Capítulo 448
Sin saber por qué, a Luna le intrigó saber su respuesta.

Andrés todavía seguía secando cuidadosamente su cabello en silencio. En la habitación reinaba un incómodo silencio. Luna tenía un cabello largo, denso y ligeramente ondulado que llegaba hasta la cintura. Era bastante difícil de secar y peinar. Cada vez que lo secaba, le llevaba más de una hora y, en la mayoría de las ocasiones, Luna lo dejaba a medio secar y se acostaba en la cama con una toalla en la cabeza.

Justo cuando Andrés dejó de secar el cabello, el reloj marcó las doce en punto. A Luna le quedaba toda la larga noche por delante y no sabía cómo pasarla.

Andrés miró hacia la habitación desordenada y sucia, la levantó en brazos y salió de la habitación. De todas maneras, no tenía la fuerza para resistir lo que él quisiera hacer, por lo que Luna dejó de luchar.

Mientras bajaban las escaleras, se encontraron con Emma subiendo y la sorprendieron muchísimo. Emma se apresuró rápidamente a apartar la mirada, diciendo:

—Señor, vin
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