— ¡Lo mató, lo mató! — Alguien gritó.
— ¡No se mueve!
— ¡Abran espacio, necesita respirar!
— ¡Usted lo atropelló! — Una mujer acusó al conductor que se había acercado.
— No fue así, ¡Él se lanzó! ¡No respetó la luz del semáforo!
— Y ahora, ¿Quién me va a pagar los daños de mi auto? — Preguntó nervioso el dueño del coche en donde Connor había ido a dar.
Audrey se paralizó ante la escena. Connor yacía en el suelo, inconsciente y todo por su culpa. Si ella hubiera apartada la rabia y el orgullo solo para escuchar lo que tenía que decir, él todavía estaría bien, seguramente habrían discutido, le habría “cantado las cuarenta” pero estaría bien, y no tirado en plena ca
La joven se acercó a la puerta y la empujó, pero del otro lado una mano la detuvo con fuerza, impidiéndole el paso.— No puede entrar aquí — Alguien le dijo con sequedad.— Soy enfermera del hospital, él es mi… — Las palabras se le quedaron atoradas a mitad de camino porque la otra mujer la cortó en seco antes de terminar la frase.— No puede pasar, señorita, será mejor que espere allá afuera — Fue todo lo que recibió por respuesta y la puerta se cerró delante de ella impidiéndole el paso, y dejando a la rubia con las manos sobre la superficie lisa y metalizada en donde muchas personas antes de ella habían dejado sus ilusiones, sus sueños y las esperanzas de volver a ver con vida a sus seres queridos.Audrey retrocedió dando traspiés hasta pegar su espalda a la pared, sentía cómo las gotas
— Sí, Doctor Sanders, ¿Puede ilustrarnos al respecto? Diganos, ¿Cómo sucedió el accidente? — El sombrío personaje pidió con voz neutra sacando su libreta de apuntes y el bolígrafo para no perderse detalle.— Teniente, le diría que me alegra verlo, pero le mentiría — Sanders le dijo como saludo con toda franqueza.Hunter sonrió.— Suelo producir ese efecto en las personas, Doctor Sanders… — Comentó de modo casual.— No puedo imaginar el porqué — Esta vez fue Edie.— Volviendo al asunto… — El hombre con la placa insistió.— Verá, Teniente, no quiero ser descortés, pero no tengo esa información, estaba aquí cuando sucedió el percance, supongo que debe hablar con los testigos del hecho.— Sí, ya lo está hacien
El Teniente Hunter miró a Elizabeth divertido.— No debe ser así necesariamente, no soy yo quien decide si alguien es o no culpable, ahora, señorita Adkins — Dirigiéndose a la rubia — Usted estaba a punto a decirle algo a la señora Sanders, ¿No es así?— No digas nada sin un abogado presente, Audrey — Lizzie se apresuró a advertirle.— Señora, por favor, ella no está detenida para que necesite uno, ¿O es que usted cree que lo necesitará?— ¿Qué es lo que quiere saber? — La rubia peguntó queriendo acabar con la diatriba de una buena vez.— Audrey, ¡No! — Lizzie soltó tomándola del brazo.— No tengo nada que ocultar, pregunte lo que quiera, Teniente.— ¿Se siente usted culpable? — Mirando a los ojos y atento a cualquier reacci&oac
Luego de que el Teniente Hunter se fuera, Lizzie quiso aclarar los detalles de lo sucedido con la chica, por si había cabos sueltos que necesitara saber y en los cuales trabajar, volvió a sentarse con ella y prácticamente la obligó a tomarse el café.— Es para que subas tu azúcar, no querrás desvanecerte, Connor te necesita fuerte, querida — Le dijo para lograr que lo ingiriera — Perdona si puedo sonar algo entrometida, pero ¿Por qué dijiste que te sentías culpable del accidente?— Es porque él quería decirme algo y yo no le di la oportunidad... — Ella comenzó a decir — Él me rogó que me detuviera, y yo solo seguí adelante intentando perderlo de vista... —Intentó explicar con profunda culpa.Pero justo cuando la rubia comenzaba a abrirse, el móvil de Lizzie sonó con una llamada de su
