Capítulo 426
Al verla en este lamentable estado, Andrés nunca había sentido tanta irritación en su ánimo.

—Luna... te lo dije, esto es solo el comienzo. Si no fuera por tu supuesta compasión y las ganas de meter tus narices donde no te llaman, tal vez nada de esto habría sucedido. Si no puedes cambiarlo, ¿por qué no aceptarlo? —Él jugueteaba con su largo cabello.

—¡No es aceptable en absoluto! ¡No me toques! —Luna gritó histéricamente.

En ese momento, Leonardo golpeó con fuerza la puerta.

—Oigan, pelear no ayuda a la relación. Andrés, sal, necesito hablar contigo.

Andrés miró a Luna detenidamente, luego se levantó y salió. En la puerta de la habitación, Leonardo hojeó las antiguas notas de consulta de Luna.

—¿Sabías que Luna anteriormente tenía una grave depresión? Andrés: —¿Y qué hay de eso?

Leonardo levantó las cejas.

—Significa que los pacientes con depresión necesitan medicación para estabilizar su estado de ánimo, de lo contrario...

Antes de que pudiera terminar la frase, una enfermera pasó co
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