—¿Hay algo más? Estoy en el momento comiendo, si no hay nada más para decir, entonces colgaré.—¿Comiendo con el señor Sánchez?La mirada de Luna se dirigió hacia Gabriel y coincidió con la suya.—Sí.—Luna, ¡ yo y Andrés somos novios!—¡Bien! Felicidades. —La voz de Luna sonaba indiferente.—¿Nos bendecirías?—Sí.—Gracias, Luna.¿Finalmente, Andrés logró estar con Isabel?Luna sintió una extraña sensación de amargura en su corazón.Resulta que Andrés realmente puede dejarlo todo por una persona.Y la única persona por la que puede dejar todo es Isabel.Andrés podría haber estado con Frida, unirse a la familia Ríos y, con el tiempo, tomar el control de la familia Ríos. Con su habilidad, podría haber tenido éxito en Astraluna, construyendo su propio imperio comercial y compitiendo con la familia Sánchez.Ahora... ¿él finalmente eligió a Isabel, lo que significa que puede renunciar a todo?Eso es algo que Luna debería haber sabido desde hace tiempo.La noticia de que estaban juntos ya l
Comenzó el nuevo semestre.El estudio se volvió cada vez más intenso.Pero ese primer día de clases había una prueba, después de la cual todos podían tomar descanso. Eran las tres de la tarde, y todos regresaron después de la prueba.La preparatoria privada Aurora, en su mayoría, estaba compuesta por locales, y muy pocos vivían en el internado.Incluso los estudiantes de otras ciudades elegían alquilar fuera de la preparatoria.Luna estaba empacando su mochila y preparándose para irse cuando Rodrigo la llamó a su oficina.En la oficina:—Profesor Pérez, ¿me necesitabas?—Espera un momento —Rodrigo buscaba algo en el cajón, y después de un rato, sacó un conjunto de exámenes—. Luna, ¿aún tiene interés en la clase de mmatemáticas avanzadas? El próximo mes habrá una competencia, y si estás interesada, podría solicitar una plaza especial para que sea una candidata suplementaria. Solo hay una plaza para todas las escuelas que participan en el examen. Tu desempeño académico es excelente; ere
Sergio golpeó la mesa con la brocheta en su mano.—¡No me interrumpas carajo, y responde a mis preguntas!Luna: —No es gran cosa. Mi hermano tiene dolor de estómago, lo acompañé al hospital.Luna solía bajar la cabeza y no se atrevía a mirar a la otra persona cuando pensaba. Sergio la conocía bien, entonces él sabía que eso no era la verdad.Probablemente fue al hospital por comer algo en mal estado.Sergio llamó al dueño:—No necesitamos el resto de la orden.—¿Por qué? ¡Aún no estoy llena!—Te llevaré a un lugar donde la comida es un poco más rica..Sergio agarró un puñado de comida y salió corriendo, solo dejando a Luna con la mitad de una salchicha en la mano.El dueño se apresuró, temiendo que se fueran sin pagar.—¡Señorita, aún no ha pagado!—Yo pagaré. ¿Cuánto es?El dueño hizo la cuenta:—5 dólares.Luna sacó su billetera, pagó y se unió a Sergio. Sergio redujo la velocidad, como si la estuviera esperando. Normalmente, había muchos estudiantes paseando por ahí. Ver a Sergio y
Terminaron de comer y ya eran casi las cuatro cuando regresaron.Justo en ese momento, el auto privado de la familia Sánchez llegó para llevarla de vuelta. Luna se sentó en el auto y su teléfono vibró en el bolsillo.Era un mensaje de Gabriel.Gabriel: Últimamente el clima ha estado un poco más frio. Recuerda abrigarte más. ¿Necesitas que le pida a Adolfo que te traiga una otra manta esta noche?Luna miró el mensaje y respondió: No es necesario, no hace tanto frío.Después de enviar el mensaje, Gabriel no respondió.Luna le envió otro mensaje: Terminé la escuela, así que me voy a casa ahora.Gabriel: ¿Por qué tan temprano hoy? Voy a enviar al chofer para que te recoja.Luna: Sí, acabo de recibir mis libros, ya terminé los exámenes y salí de la prepa. Hay me encontré con Sergio y comió juntos.La mirada de Gabriel fija en la pantalla del teléfono se volvió más profunda, y respondió con una palabra: Bien.Tengo una reunión, nos vemos esta noche.Luna: Está bien.Luna fue directo a la cas
