Connor notó la incomodidad de Audrey y su nerviosismo, no le gustaba la idea de que ella tuviera que enfrentarse a un ambiente de trabajo tóxico, habría que hacer algunos cambios.
— Audrey, estás muy tensa… — Observó preocupado.
— Es que… no voy a negarte que me emociona mucho volver al hospital, pero el ambiente de trabajo es bastante… — ella se quedó con la frase colgando sin saber como decirlo, no quería ofenderlo ni tampoco sonar desagradecida, después de todo, él había movido algunos hilos para que la recibieran de regreso, ¿No era así?
— ¿Negativo? — Haciendo un gesto con la cara como si quisiera dar a entender que no podía controlarlo todo aunque quisiera.
— Sí… — Soltando todo el aire y pensando en la reacción de mucha gente al verla de nuevo trabajando en el lug
Audrey se quedó mirando los profundos y hermosos ojos grises de Connor, que brillaban con un desconocido brillo de culpabilidad que ella no había visto antes en él.— ¿Qué sucede, Connor? — Preguntó la rubia con temor.— Yo… no lo he dicho por falta de oportunidad, pero quiero que sepas que no fue por desconfianza, cuando te quedaste en la mansión quise decírtelo, Rosa me dijo que si eras la indicada debería hacerlo a tiempo para no causar malentendidos entre nosotros, pero lo dejé pasar, y luego… bueno, ya sabes lo que sucedió luego… pero me arrepiento de no habértelo informado antes.— Connor, me estás asustando, ¿Qué es lo que no me dijiste? — Ella insistió, no le gustaban las sorpresas, y menos si parecían ser malas.— Tal vez yo pueda aclararle a la señorita… — Norris se ofreció al ver el predicamento de Connor, a lo mejor ganaba alguna indulgencia con escapulario ajeno.— Esto debo informárselo yo… — Aseveró levantando la vista, avergonzado, y luego mirando a la rubia: — Audrey…
Durante los primeros días de trabajo, las cosas estuvieron un poco tensas para Audrey, pero Connor se las arregló para suavizarlas, moviendo de lugar a algunos empleados para otros servicios y asegurándose de que tuviera un ambiente laboral más ameno. Con algunas excepciones, y la chica estuvo un poco más tranquila, ahora necesitaba tomarse un respiro.Sin embargo, en la mansión las cosas no iban tan bien como el galeno hubiera deseado, Beth se había ofendido en grado sumo por aquella discusión sobre la colegiatura de Oliver en Inglaterra, ella todavía insistía en que el niño debería viajar, y el padre del pequeño no daba su brazo a torcer.— Será mejor que lo pienses este fin de semana, Connor, aprovecha que no estaré en la ciudad, tengo muchos pendientes que atender en la compañía, así que cuando regrese podremos retomar el tema, espero que puedas recapacitar para entonces — Le dijo tirando de la maleta hasta ponerla frente la puerta de la cocina, había llamado insistentemente a los
— Estoy aquí, te espero, no tardes — Le escribió mientras se daba una ducha y se ponían un camisón corto y atrevido sin nada debajo.Aunque Beth no se enamoraría nunca de alguien como John, no iba a desperdiciar el buen se*xo que tenía con él cada vez que podía.— Entonces, ¿Él se creyó lo de tu viaje? —tecleó John de vuelta.— Sí, se lo creyó, tal como la última vez. Necesitamos hablar, hay mucho que hacer, necesito hacerme cargo del niño y mi plan no funcionó, así que te espero, para que hablemos.— ¿Solo para hablar?Bethany sonrió al leer el último mensaje y no pudo evitar pasar su mano por la entrepierna imaginando las enormes manos del ex jugador sobre ella.— Sabes que nuestras conversaciones son muy placenteras.— Entonces no me
