ELENAEl dolor estaba comenzado a pasar, Antonio me trajo deprisa en una diligencia a la casa de su padre, la cual era la más cercana, me llevó en brazos hacia su antiguo dormitorio y me dejó en la cama con delicadeza.—Elena. ¿Sigues sintiendo mucho dolor? —preguntó preocupado.—No tanto, ya estoy bien.— ¿¡Qué diablos pensabas al enfrentarte a esos hombres en tu estado!? ¿¡Acaso no pensaste en el daño que nuestro hijo pudo sufrir!?—Antonio estaban secuestrando a Esmee, no podía quedarme plantada en el suelo como todos los demás que nos miraban, no soy esa clases de mujer. —él negó y parecía frustrado, nervioso y enojado.—No sabes lo que sentí cuando te vi ahí tirada, todo mi ser se puso en alerta. No pensé en nada más que correr a tu lado. —se sentó a mi lado y tomó mi mano entre las suyas y la besó. —Elena eres mi amor, mi amante, mi esposa. Protegerte y amarte es la única razón por la que vivo.—Nunca dijiste que me perdonabas. —Él me miró —Nunca has dicho que me perdonabas por
JESÚS.Regresé a la mansión, frustrado, colérico y preocupado. No deseaba ver a nadie, quería estar solo, Nicolle no estaba aquí. Se sentía vacío y desolado, jamás me puse a pensar en lo grande que se hizo esta maldita casa sin la presencia de mi dulce Mon Amour.Me encerré en mi estudio, me vuelvo loco mirando las paredes de nuestro dormitorio. El alcohol me nublaba el sentido, maldito. Necesitaba encontrar a Nicolle, tiré la botella contra la puerta del despacho, para mi sorpresa ésta se abrió y vi a mi hermana Elena.— ¿Qué haces aquí? Deberías estar en cama descansando. — Ella miró alrededor e hizo una mueca. —Me preocupé, Andrés me dijo que no les fue muy bien con aquella escoria.—Me sorprende que tu esposo te dejara venir aquí.—Antonio está en la sala esperándome, vendría sola pero él aún está muy preocupado por mi estado y el de mi hija.—Pareces muy segura de que será una niña.—Será una niña linda, se llamará Ximena.—El nombre de nuestra madre —dije con la voz ahogada —A
ELENAMiraba a mi hermano y él parecía decidido, estaba contenta de ver cuánto había cambiado por Nicolle, pero ahora no se necesitábamos al Jesús tierno y compasivo, necesito que vuelvo el desgraciado Castelo que destruía a quien se interponía en su camino, por lo menos tan solo por unos minutos. Antonio me sacó de la mansión, él no dejaba de estar preocupado y aunque no lo mostraba, me gusta ser tan preciada para él. Regresamos a nuestra casa y entre al dormitorio de mi futuro hijo, yo ansiaba una niña pero cabía la posibilidad de que fuera un varón, me senté en una cómoda silla, frente al amplio ventanal de la habitación.Esta casa tenía una hermosa vista y un amplio paisaje, era casi como un idílico sueño adolecente estar viviendo esto. Todo lo que estábamos viviendo, era demasiado perfecto. —Es una vista preciosa. —sonreí al escucharle.—Es admirable tu sigilo Ferrer. —respondí sin mirarle, no quería apartar mi vista del paisaje. —Elena ya soy tu esposo, quiero escuchar mi nom
NICOLLEMe sentía cansada débil, temía por mis hijos. Éstas no eran las mejores condiciones para que ellos se desarrollaran pero no tenía alternativa. Escuché los pasos apresurados y la fuerza y estruendo de la puerta me hizo sobresaltar. Pierre lucia bastante agitado y no me pasó desapercibido la soga que sostenía en sus manos.—Terminaré con todo hoy Nicolle.— ¿Qué haces? ¡No! —el me agarró con fuerza y comenzó amarrar mis manos con la gruesa soga. —Cállate, me harté de todo de ti con tu enorme barriga de ballena, de tu marido el imbécil que creyó que podía tenderme una trampa, y de todo el maldito mundo que no me da lo que deseo...— ¿Qué piensas hacer conmigo? ¿Me dejarás libre?—soltó una gran carcajada.— ¿Libre? Oh, mi dulce, dulce e inocente Nicolle, libre era algo que jamás pensé hacer contigo.— ¿De qué hablas Pierre? —pregunté con miedo en mi voz.—Vas a quedarte aquí mi tierna Nicolle —acarició mi mejilla y sentí como el sudor frío bajaba por mi espalda baja —Te quedará
