« ¿Quién carajos está ahí? », Beth se preguntó, y estuvo tentada a pasar de largo con algún pretexto: tomar agua o haber cambiado de opinión respecto a la cena, bien valdría la pena sacrificarse con el maldito pescado solo por verle la cara a la mujer que claramente había pasado la noche con Connor.
El pecho y su presión arterial se elevó y comenzó a trasudar mientras intentaba controlar el temblor de las manos sin éxito.
«¡No! Él no puede verme en este estado », ella razonó, « lo mejor es que me calme, ¡Y ya luego podré ver quién es la perr*a!, no dejaré que cualquier mosquita muerta me arruine los planes, he trabajado mucho por tenerlo a él, ¡Por conquistarlo, como para que una recién aparecida me lo arrebate! »
Ella se quedó por espacio de otros cinco minutos escuchando para intentar dar con quién era, pero, aunque estaba segura de que esa voz la había escuchado en alguna parte, no sabía bien en dónde.
Además, nadie mencionó su nombre mientras estu
En la mañana, Connor despertó con el canto de las aves del jardín, y se giró para admirar la belleza de la musa que dormía plácidamente a su lado, con sus blancos pechos descubiertos y una tenue sonrisa en los labios. La deseó de nuevo, ya se había prendado de ella, pensó que estaba viviendo una especie de sueño, y que era afortunado en tenerla consigo. Pasó la punta de los dedos sobre la línea de la cicatriz entre los pechos de la rubia y sintió latir el corazón debajo de su toque, mientras su respiración hacía elevar su tórax una y otra vez. — Audrey… ¿Audrey? — Insistió con suavidad — Ya es hora… La chica elevó los brazos sobre su cabeza y se estiró como un gato desperezándose. — Buenos días… — Vamos, dormilona, ya es hora de levantarse. La pareja se duchó junta y se preparó para salir, necesitaban pasar por el departamento de Audrey a dejar sus cosas y para que ella se pusiera el uniforme, y luego llegar al hospital a tiemp
Audrey se limitó a hacer su trabajo sin hablar más con Ben, aunque le dolía la actitud que él había tomado, le dolía profundamente, pero no podía hacer nada para remediar las cosas si él asumía esa postura, de modo que decidió esperar un tiempo prudencial y esperar a que le para la rabia, la molestia o lo que fuera que sintiera, tal vez después de eso quisiera dirigirle la palabra de nuevo. La rubia ya estaba a punto de terminar su ronda cuando se tropezó con una orden médica parecida a la que tantas dudas le produjo en Pediatría. El medicamento asignado a una paciente adolescente era el mismo que el asignado al niño unos días antes, y las concentraciones no le parecieron adecuadas para alguien de su edad, era demasiada coincidencia que se repitiera la situación. Audrey decidió tomar una fotografía a la orden sin que Ben la viera, lo menos que necesitaba era involucrarlo en eso, ya lo había herido lo suficiente. Al dejar el carrito de los medicamentos y volve
— Olga, también necesito que vigiles a esta chica, no sé qué diantres se trae entre manos, no podemos arriesgar nuestro negocio por las tonterías de nadie — Fischer le dijo a la enfermera de su confianza en baja voz. — ¿Doctor Fischer, no será que ella tiene sus sospechas y quiera su parte de la pasta? — Olga sugirió. — No lo sé, es difícil creerlo de alguien como ella. — Dijo el hombre llevándose la mano al menton. — ¡Todos necesitamos dinero! Además, escuché que ella misma fue paciente del hospital hace como un año, y que tiene deudas fuertes, eso sería una motivación, necesitamos alguien arriba en recuperación que nos ayude a implantar el "sistema" Doctor. Audrey corrió escaleras arriba con el corazón en la mano y la respiración entrecortada, la evidencia era demasiado clara, pero no sabía cómo proceder después de lo ocurrido. Llegó arriba cansada y debió recostarse a la pared un momento para tomar aire y reponerse mientras obligaba a su ce