Bethany levantó el vaso con el whisky en las rocas y pasó la punta de su dedo índice por el borde mientras se mordía el labio inferior, admirando el esculpido torso de su acompañante.— Entonces, Bethany, ¿Puedo llamarte así? Bueno, supongo que sí, después de todo fue tu idea que nos reuniéramos… — John parecía un niño grande hablando, mucho músculo, mucho físico, pero un cerebro por debajo del promedio, un tipo con aires de grandeza y una inmadurez abrumadora.Ella sonrió. Le gustó. Era la persona perfecta para lo que necesitaba. Manipulable, voluble, peligroso, con algo de acosador y de narcisista. Y como guinda del pastel, si sabía manejarlo en la cama, tendría doble beneficio, pasaría ratos deliciosos y además, al darle lo único que al parecer a él le importaba: se*xo y adulación, con eso
La mera presencia de Bethany en el pasillo incomodó a Lizzie, a Audrey e incluso a Loretta, que ni siquiera había tenido ningún tipo de trato con ella.— ¿Alguien sabe dónde está Connor? — Repitió con la arrogancia que la caracterizaba.— Bethany, ¿Apenas te enteraste? — Lizzie atacó antes de que su atención se posara sobre la pobre Audrey — Connor está en cirugía.Beth se detuvo frente a la esposa de Sanders y la miró de arriba a abajo. Su look despeinado y fresco, para nada elegante como era su costumbre, atrajo su atención. Había salido de improviso.— Elizabeth, querida — Dijo fingiendo una media sonrisa acartonada — ¿Hace mucho que estás aquí?— Si casi desde que me enteré del accidente, pero Henrry está dentro, de seguro tendremos noticias pronto.Mientras hablaban, Sanders asomaba la cabeza al pasillo. Inspiró profundo al ver a Beth, hubiera querido dar la noticia si ella presente, siempre tendía a ser demasiado dramática, pero no había de otra, alguien le había avisado y ya es
Sanders acababa de darle a Bethany la noticia sobre “su decisión” de que una enfermera calificada cuidara de Connor en la mansión, y la mujer había aceptado con un ligero movimiento de cabeza y una falsa sonrisa. Pero por dentro sabía que había gato encerrado. Todavía no decidía si la paliducha de Audrey era un verdadero peligro para ella en sus planes con Connor, o si solo debía ocuparse y preocuparse por la pelirroja.Sin embargo, el pacto con Jhon ya estaba sobre ruedas, y fuera que Audrey estuviera en serio involucrada con Connor o no, igual el fortachón descerebrado de su ex novio sería un buen aliado.— Creo que por ahora no hay mucho que yo pueda hacer aquí, ¿No es así? — ella comentó con ánimos de escabullirse, odiaba los hospitales y más tener que cuidar de un enfermo.Las otras tres mujeres se miraron entre sí,
Ciertamente, la noche fue larga y agotadora. La rubia no se desprendió del lado de Connor en toda la noche. Estaba aterrada de que algo pudiera salir mal durante su recuperación, y las pesadillas la visitaron durante los ratos en los que el cansancio y el sueño lograron vencerla.En ellas, veía a Connor volar por aires e impactar contra el pavimento de la carretera. Se acercaba y veía como la sangre lo empapaba todo.Varias veces se despertó sobresaltada con esta pesadilla, atormentándola una y otra vez en su cabeza.Cuando Connor despertó por la mañana y los sedantes dejaron de hacer efecto, se encontró con la chica dormida a su lado. Audrey descansaba la cabeza sobre la cama y mantenía una de sus manos entre las suyas.La vio dormir con el ceño fruncido y expresión atormentada y le dolió profundamente, la situación con Mady la había afectado d