Capítulo 38
Yolanda bajó la cabeza, ocultando el brillo feroz que cruzó su rostro. Con voz lastimera dijo: —Ella es su madre, era mi deber visitarla, lo siento—.

—No necesitas disculparte —replicó Álvaro.

Especialmente al ver a Yolanda tan frágil, él se sentía de una manera inexplicable en su corazón. Hubo un tiempo en que Delicia se trataba de la misma manera a él. Sin embargo, durante estos días, sin importar el escándalo que causara, incluso cuando todos parecían querer hacerle daño, nunca más se había humillado ante él. Prefería buscar ayuda de la policía que pedirle protección.

Yolanda tomó una profunda respiración y dijo: —Sé que su madre me desprecia, pero mi situación actual no es lo que yo deseaba. Mi vida está arruinada... —.

Al llegar a este punto, Yolanda comenzó a llorar en voz baja. Álvaro, que inicialmente quería preguntarle sobre ciertas pruebas, se olvidó completamente del asunto, atrapado por la emoción del momento. Se pasó una mano por el cabello desordenado y aseguró: —Tranquil
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