Audrey se inclinó para recibir a Oliver entre sus brazos con cariño, mientras el pequeño se aferraba a ella de una forma que Connor no pudo comprender, desde que la madre del pequeño había fallecido, Oliver no actuaba así con ninguna mujer, pero era como si en la inocencia de su interior, el niño supiera quién latía en el pecho de la rubia.
— ¡Audrey, estás aquí! ¡Sí! Ahora vamos a ser todos muy felices — dijo canturreando de alegría.
— Audrey nos acompañará todo el fin de semana, Oliver, ¿Te gusta la idea?
— ¡Si! ¡Me gusta, mucho papi! ¿Ella se va a quedar con nosotros?
— Será nuestra invitada especial.
— Entonces, ¡Iremos a cabalgar juntos, jugaremos en la cancha y nadaremos en la piscina! — el niño hizo sus propios planes.
— No pue
— Lo siento… — Las dos palabras quedaron colgadas en el aire mientras Connor continuaba acariciando con suavidad la piel blanca de la rubia con la punta de los dedos, justo en el sitio en donde estaba el sistema de goteo del suero.— No comprendo, ¿Por qué te disculpas? — Ella quiso saber confundida.— Esto es mi culpa…— ¿Qué es tu culpa?Connor levantó la mirada a los hermosos ojos claros de la rubia.— Que estés enferma, yo… — él tragó grueso e inspiró profundo antes de proseguir — Yo fui un total idiota, nuca debí alejarme así de ti, quiero que sepas que lo siento de verdad, y que si puedo hacer algo para compensarlo…— No tienes que hacer nada, Connor, de hecho, esto — dijo señalando a todas partes en la habitación — De que yo estoy aquí hoy,
Connor observó la marca del bisturí sobre la piel de Audrey y la cicatriz que había dejado en ella. Paso la punta de sus dedos sobre la piel marcada y recordó sus manos dentro del pecho de Audrey un año atrás.Se inclinó sobre su pecho y besó la larga cicatriz con devoción, desde un poco más arriba del nacimiento de sus pechos hasta debajo de ellos, mientras la rubia totalmente nerviosa sentía los húmedos y carnosos labios del médico sobre su piel.Él acarició con suavidad los bordes irregulares mientras iba por sus magníficos senos, saboreando cada toque, cada beso y cada caricia, mientras la rubia arqueaba la espalda pidiendo más.— ¡Eres tan hermosa!— Connor, yo… no lo soy tanto, no después de eso — tocando la cicatriz…— Te equivocas, eso te hace especialmente hermosa, porque
— ¡Eso estuvo… maravilloso! — ella dejó salir mientras su respiración se calmaba de nuevo recostada sobre el pecho fuerte de Connor. Había transcurrido un rato, las amables manos del médico continuaban acariciando su cabello, y ella escuchaba el latir de su pecho mientras lo veía subir y bajar mucho más calmado. — ¡Tú eres maravillosa, Audrey! Eres tal cual imaginé, llena de vida, de sensualidad, hermosa y también tienes una candidez que volvería loco a cualquier hombre. Ella se sintió un poco avergonzada, no estaba acostumbrada a un trato como ese y menos después de hacerlo, John acostumbraba a tumbarse de lado y roncar de lo lindo después de haber tenido se*xo, cosa que no sucedió tantas veces como hubiera querido y que, a pesar de tener él un magnífico cuerpo de deportista dedicado, no la había satisfecho como lo habían hecho las solas caricias de Connor Evans. Ella suspiró enamorada, ilusionada y completamente feliz. — ¿En qué piensas? — é
