— ¡Buenos días amor! — Connor la despertó cariñosamente dejando un reguero de besos sobre su espalda mientras la envolvía con sus fuertes brazos — ¿Cómo amaneces, dormilona?— ¿Connor? Mmm… — Estirándose y dándose la vuelta para verlo a los ojos.— Llegaste muy cansada, anoche… — él continuó acomodándose sobre ella y enredando sus dedos el cabello de su prometida.— Sí, estuvo… — se detuvo, iba a ser sincera, como siempre, pero luego pensó que no debería serlo, no en cuanto a esto, no podía decirle que odiaba el mundo que lo rodeaba, menos ahora que Beth le había dicho que era muy importante para él.— ¿Cómo estuvo la recaudación? — él continuó besando su cuello y buscando sus pechos con las manos.¡Ah! En otro momento estaría disfrutando limpiamente de cada roce de piel con Connor, pero ahora estaba tensa, le mentiría por primera vez, pero era necesario.— Magnífica. ¡Estuvo genial!, un evento por todo lo alto, me alegró haber ido. Creo que me he perdido de cosas interesantes en la s
Después del desayuno, Oliver se empeñó en ir a nadar a la piscina, pero quería que Audrey lo acompañara, Beth se incluyó de inmediato en los planes para evitar que la pareja pasara un rato a solas, así que se ofreció para llevar al niño hasta la piscina, mientras la rubia buscaba algo para ponerse.— En realidad no me apetece mucho el tema de meterme al agua, pero si me gustaría buscar algo para leer y pasar el tiempo junto a la piscina, así puedo estar cerca de Oliver.— ¡Perfecto! Tenemos una enorme biblioteca, ¿Ya la viste? — Beth preguntó tratando de alejarla de Connor y del niño — Está por allá.Audrey caminó hasta la biblioteca y pasó un largo rato hurgando entre los libros, anonadada con tantos volúmenes. Al fin algo llamó su atención, y tomando uno con las hojas amarillentas y el lomo desgastado, salió al jardín contiguo a la piscina.— Creo que va a gustarte ese — Connor dijo cuando la vio llegar, pero antes de que ella contestara, su móvil comenzó a sonar con insistencia — ¿
La rubia se puso de pie tambaleante con las manos todavía en la boca, intentando respirar mientras veía a su alrededor cómo el suelo se hundía bajo sus pies.Su pálido rostro mostraba el rechazo y la impresión al mismo tiempo y las manos le temblaban de una forma casi incontrolable.— ¿Audrey? ¡Oh, por Dios! Audrey, no lo sabías, ¡No lo puedo creer! Pensé que él te lo había dicho, ¿Audrey? ¡Audrey! — Le dijo mientras la mujer comenzaba a caminar desorientada y sin rumbo fijo tropezándose con todo a su alrededor, y perdía el equilibrio completamente ausente en un torbellino mental en el que comenzaba a atar cabos formándose una verdadera película de terror, en la que ella había sido el conejillo de indias, la rata de laboratorio en la que habían experimentado mantener con vida a la esposa muerta de Connor.— ¡No, no, no, no! — Dejó salir con desesperación, pasándose las manos por la cabeza y sintiendo cómo las náuseas la invadían por completo y las arcadas la hacían doblar sobre sí mis
Las palabras del niño retumbaron con su propio eco dentro del pecho de Audrey, haciendo que se estremeciera de una forma casi antinatural:— ¿Vas a irte y me vas a dejar solito? ¿Cómo ella me dejó cuando se fue al cielo?La rubia se abrazó a sí misma, sintiendo temor y dolor al mismo tiempo, como si su corazón estuviera a punto de saltar sobre Oliver para abrazarlo. No pudo controlar las lágrimas y se dejó caer de rodillas delante del pequeño.— Oli… — dejó salir su nombre con voz trémula. El niño corrió hacia ella, abriendo los bracitos y apretándola con todas sus fuerzas, con miedo a perderla, a perder a su nueva mamá, como había perdido a Rachel.— ¡No me dejes, mami Audrey, no me dejes! — Sollozó con la vocecita quebrada.Los brazos de Audrey lo rodearon tiernamente con un amor e instinto de madre que no era propio de ella, pero que ahora parecía comenzar a entender de dónde surgía cada vez que Oliver estaba cerca.— ¡Oli, cariño! — exclamó con el rostro lleno de lágrimas mientra
