La rubia se puso de pie tambaleante con las manos todavía en la boca, intentando respirar mientras veía a su alrededor cómo el suelo se hundía bajo sus pies.Su pálido rostro mostraba el rechazo y la impresión al mismo tiempo y las manos le temblaban de una forma casi incontrolable.— ¿Audrey? ¡Oh, por Dios! Audrey, no lo sabías, ¡No lo puedo creer! Pensé que él te lo había dicho, ¿Audrey? ¡Audrey! — Le dijo mientras la mujer comenzaba a caminar desorientada y sin rumbo fijo tropezándose con todo a su alrededor, y perdía el equilibrio completamente ausente en un torbellino mental en el que comenzaba a atar cabos formándose una verdadera película de terror, en la que ella había sido el conejillo de indias, la rata de laboratorio en la que habían experimentado mantener con vida a la esposa muerta de Connor.— ¡No, no, no, no! — Dejó salir con desesperación, pasándose las manos por la cabeza y sintiendo cómo las náuseas la invadían por completo y las arcadas la hacían doblar sobre sí mis
Las palabras del niño retumbaron con su propio eco dentro del pecho de Audrey, haciendo que se estremeciera de una forma casi antinatural:— ¿Vas a irte y me vas a dejar solito? ¿Cómo ella me dejó cuando se fue al cielo?La rubia se abrazó a sí misma, sintiendo temor y dolor al mismo tiempo, como si su corazón estuviera a punto de saltar sobre Oliver para abrazarlo. No pudo controlar las lágrimas y se dejó caer de rodillas delante del pequeño.— Oli… — dejó salir su nombre con voz trémula. El niño corrió hacia ella, abriendo los bracitos y apretándola con todas sus fuerzas, con miedo a perderla, a perder a su nueva mamá, como había perdido a Rachel.— ¡No me dejes, mami Audrey, no me dejes! — Sollozó con la vocecita quebrada.Los brazos de Audrey lo rodearon tiernamente con un amor e instinto de madre que no era propio de ella, pero que ahora parecía comenzar a entender de dónde surgía cada vez que Oliver estaba cerca.— ¡Oli, cariño! — exclamó con el rostro lleno de lágrimas mientra
— ¿Cuándo pensabas decírmelo? — La frase de la rubia quedó colgando en el aire como una amenaza subyacente de que él había hecho algo muy mal, pero Connor no entendía el qué.— Cariño, no entiendo de lo que me hablas…Audrey se mordió el labio y lo pensó por unos segundos antes de darse la vuelta.— ¿Cuándo ibas a decírmelo? — repitió con un tono de voz lleno de angustia y desesperación, de confusión y temor mientras se estiraba el cuello en V de la camiseta que llevaba puesta, dejando la cicatriz casi al descubierto — ¡Esto! Connor, ¿Cuándo me ibas a decir que siempre la amaste a ella, que nunca dejaste de amarla, ¡Y que estás tan enfermo que la ves a ella en mí!El rostro de Connor palideció en acto, ella pudo notarlo, las náuseas se apoderaron de su estómago y sintió cómo las piernas se le aflojaban, se acercó a la mesada y debió sujetarse también de ella para no perder el equilibrio.¿Qué estaba pasando? ¿Quién carajos se lo había dicho?— Audrey, escúchame… — Dijo en voz baja, la
Audrey empujó la puerta de la habitación de Oliver y entro con cuidado, tratando de no hacer demasiado ruido.El pequeño niño dormía en la cama plácidamente con su pijama de héroes de cómics, y una tenue luz proveniente de la lámpara de su mesita de noche, que proyectaba pequeñas lucecitas como estrellas sobre el techo azul oscuro a manera de cielo nocturno estrellado.Audrey se detuvo frente a la cama e inspiró profundo, tratando de controlar las lágrimas y el nudo en la garganta que amenazaba con ahogarla.Ahora que lo sabía, ahora que estaba al tanto de a quien había pertenecido su corazón, comenzaba a comprender algunas cosas.Nunca fue una mujer agorera, nunca creyó en cosas del más allá, y todavía no lo hacía, pero era imposible no sentir como ese corazón en su pecho latía por el niño que dormía en la cama.Era imposible no tener ese instinto materno ajeno dentro, como si de veras el pequeño Oliver hubiera nacido de ella, de sus propias entrañas.Debió obligarse a tener algo de