— Rosa, ¿Ves que linda es Audrey? Yo quiero que se quede con nosotros — Oliver le dijo a la nana mientras le daba su merienda de media tarde. La mujer asintió con una sonrisa. — Sí, cariño, es muy linda, pero no te ilusiones, tu papá la trajo para ayudarla, no sabemos si se quedará. — ¡Pero la tía Beth se quedó! Y ella es muy mala conmigo, Rosa, en cambio, Audrey es muy buena, ella me cuenta cuentos en el hospital, y juega y pinta conmigo cuando mi papi está ocupado. — Entiendo Oliver, pero tu tía Beth es la hermana de tu madre, y ella es dura contigo porque quiere lo mejor para ti, y Audrey es una amiga, hay diferencia corazón. — ¿Por qué la defiendes, Rosa? ¡Tú no sabes lo que ella me hace porque no la ves, ella es mala, muy mala, la otra vez me dejó sin merienda y sin cena, lloré mucho… — Oliver, no está bien decir mentiras — Rosa lo reprendió. — No es mentira, ese día tú no estabas y papá tampoco, por eso te digo que no la
— Pero no te desvíes del tema, jovencito, ¡Háblame de ella!Rosa le había dicho, y a Connor le causó gracia la petición de su nana e incluso bajó la mirada mientras sonreía.— No hay mucho que decir realmente, todo es muy reciente…— Mmm… ¿Qué tan reciente?— Ella… ella es enfermera del hospital, es una chica muy capaz y profesional, pero también tiene un gran corazón, es inteligente y risueña, y no está interesada en cosas superficiales, ¿Me comprendes?Rosa asintió con la cabeza.— No lo sé, Rosa, pero creo que ella puede ser la indicada… además, ya ves como Oliver se siente con ella.— Sí, pude notarlo, es impresionante que el niño se abra así con alguien, no lo hacía desde hace mucho, pero ¿Y cómo te hac
Rosa no pudo evitar sonreír, al menos el ánimo de Connor había mejorado, y poco a poco parecía regresar a ser el mismo.— No tenía idea de que estabas pasando por tanto, Connor, era una carga demasiado pesada para llevar a cuestas solo, ¿Por qué no me lo dijiste antes?— ¿Cómo te lo hubiera dicho, nana? ¿Habría cambiado algo?— Tal vez no entonces… pero al menos te hubiera acompañado en la pena.— Así es, no habría cambiado nada, además, ya tenías suficiente pena, ahora es diferente, he tratado de drenar mis sentimientos, pero todavía necesitaba sacar esto último, compartirlo con alguien… y solo te tengo a ti para eso.— ¿Quién más lo sabe? ¿Lo sabe ella?— ¡No! ¡Y no debe enterarse jamás! ¿Te imaginas lo que pensar
Audrey respondió al beso de Connor con ilusión, mientras él acariciaba suavemente su largo cabello que caía en ondas naturales. Cuando él se apartó un poco de ella, la rubia lo miró con un bonito brillo en los ojos.— Parece que estoy viviendo en mi propio cuento de hadas, temo que sea un sueño y que despierte en cualquier momento para darme cuenta de que lo imaginé todo.El alargó su mano para tocar su mejilla y bordearla con la punta de los dedos.— Te prometo que no es fantasía, Audrey, realmente quiero que esto que ha nacido entre nosotros pueda echar raíces, sé que es muy pronto, pero eso es lo que siento.— Siempre he sido una mujer de ciencia, nunca he creído en sortilegios, ni en cosas sobrenaturales, o nada de eso, así que no quiero que pienses que estoy loca por lo que te voy a decir, o que soy una de esas personas que tiene
Cuando Audrey abrió los ojos, los brazos de Connor la rodeaban por la cintura, él estaba completamente dormido y tenía una expresión de profunda paz en su rostro. Se giró con cuidado para observarlo dormir, ¡Se veía tan guapo, tan deseable! Tan alcanzable, tan real en su vida, que le costó incluso creérselo.No era fácil ver aquel escultural Adonis tendido a su lado, ella se sonrojó solo de pensar en lo que habían hecho la noche anterior y deseó enredar sus dedos en sus risos claros.La rubia todavía dudaba de su suerte, y de lo que la vida le estaba deparando.Tener el amor de un hombre como Connor Evans, ¡El Connor que siempre admiró!, eso no parecía para nada ser verdad, solo hubiera podido suceder dentro de su cabeza, pero él dormía plácidamente a su lado, no había mejor prueba de que era real más