El Teniente Hunter miró a Elizabeth divertido.
— No debe ser así necesariamente, no soy yo quien decide si alguien es o no culpable, ahora, señorita Adkins — Dirigiéndose a la rubia — Usted estaba a punto a decirle algo a la señora Sanders, ¿No es así?
— No digas nada sin un abogado presente, Audrey — Lizzie se apresuró a advertirle.
— Señora, por favor, ella no está detenida para que necesite uno, ¿O es que usted cree que lo necesitará?
— ¿Qué es lo que quiere saber? — La rubia peguntó queriendo acabar con la diatriba de una buena vez.
— Audrey, ¡No! — Lizzie soltó tomándola del brazo.
— No tengo nada que ocultar, pregunte lo que quiera, Teniente.
— ¿Se siente usted culpable? — Mirando a los ojos y atento a cualquier reacci&oac
Luego de que el Teniente Hunter se fuera, Lizzie quiso aclarar los detalles de lo sucedido con la chica, por si había cabos sueltos que necesitara saber y en los cuales trabajar, volvió a sentarse con ella y prácticamente la obligó a tomarse el café.— Es para que subas tu azúcar, no querrás desvanecerte, Connor te necesita fuerte, querida — Le dijo para lograr que lo ingiriera — Perdona si puedo sonar algo entrometida, pero ¿Por qué dijiste que te sentías culpable del accidente?— Es porque él quería decirme algo y yo no le di la oportunidad... — Ella comenzó a decir — Él me rogó que me detuviera, y yo solo seguí adelante intentando perderlo de vista... —Intentó explicar con profunda culpa.Pero justo cuando la rubia comenzaba a abrirse, el móvil de Lizzie sonó con una llamada de su
Bethany levantó el vaso con el whisky en las rocas y pasó la punta de su dedo índice por el borde mientras se mordía el labio inferior, admirando el esculpido torso de su acompañante.— Entonces, Bethany, ¿Puedo llamarte así? Bueno, supongo que sí, después de todo fue tu idea que nos reuniéramos… — John parecía un niño grande hablando, mucho músculo, mucho físico, pero un cerebro por debajo del promedio, un tipo con aires de grandeza y una inmadurez abrumadora.Ella sonrió. Le gustó. Era la persona perfecta para lo que necesitaba. Manipulable, voluble, peligroso, con algo de acosador y de narcisista. Y como guinda del pastel, si sabía manejarlo en la cama, tendría doble beneficio, pasaría ratos deliciosos y además, al darle lo único que al parecer a él le importaba: se*xo y adulación, con eso
La mera presencia de Bethany en el pasillo incomodó a Lizzie, a Audrey e incluso a Loretta, que ni siquiera había tenido ningún tipo de trato con ella.— ¿Alguien sabe dónde está Connor? — Repitió con la arrogancia que la caracterizaba.— Bethany, ¿Apenas te enteraste? — Lizzie atacó antes de que su atención se posara sobre la pobre Audrey — Connor está en cirugía.Beth se detuvo frente a la esposa de Sanders y la miró de arriba a abajo. Su look despeinado y fresco, para nada elegante como era su costumbre, atrajo su atención. Había salido de improviso.— Elizabeth, querida — Dijo fingiendo una media sonrisa acartonada — ¿Hace mucho que estás aquí?— Si casi desde que me enteré del accidente, pero Henrry está dentro, de seguro tendremos noticias pronto.Mientras hablaban, Sanders asomaba la cabeza al pasillo. Inspiró profundo al ver a Beth, hubiera querido dar la noticia si ella presente, siempre tendía a ser demasiado dramática, pero no había de otra, alguien le había avisado y ya es
Sanders acababa de darle a Bethany la noticia sobre “su decisión” de que una enfermera calificada cuidara de Connor en la mansión, y la mujer había aceptado con un ligero movimiento de cabeza y una falsa sonrisa. Pero por dentro sabía que había gato encerrado. Todavía no decidía si la paliducha de Audrey era un verdadero peligro para ella en sus planes con Connor, o si solo debía ocuparse y preocuparse por la pelirroja.Sin embargo, el pacto con Jhon ya estaba sobre ruedas, y fuera que Audrey estuviera en serio involucrada con Connor o no, igual el fortachón descerebrado de su ex novio sería un buen aliado.— Creo que por ahora no hay mucho que yo pueda hacer aquí, ¿No es así? — ella comentó con ánimos de escabullirse, odiaba los hospitales y más tener que cuidar de un enfermo.Las otras tres mujeres se miraron entre sí,