— Igual eso no cambia el hecho de que pudo acercarse a mí porque tenía el corazón de Rachel en mi pecho, así que… no puedo estar segura de que me ama a mí, tal vez nunca me ha amado en verdad — La rubia dijo con tristeza.Edie la miró con asombro y tomó sus manos por primera vez, clavando una mirada muy seria en los ojos de la rubia.— Mírame, Audrey, conozco a Connor desde hace mucho tiempo, y puedo asegurarte que ese hombre casi se muere con Rachel, estaba muerto en vida después de que ella se fue, era como un zombi, estaba en automático, nada lo animaba, pasó mucho tiempo queriendo morirse, lo único que no permitió que cometiera una estupidez, fue Oliver…Audrey no pudo evitar que las lágrimas afloraran en sus ojos, Loretta rodeó la mesita del desayunador y se paró junto a ella con las manos en sus hombros.— ¡Él volvió a sonreír contigo! Dificulto mucho que se acercara a ti buscando a Rachel en tu persona, creo que realmente te ama… — la rubia nunca había visto a Edie tan serio de
Audrey se quedó estupefacta. ¿De qué carajos estaba hablando Rosa?— ¿Cómo que Oli no está? pero… ¡Si lo dejé en la cama esta mañana! — Exclamó confundida — ¿Ya buscaste en la piscina?— ¡Sí!— ¿Y en las canchas? — Con un nudo en la garganta.— ¡También! — Aseguró la mujer del otro lado de la línea.— No pudo haber ido lejos, la mansión tiene mucha seguridad, ¡Debe estar en la propiedad! Hay que buscarlo con el personal de seguridad — Soltó como un tropel estropeando las palabras mientras corría hacia la salida del hospital.— Audrey, sé que tienes problemas ahora con Connor, pero ¿Vendrás a casa? — Rosa preguntó, se sentía desierta llevando a cuestas ella sola con la desaparición del niño, apenas había avisado a Connor y él iba en camino, y Beth… bueno, ni siquiera le había visto la cara en todo el día.— ¡Ni siquiera me lo preguntes, Rosa! Iré de inmediato, pero no esperes a que llegue, hay que buscarlo, puede haberse lastimado, o puede estar corriendo peligro — La rubia sentía como
— ¿De manos atadas? ¿Qué quiere decir con eso? — Connor soltó al borde de la angustia.— Que, si el niño no está aquí, señor Evans, no será fácil seguirle la pista, dependerá de los secuestradores y de cuando se quieran comunicar, debemos actuar rápido.Connor soltó una maldición y se dejó caer en el sillón con el rostro entre las manos, mientras Hunter daba instrucciones a su equipo y se movilizaban rápidamente por las inmediaciones.— Doctor, Evans, sé que está muy preocupado, ¡Pero necesito esos planos ahora! — Hunter le dijo tocándole el hombro.Connor levantó la cabeza y su vista se dirigió hasta un estante cerrado de puertas de madera de caoba tallada.— Ahí — Dijo saltando de la silla — Ahí están los planos de la propiedad, pero habrá que sobreponerlos, mi padre le hizo adiciones a la casa principal, y la propiedad ha cambiado con el paso de los años, me preocupan los desagües de la laguna y la piscina, y también los de las caballerizas, se supone que todo está sellado, pero so
— Audrey, escúchame — Connor se acercó a ella con cuidado, no sabía si la chica todavía estaba molesta con él por la situación del día anterior — Es ella, ¡solo Beth caminaría hasta el lugar más alejado de la propiedad en tacones!— Connor, estás haciendo una acusación ridícula, ella no puede haber planeado algo contra su propio sobrino — Audrey se echó para atrás un paso.— Necesito que busquen a la señorita Bethany en la propiedad, doctor, llame usted a su teléfono, debemos salir de las dudas — Ordenó Hunter mientras Audrey seguía negando con la cabeza sin que le entrara la idea de que la mujer había sido capaz de secuestrar al pequeño Oliver.Connor sacó el móvil del bolsillo y marcó a Beth, el teléfono sonó varias veces y hasta que ella respondió.— ¿Connor? Dime, ¿Qué necesitas?— ¿Dónde estás? — ÉL preguntó con tono seco y autoritario.La mujer sonrió de satisfacción, ahora la llamaba a ella, y solo con haber hecho un pequeño movimiento, ese plan le daría buenos resultados.— En