Deseo ser tuya una y otra vez, que mis sentidos se colapsen por tus besos, que todo en mi ser se rinda ante la delicia que es que me hagas el amor. Atenea No entiendo por qué este deseo de hacer cualquier cosa para seducirlo, nunca he sido así, pero desde que me hizo el amor no dejo de pensar en nuestros cuerpos fundiéndose, volviéndose uno mientras juntos alcanzamos la gloria infinita del éxtasis carnal. Me remuevo en el asiento del auto y froto los muslos entre sí buscando calmar el hormigueo en mi intimidad. —¿Estás incómoda? —pregunta al ver que me muevo como un gusano de un lado a otro. Niego e intento quedarme quieta para ya no llamar su atención. —Hoy te ves algo diferente, ¿te hiciste algo en el cabello? —cuestiona nuevamente curioso. Lo único diferente en mí es que ya no soy virgen. —Tal vez es la ropa, decidí usar algo más acorde al puesto que ahora tengo dentro de la empresa de mi padre —miento y desvío mi atención hacia la ventanilla. Nos quedamos en silencio nuevam
La confusión es el juego con que el amor se divierte, te enreda en su red de emociones para luego enterrar la afilada hoja de una daga en lo más profundo de tu corazón y reírse en tu cara mientras te desangras ante sus ojos.Atenea El corazón me sigue latiendo muy fuerte, debo encontrar la manera de controlar mis emociones, pero es tan difícil hacerlo cuando todo lo que pienso es volver a estar con él. Me termino de cambiar la ropa de oficina por algo más cómodo y voy a la sala en donde deje a Dominic, me pregunto de qué querrá que hablemos.¿Y si recordó lo que paso anoche entre los dos?, no, no, no por favor, no. Es mucho más sencillo para mí que él no lo recuerde, aunque en realidad es una tortura, conocer lo que significa hacer el amor y tener que ignorar el hecho de que mi cuerpo ansia sentir de nuevo cada caricia. Por Dios Atenea, él no estaba consiente, no es como que haya querido que eso pasara, únicamente fue un efecto de lo que sea que le hayan dado.Pensar en eso solo me h
Somos víctima de la hipocresía de nuestros cuerpos, el juguete con el que se divierte la ilógica vida que vivimos, la burla de lo que creemos sentir al hablar de amor.DominicMi orgullo y mi hombría se desmoronan a cada paso que ella da para alejarse de mí, siento vergüenza de mí mismo, jamás había tocado a una mujer de esa manera. Perdí los estribos con ella y eso no es una excusa aceptable, por mucho que me desquicie, esa no es la manera correcta, pero es que me niego a la idea de tener que aceptar que ella salga con otros tipos, así sea solo a tomar café y menos cuando se comporta tan natural y sonriente con ellos.Me lleno de ira, de solo pensar que ella pueda... ella es mía, mi esposa y está obligada a serme fiel, quiera o no. Voy tras ella hasta la habitación, pero al intentar abrir me doy cuenta de que está cerrada con llave, golpeo con fuerza la puerta para que me abra, pero no obtengo ninguna respuesta de su parte, sigo golpeando cada vez más fuerte hasta que al final quedo
El infierno se vuelve insoportable cuando tus ojos no me miran, por primera vez en esta miserable vida siento que la condena me pesa.DominicHan pasado dos semanas desde que Atenea y yo discutimos, hoy volvemos a la casa en el Sound y sigue sin dirigirme la palabra, sigue cumpliendo con su palabra de aparentar en público, pero el hecho de que al llegar a casa me ignore completamente me saca de mis casillas, es como si dejara de existir al cruzar la puerta, ni siquiera se molesta en disimular delante de los empleados que soy un cero a la izquierda para ella.Por el equipo de seguridad sé que está harta de que la sigan a todas partes, siento algo de culpa por haber ordenado que la custodio mujer la acompañe hasta en el baño, prácticamente la he dejado sin privacidad, me siento más tranquilo al saber que ningún otro la pretende, pero ¿a qué costo?, sus sonrisas son falsas y a pesar de ir tomada de la mano conmigo la distancia que nos separa es inmensa.Al menos estoy teniendo más entrad