Ciertamente, la noche fue larga y agotadora. La rubia no se desprendió del lado de Connor en toda la noche. Estaba aterrada de que algo pudiera salir mal durante su recuperación, y las pesadillas la visitaron durante los ratos en los que el cansancio y el sueño lograron vencerla.En ellas, veía a Connor volar por aires e impactar contra el pavimento de la carretera. Se acercaba y veía como la sangre lo empapaba todo.Varias veces se despertó sobresaltada con esta pesadilla, atormentándola una y otra vez en su cabeza.Cuando Connor despertó por la mañana y los sedantes dejaron de hacer efecto, se encontró con la chica dormida a su lado. Audrey descansaba la cabeza sobre la cama y mantenía una de sus manos entre las suyas.La vio dormir con el ceño fruncido y expresión atormentada y le dolió profundamente, la situación con Mady la había afectado d
La voz de Connor pareció tan distante para Beth cuando lo escuchó mencionar a Audrey que por un instante dudó de su realidad y pensó que estaba viviendo un mal sueño.— Beth, tengo una relación con Audrey, ¡La amo! — la frase se repitió un par de veces en la cabeza de Beth tratando de digerirla, de interpretarla, de decodificarla, pero con gran dificultad.Simplemente se negaba a ello en silencio con la mirada perdida en la nada mientras Connor continuaba llamándola.— Beth, ¡Beth!... Bethany, ¿Estás bien? — él preguntó e intentó alcanzar su mano, pero sintió el tirón de los puntos de la cirugía y recordó que no podía moverse —¡Ah!La mujer reaccionó y sacudió la cabeza para poner en orden sus pensamientos y meterse de nuevo en el papel que había estado interpretando desde hacía un año, ¡Ser la cuñada solidaria, y la tía protectora!— ¿Qué? Perdón, es que estoy ausente, yo… estoy preocupada, tengo mucho en lo que pensar… y esto de tu accidente me tiene muy afectada… — ella dijo desvia
Mientas ambas conversaban, Alice y Audrey, una mujer alta y elegante con bata de médico y el cabello rojo como el fuego apareció en el otro extremo del pasillo y la rubia inmediatamente cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra y se cruzó de brazos.— ¿Qué pasa? — Alice preguntó al ver el nerviosismo de su compañera y se giró para ver por encima del hombro — ¿Ya la conociste? Es la nueva cardióloga de planta, dicen que es muy buena.— Sí, ya la conozco y creo que sé lo buena que es… — Audrey contestó entre dientes.— Algo pasa entre tú y ella, ¿No es verdad? Te pusiste tensa cuando la viste.— No es nada, son figuraciones tuyas — ella trató de cortar por lo sano, ya había suficientes chismes.— Audrey…— Ya déjalo así, de
La voz de Olga no fue para nada amable, de hecho, Audrey se congeló al escucharla pensando que estaba segura de sus planes de desenmascarar lo que fuera que estuviera sucediendo con los medicamentos en Pediatría.— Lo siento de verdad, pero estoy muy ocupada ahora, tal vez después podamos hablar — La rubia se disculpó y empujó el carrito hacia adelante a pesar de que la mujer lo mantenía sujeto con la mano.— Mira, sé que tal vez lo que viste el otro día… — Olga intentó detenerla una vez más.— No he visto nada, ¿Vale? No sé de qué se trata esto y no me interesa tampoco — Audrey mintió.— Bueno, bueno no es para que te pongas a la defensiva, no es como si te estuviéramos acusando de nada — Yuly soltó y la frase completa en su sentido profundo le pareció a Audrey como una amenaza subya