Capítulo 388
—Muy bien entonces. Me intriga saber, ¿cómo no me dejarás salirme con la mía? ¿Vas a morderme o no vas a soltármelo?

Ada se ruborizó y mordió su labio, exclamando:

—¡Leonardo Montenegro!

—¿Cómo? ¿Quieres hacerlo más mi cuñada? —respondió Leonardo, desafiante.

Ada siempre había sido una persona obediente en la familia Montenegro. Nunca contradecía a los regaños de la vieja pareja Montenegro. Sin embargo, esta vez no pudo contener su ira. Tomó su bolso y lo lanzó directamente hacia él, luego pisó fuertemente su espalda con sus zapatos de tacón alto.

Leonardo inhaló profundamente por el dolor, frunciendo el ceño. Ada, con su rostro delicado y sonrojado, tomó su bolso y salió corriendo sin mirar atrás, temiendo que la persona detrás de ella la alcanzara nuevamente.

Sentada en el coche, se miró en el espejo y vio las marcas en su cuello. Frunció el ceño y sacó su base de maquillaje para cubrir esas vergonzosas marcas.

Después de aquella noche, Ada ya no tenía ningún lugar que no haya sido v
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