— ¿Cuándo pensabas decírmelo? — La frase de la rubia quedó colgando en el aire como una amenaza subyacente de que él había hecho algo muy mal, pero Connor no entendía el qué.— Cariño, no entiendo de lo que me hablas…Audrey se mordió el labio y lo pensó por unos segundos antes de darse la vuelta.— ¿Cuándo ibas a decírmelo? — repitió con un tono de voz lleno de angustia y desesperación, de confusión y temor mientras se estiraba el cuello en V de la camiseta que llevaba puesta, dejando la cicatriz casi al descubierto — ¡Esto! Connor, ¿Cuándo me ibas a decir que siempre la amaste a ella, que nunca dejaste de amarla, ¡Y que estás tan enfermo que la ves a ella en mí!El rostro de Connor palideció en acto, ella pudo notarlo, las náuseas se apoderaron de su estómago y sintió cómo las piernas se le aflojaban, se acercó a la mesada y debió sujetarse también de ella para no perder el equilibrio.¿Qué estaba pasando? ¿Quién carajos se lo había dicho?— Audrey, escúchame… — Dijo en voz baja, la
Audrey empujó la puerta de la habitación de Oliver y entro con cuidado, tratando de no hacer demasiado ruido.El pequeño niño dormía en la cama plácidamente con su pijama de héroes de cómics, y una tenue luz proveniente de la lámpara de su mesita de noche, que proyectaba pequeñas lucecitas como estrellas sobre el techo azul oscuro a manera de cielo nocturno estrellado.Audrey se detuvo frente a la cama e inspiró profundo, tratando de controlar las lágrimas y el nudo en la garganta que amenazaba con ahogarla.Ahora que lo sabía, ahora que estaba al tanto de a quien había pertenecido su corazón, comenzaba a comprender algunas cosas.Nunca fue una mujer agorera, nunca creyó en cosas del más allá, y todavía no lo hacía, pero era imposible no sentir como ese corazón en su pecho latía por el niño que dormía en la cama.Era imposible no tener ese instinto materno ajeno dentro, como si de veras el pequeño Oliver hubiera nacido de ella, de sus propias entrañas.Debió obligarse a tener algo de
— Igual eso no cambia el hecho de que pudo acercarse a mí porque tenía el corazón de Rachel en mi pecho, así que… no puedo estar segura de que me ama a mí, tal vez nunca me ha amado en verdad — La rubia dijo con tristeza.Edie la miró con asombro y tomó sus manos por primera vez, clavando una mirada muy seria en los ojos de la rubia.— Mírame, Audrey, conozco a Connor desde hace mucho tiempo, y puedo asegurarte que ese hombre casi se muere con Rachel, estaba muerto en vida después de que ella se fue, era como un zombi, estaba en automático, nada lo animaba, pasó mucho tiempo queriendo morirse, lo único que no permitió que cometiera una estupidez, fue Oliver…Audrey no pudo evitar que las lágrimas afloraran en sus ojos, Loretta rodeó la mesita del desayunador y se paró junto a ella con las manos en sus hombros.— ¡Él volvió a sonreír contigo! Dificulto mucho que se acercara a ti buscando a Rachel en tu persona, creo que realmente te ama… — la rubia nunca había visto a Edie tan serio de
Audrey se quedó estupefacta. ¿De qué carajos estaba hablando Rosa?— ¿Cómo que Oli no está? pero… ¡Si lo dejé en la cama esta mañana! — Exclamó confundida — ¿Ya buscaste en la piscina?— ¡Sí!— ¿Y en las canchas? — Con un nudo en la garganta.— ¡También! — Aseguró la mujer del otro lado de la línea.— No pudo haber ido lejos, la mansión tiene mucha seguridad, ¡Debe estar en la propiedad! Hay que buscarlo con el personal de seguridad — Soltó como un tropel estropeando las palabras mientras corría hacia la salida del hospital.— Audrey, sé que tienes problemas ahora con Connor, pero ¿Vendrás a casa? — Rosa preguntó, se sentía desierta llevando a cuestas ella sola con la desaparición del niño, apenas había avisado a Connor y él iba en camino, y Beth… bueno, ni siquiera le había visto la cara en todo el día.— ¡Ni siquiera me lo preguntes, Rosa! Iré de inmediato, pero no esperes a que llegue, hay que buscarlo, puede haberse lastimado, o puede estar corriendo peligro — La rubia sentía como