a su esposa y a ese momento especial, entendía que las emergencias laborales no podían ser ignoradas.Después de resolver rápidamente el asunto, George regresó a la acogedora cafetería donde había dejado a su esposa desayunando. El aroma tentador del café llenaba el aire, y esperaba que su taza todavía estuviera tibia, deseando sumergirse en esos momentos de intimidad y calma junto a ella.Con paso apresurado pero lleno de ilusión, entró al establecimiento. Sus ojos buscaron ansiosamente a su amada, y su corazón se inundó de alegría al encontrarla allí, irradiando belleza y anticipación. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba a la mesa, dejando atrás las preocupaciones laborales y sumergiéndose por completo en la conexión especial que compartían.Marjorie todavía temblaba ligeramente, su cuerpo reflejando la i