Soy el idiota que pretende entrar en tu paraíso, haces bien en darme la espalda y negarte a escuchar mis palabras.Dominic Le coloco el algodón con un poco de alcohol debajo de la nariz, lo que le ayuda a reaccionar, se queja con incomodidad haciendo que me sienta todavía más culpable de lo que ya me siento. Abre sus ojos y su mirada azul se posa en mi cara por un segundo con calidez antes de convertirse en una mirada dura y acusadora.—¿Te sientes bien? —pregunto a pesar de que con sus gestos me da una clara orden. Que me largue.—Gracias por preocuparte, pero ya estoy mejor.Intenta levantarse, pero parece estar algo mareada todavía.—No te levantes, te desmayaste, será mejor que te quedes en cama hasta que te sientas mejor —sugiero con suavidad.Es increíble como ella me hace pasar de un estado emocional a otro en milésimas de segundos.—No es nada, no comí bien, eso es todo —alega obstinada y se sienta en el borde de la cama, por lo que me muevo para quedarme de pie frente a ella
Por ti bajaría a las fauces de lo desconocido y pondría de rodillas hasta al mismo Dios, si con eso, logro volver a poseer esa mirada tuya que me hipnotiza.Dominic—De verdad no es necesario, con que no vuelvan a hacerlo es suficiente —interviene Atenea.Su nobleza me hace sentir orgulloso de ella, pero debe entender que en algunas ocasiones es necesario ser un poco cruel, es por esto que me llaman bestia en realidad, por mi inflexibilidad a la hora de demostrar quién es el que manda.—Sigo esperando que se disculpen con mi esposa —observo ignorando la caridad de Atenea.La mujer es la primera en dar un paso al frente, bien, estoy seguro de que ella es quien hizo el primer comentario hiriente, nunca he comprendido esa manía que tienen algunas mujeres de denigrar a otra sin conocer los hechos.—Señora…—De rodillas —interrumpo.—¡Por el amor a Dios, Dominic! —silencio a Atenea con un ademán de mano.Sé que es una humillación, pero si yo puedo hacerlo no veo porque ella o ellos no pued
Siempre estoy pensando en ti, aunque no quiera hacerlo, lograste convertirte en el epicentro de mis emociones y mis deseos.AteneaNo puedo continuar vomitando de esta manera, ni siquiera he comido nada y parece como si ni siquiera pudiera tolerar el aire que respiro, esto es culpa de Dominic, si no se hubiese comportado como un animal, fue tan cruel con esas personas. No debí haberle dicho lo que les escuche decir, en parte es mi culpa por creer que reaccionaria de otra manera, es un hecho que no lo conozco realmente y con lo que ha sucedido entre los dos en estos días conocerlo es lo último que deseo.Vuelvo a la habitación y me dejo caer sobre la cama, aspiro con fuerza llenando mis pulmones de aire como si con eso pudiese aliviar el malestar que tengo. Me incorporo al escuchar que golpean la puerta y la voz de la señora López retumbar al otro lado.—Le he traído fruta —Se supone que es Alicia quien se ocupa de mis cosas.Me pongo de pie y voy hasta la puerta para abrirle.—Yo no h
La determinación de romper cualquier vínculo flaquea a cada instante, eres mi debilidad y mi locura, eres la tormenta que arrasa con vida.AteneaEl día llega sin que yo haya podido pegar el ojo ni por un solo segundo durante toda la noche, por lo que ya me encuentro lista para salir, a pesar de no haber dormido, me siento mucho mejor que ayer, al menos tengo apetito y ya eso es mucho decir, quizás me preocupe por nada. Con una sonrisa que me parte los labios salgo de la habitación y bajo las escaleras, al llegar a la planta principal me encuentro con Dominic saliendo de su despacho apestando a licor y con una apariencia desagradable.—Buenos días —digo neutral, aunque sin desdibujar la sonrisa de mis labios.—Buenos días —gruñe y agradezco que haya evitado el momento incómodo de pedirme que volvamos a ser como antes.Continúo mi camino hasta la cocina donde le pido a Alicia que me prepare un sándwich de atún y huevo cocido. Enarca una ceja, pero se ahorra el comentario, no sé qué le