Madison había dedicado un poco más de tiempo del habitual para arreglarse esa mañana, se acomodó la larga melena rojo fuego en un moño alto y elegante que daba a su rostro un aire de distinción, y dejó uno que otro mechón ensortijado libre para suavizar su apariencia. El maquillaje delicadamente natural en tonos tierra le daban un aspecto fresco y hermoso, cuando llegó temprano a la oficina de Recursos humanos le quitó el aliento a más de un hombre de los que se encontró en el camino hasta la puerta, y al mismo reclutador de personal, que se deshizo en halagos para con la nueva cardióloga del Memorial Hermann Heart & Vascular Institute de Houston. En cuanto a las mujeres, más de una la vio con envidia. Pero claro, solo era ver al monumento caminando en zapatillas altas, metida en ese vestidito floreado que destacaba sus curvas al caminar contoneando las caderas y las sensaciones que Madi Harrison podía evocar en los demás eran de lo más variopintas. — Doc
La rubia se detuvo en seco al ver la escena. La mujer pelirroja echó los brazos sobre el cuello de Connor y lo besó en la boca. Audrey se sintió mareada y debió recostarse a la pared llevándose la mano a la frente mientras intentaba controlar la dificultad para respirar y el fuerte dolor en el pecho, su corazón parecía querer salir saltando de sus costillas y una gota de sudor se aventuró entre sus pechos bajando justo por encima de la cicatriz. « ¿Qué diablos está pasando? », se preguntó sacudiendo la cabeza para poner en orden sus pensamientos pero sin llegar a lograrlo. Cerró la vista e inspiró una segunda vez oxigenando el cerebro y cuando volvió a abrirlos la mujer todavía estada prendida del cuello de su novio… Era su novio, ¿Verdad? Después de haber tenido intimidad física todo el fin de semana, y de haberse quedado en su residencia, era lo más lógico de pensar, ¿O no? Sanders se giró hacia el fondo del pasillo y alcanzó a ver a Audrey de espal
Por un pequeño instante la actuación de Bethany pareció convencer a Madison de que ella y Connor era una pareja, incluso la pelirroja se llevó la mano al pecho y maldijo por lo bajo su mala suerte, no lo podía creer, no había podido contra la dupla de las hermanas Parker en momentos separados de su historia con Connor. El hombre levantó a su hijo en brazos y lo abrazó para calmarlo bajo la mirada escrutadora de Madison. — ¡Campeón! ¿Por qué lloras? ¿No querías venir a verme?, ¿eh? — Le dijo con tanto cariño que las palabras del viejo Doctor Harrison retumbaron en la mente de su hija: “Debe estar dedicado a su hijo, no tiene tiempo para una mujer” Sin embargo, ahí estaba una mujer, Bethany, que no había perdido el tiempo luego de la muerte de su propia hermana. ¿Sería verdad? ¿O había algo más que no estaba viendo? Bethany se levantó en cuanto Connor tomó al niño en brazos y reparó con la vista en Madison esbozando una enorme y fingida sonrisa
— Creo que ya no tienes compromiso con nadie más que con Oliver, Connor… — él acababa de oír de boca de Madison, como si tuviera la cabeza metida en un túnel y escuchara solo el eco rebotando en las paredes. — Me temo que tengo algo importante que hacer — Connor le contestó a la pelirroja en automático mientras ponía una mano sobre el hombro de Sanders — Hazte cargo de Oli… Henrry comprendió el mensaje sin más explicaciones y asintió con la cabeza tomando la manito del niño mientras su padre apuró el paso. — Pero, ¿Qué hace? ¿A dónde va? — Madison preguntó. — Debe atender algo, mejor caminemos y te mostraré lo que resta de la Institución, también el lugar en donde trabajarás, en este pasillo están las oficinas en donde se pasa la consulta, y por allá… — Sanders la distrajo dándole espacio a Connor para que fuera tras la rubia. Connor bajó las escaleras atropelladamente, casi se lleva por delante a un par de enfermeras que venían de suministros
El semáforo cambió de color, y la fila de vehículos comenzó a avanzar y con ella el pedaleo de la rubia, que buscaba desesperadamente huir del rápido auto de Connor. — ¡Audrey! ¡Audrey! Por favor, detente, solo quiero que hablemos ¡Audrey! — el hombre continuó insistiendo incluso cuando ella viró a la izquierda tomando un callejón angosto por el que pensó que Connor no se atrevería a meter su costoso bólido. Se equivocó, el galeno se midió a la perfección y pasó por el reducido espacio entre dos edificios hasta el otro lado del callejón, alcanzándola. — ¡Audrey! « ¡Carajo! ¿Es en serio? No va a dejar de seguirme » ella viró otra vez al salir del callejón, esta vez en sentido contrario al de los autos manteniéndose replegada a un lado de la calle para evitar un accidente, pero dejando a Connor atascado por no poder hacer lo mismo que ella con el auto. La chica giró el cuello para ver al hombre golpear el volante con sus puños y gritar algo que