—¿Pasó algo con Gabriel?—No lo sé.Luna sabía que no revelarían nada, así que llamó a Eric.Después de un tiempo, Eric contestó.—¿Señorita García?—¿Siguen trabajando horas extras?Eric miró a la persona que estaba recibiendo infusiones en la habitación y dijo de repente:—El señor está en una reunión. Señorita García, no lo espere esta noche. La señorita tiene clases mañana, descanse temprano.La tonada de Eric era claramente extraña, y, además, ella escuchó llantos, bastante ruidosos....A las once de la noche.—Señorita García, mejor no espere más. Que el joven no regrese en toda la noche es algo ya común. Tiene que irse a dormir temprano y cuidar su salud.Luna estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, haciendo ejercicios con un lápiz en la mano.—Está bien, lo esperaré media hora más y después me voy a dormir. Ve tu a descansar primero.La última empleada se fue, y en la puerta vio a una anciana de cabello blanco, vestida con sencillez, pero con ojos vivaces, apoyánd
Luna le sirvió un tazón de sopa de pescado a la anciana, puso la cuchara y lo llevó frente a ella.—Está un poco caliente, ten cuidado, abuelita.La anciana Sánchez:—Esta exquisito.Luna: —Abuelita, ¿te perdiste? ¿Recuerdas dónde vives?En ese momento, se escuchó el sonido de un coche afuera, Luna miró hacia allí y vio que una Cayenne estaba estacionada afuera de la puerta.Gabriel, débil, bajó del auto y vio la luz encendida en la sala.¿No se ha dormido aún?Al siguiente segundo, la puerta se abrió, Luna vestida con un camisón blanco. La luz de la luna caía sobre su piel, ella parecía brillar. Cuando la vio, Gabriel sintió una emoción inexplicable en su pecho, se sintió cálido por dentro, una sensación de confort y felicidad por su presencia allí.Gabriel acarició su cabello junto a la oreja:—¿Por qué no te has ido aun a dormir?Luna se quedó en blanco, nerviosa, agarró instintivamente los lados de su camisón, con una ligera sonrisa en los labios:—Cociné pescado, está en la olla,
Gabriel llevaba una camisa gris, con chaleco por encima y sosteniendo una chaqueta en la mano. Su mirada mostraba fatiga, como si no hubiera descansado bien la noche anterior.Al ver a Luna aún desayunando, Gabriel se sorprendió. Normalmente a esa hora ya se habría ido a la preparatoria.Luna saludó a Gabriel:—¡Buenos días!Gabriel respondió:—Buenos días. ¿Por qué aún no te has ido a la preparatoria?Luna dijo con indiferencia:—Olvidé cargar el teléfono, la alarma no sonó, así que me levanté tarde. Pero no te preocupes, ya pedí permiso al profesor.—¿Quieres desayunar? La avena de hoy está bastante buena.Gabriel miró la hora en su muñeca:—Dale. —Colocó su chaqueta sobre el respaldo de la silla y se sentó.Después de desayunar, Gabriel llevó a Luna a la preparatoria en su coche.En este momento, justo a tiempo para la primera clase.Gabriel se acercó y ayudó a desabrochar el cinturón de seguridad de Luna.—Gracias.—¿El horario de salida es el mismo de siempre? ¿Necesitas que venga
En ese momento, un grupo de chicos que regresaban de jugar baloncesto se acercaba.Sergio llevaba una cinta negra en la frente, sostenía un balón de baloncesto con el cabello aún húmedo, y charlaba con algunos amigos a su lado.Sergio lanzó el balón y Bruno lo recibió.Al ver cómo Sergio dejaba atrás a sus amigos, y se acercaba a Luna, Bruno murmuraba:—¿Qué tiene de especial esa Luna? No va a bares, no juega videojuegos. Y en el último semestre, parece otra persona.Luis ajustó sus gafas en la nariz y sonrió en silencio. Sergio solamente estaba siguiendo los pasos de Luna.Si le gustaba alguien tan excepcional, ¿cómo podría Sergio no esforzarse?Si Luna era la luz, entonces Sergio era el que la seguía.—Señorita... ¿Vino a comprobar por sí misma? —Sergio se acercó a ella.—Solo vine a ver mis resultados. Estoy bien, seguiré esforzándome. —dijo Luna, dejando unas palabras de elogio antes de irse.—Solo eso, ¿te vas? ¿Ninguna recompensa? —Sergio preguntó.Luna se dio la vuelta y dijo:—