JESÚS— ¿Qué es lo que piensas Mon Amour? —pregunté al tenerla tan callada y pensativa.—Tengo miedo de Pierre, si fue capaz de llegar a estos extremos no quiero imaginar…—Basta Mon Amour, ese borracho y jugador no volverá a molestarnos te lo juro —dije para intentar tranquilizarla, pero yo era el más preocupado por la situación del francés, si el desgraciado seguía vivo se había escondido muy bien, tenía a media España tras su pista y mis hombres en Francia aun no me habían dado detalles de verlo por allá. Esperaba que el escorpión hubiera sido lo suficientemente venenoso para matarle de un aguijón, Nicolle no debía preocuparse por eso, mi mujer necesitaba estar calmada, había estado bastante intranquila, mi mujer tenía pesadillas y aunque trataba de ser fuerte podía presentir su miedo. “Maldito Lemoine, espero que estés muerto, y si no lo estas desearas estarlo”.Había adelantado y completado algunos negocios para estar completamente a merced de Nicolle, su embarazo avanzaba s
ELENA.Por mi embarazo la pasaba la mayor parte del día en la gran residencia, en compañía de los sirvientes, en estos meses no había tenido muchas ideas respecto a mis nuevos diseños de joyería, todos mis esfuerzos se habían ido a diseñar un juego de collares, cuyo diseño ero lo suficientemente personal para que no dejara que nadie ni siquiera Antonio lo viera hasta que no estuviera listo. Pero siempre era bueno recibir la visita de mi mejor amigo. —Aquí llevas a mi querido sobrino —dijo un feliz Andrés, sonreí al ver como él se arrodillaba para besar mi barriga — ¿Cómo estás ahí querido sobrino?, ¿Tu madre es cómoda?— ¡Andrés! —reclamé divertida.— ¿Qué? No estoy diciendo nada malo, mi querida Elena. —rodé los ojos al ver su expresión llena de inocencia fingida. —Desde que estas con la Belmonte eres más juguetón. Empezaré a tener celos de que me robe a mi mejor amigo.—Eres una manipuladora de primera Elena, sabes que nunca dejaré de ser tu amigo. —dijo burlón. Ambos nos sentam
Me levanté del lecho y me cubrí con la camisa de Antonio. Me senté frente a mi tocador, mi boca estaba roja y mi cabello hecho un nido. Peiné mi cabello y lo perfumé echando unas cuantas gotas de mi perfume, miraba a Antonio por el reflejo del espejo y tenía una ligera expresión distante y pensativa. Volteé a mirarle, algo le molestaba y quería saber que era. — ¿Qué sucede Antoni? Es por la visita de Andrés ¿cierto? —Creo ya sabía cuál era el motivo de su expresión —No me vengas de nuevo con ideas erradas sobre mi amistad con Andrés.—No es nada de eso Elena —levanté una ceja, no le creía, ¿Por qué mas estaría de ese modo?— ¿Y entonces por qué…?—Siento celos de la complicidad que comparten, quiero que tengas conmigo la misma confianza que tienes con Andrés, quiero me digas cuando te sientas afligida, que la primera persona a la que debas decirle que algo te afecta sea a mí. —sonreí.—Que tierno saliste Antonio Ferrer. Te has vuelto bastante codicioso, quieres todo de mí, pero no t
— ¡Duele mucho! —logré acomodarme pero las punzadas comenzaron a llegar. —Respira mi amor. Por favor respira, mandare a buscar a un doctor —de celoso y colérico, mi Antonio pasó a estar alterado y preocupado. —perdóname. Perdón por exponerlos de esta manera por una estúpida discusión.Besó mi frente y salió del dormitorio, escuchaba desde aquí los gritos de mi esposo a los sirvientes. Rápidamente dos sirvientas vinieron al dormitorio a atenderme. —Respire mi señora, el señor fue por ayuda. —dijo una de las muchachas, ayudándome acomodar sobre la cama. — ¡Aaaaahhhh! —grité al sentir la primera contracción. Abrí mis piernas y las doncellas me quitaron el incómodo vestido dejándome en camisón, Antonio tardó un poco en volver pero trajo consigo a un doctor, el cual tomó el control de la situación, pidiendo toalla limpias, agua y alcohol. El dormitorio comenzó hacer un infierno por el calor que sentía.Aun no estaba lista para pujar, pero las contracciones era cada vez más corridas y e