Capítulo 260
Luna se dejó caer pesadamente en el sofá, sintiendo un fuerte dolor muy punzante en la cabeza. Intentó levantarse, pero Andrés la empujó de nuevo contra el sofá.

—Has visto a tu hermano, ¿pero por qué té escapaste? ¿Ahora todavía intentas escapar? —dijo Andrés con una sonrisa malévola como un monstruo del infierno.

—¿Qué pretendes hacer? —exclamó Luna acurrucándose en el rincón del sofá, con un miedo evidente en su rostro.

Andrés tomó una caja de pastelitos blancos y bonitos, se sentó a su lado y la abrió, mientras le decía:

—Te gustan los dulces, ¿verdad? ¿Qué te parece si te alimento?

Le ofreció una cucharada de pastel cerca de la boca. Luna le preguntó:

—¿Qué veneno has puesto esta vez?

Clavó la mirada aterradora en su rostro y esperaba su reacción y respuesta. Luego, apartó la mano de Andrés con fuerza, y se burló:

—No los comeré. ¡Lárgate de aquí!

Luna intentó apartarlo con un empujón, pero no lo logró y de repente las lágrimas cayeron de sus ojos. Justo cuando estaba a punto de
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