Audrey se sentía rara, sentada en esa silla, mientras una completa extraña la maquillaba con esmero, no había necesitado antes que alguien lo hiciera por ella. Cuando Flora terminó, se le quedó mirando como quien contempla su propia obra de arte.— ¿Qué? — La rubia se atrevió a decir interrogativamente y muy nerviosa.— ¡Que de verdad estás hermosa! Por favor, permíteme tomarte un par de fotografías, ¡Esto hay que inmortalizarlo!Y luego de un par de clics, la chica tenía la muestra de su maravilloso trabajo.— ¿Ya puedo verme al espejo? — Audrey preguntó con timidez.— ¡Oh, pero claro, querida! — girando la silla en donde ella estaba sentada para que quedara frete al cristal.La mandíbula de la rubia cayó en el acto.—Si antes estaba que no me conocía a mí misma, ahora parezco una persona totalmente diferente — exclamó con asombro.— No lo creo, pienso que esta es la verdadera tú, una chica con tal belleza debería lucirla siempre, pero a veces nos encerramos en un caparazón como si f
Audrey observó la argolla atada con la cinta de seda roja sobre la superficie blanda y dulce de la red velvet cake, y se llevó las manos temblorosas a la cara por la impresión.Estaba sucediendo. Parecía estar en un verdadero sueño, ¿Cuándo en la vida ella se había dado la oportunidad seria de plantearse el permiso de soñar con casarse con Connor Evans?y sobre todo después de conocer la mansión, o cuando supo que era el dueño del hospital? ¡Habría sido absurdo!— Cariño — él se apresuró a decir mientras las lágrimas brotaban de los hermosos ojos verdes de Audrey.— Connor… — apenas pudo ella musitar presa del pánico.El hombre tomó el anillo de compromiso y le limpió la crema del pastel con una servilleta, y poniéndose de rodillas frente a ella, la miró con devoción y se lo ofreció con toda galantería, como si fuera un caballero de era medieval frente a su doncella.El ambiente en el restaurante cambió, haciéndose más festivo y con la pareja como el centro de atención, el cuarteto mus
Connor mordió suavemente el lóbulo de la oreja de la rubia y le susurró algo al oído.— ¿Quieres quedarte esta noche en la mansión? — Le dijo con voz gutural excesivamente sexi.Ella se le quedó mirando con picardía.— ¿En la mansión? Pero no está bien si todavía no estamos casados — Le dijo en tono juguetón.— Serás la señora de la casa muy pronto, ¿Por qué no te mudas conmigo, Audrey? — Le soltó la segunda bomba de la noche y sin anestesia.Ella debió procesarlo por un momento.— ¿De verdad? Es decir, sí, claro, cuando nos casemos, supongo que me mudaré contigo, pero…— Pero Oliver estará feliz de tenerte en casa desde ahora, ¡No sabes cómo te quiere ese niño! Y yo también, sería muy feliz de tenerme a mi lado cada día. Siento que no puedo estar más lejos de ti, es como un tormento cuando estás lejos, no sé cómo explicarlo.— Connor, ¡Nada me haría más feliz que pasar cada día contigo! Si eso es lo que deseas, pues yo también
El rostro de Rosa reflejaba la sorpresa, pero esa sorpresa bonita, llena de ilusiones. Amaba a Connor como si fuera su hijo, lo había criado, y lo había visto convertirse en quien era. También lo vio sufrir con la desgracia de la muerte de Rachel, y saber que ahora se ilusionaba y enamoraba de nuevo, teniendo la posibilidad de una vida feliz para él y para Oliver, era lo que más había deseado.Abrazó a Connor como lo hubiera hecho una madre, y luego se quedó mirando a Audrey sin saber si podía también abrazarla, pero fue la chica quien la rodeó con sus brazos con toda sinceridad y humildad.— ¡No saben lo feliz que me hacen, Audrey, me alegro mucho por ti, Connor es maravilloso, sé que serás muy feliz a su lado! — Rosa le dijo cuando iban subiendo las escaleras.— No sé si me apresuré, Rosa, pero como te dije, no quería perder m
Cuando los primeros rayos de sol acariciaron el rostro angelical de la rubia, Connor ya se había levantado. Ella estiró el brazo a un lado buscándolo y el espacio en la cama estaba vacío. Levantó la cabeza ligeramente para comprobarlo y suspiró. Alargó la mano para tomar la almohada de Connor y la abrazó con fuerza inspirando su delicioso aroma a perfume masculino.La puerta se abrió y él entró vestido con un pantalón de sudadera y una camiseta sin mangas, traía una charola en las manos y sonreía ampliamente.— Buenos días, dormilona — Le dijo acercando la charola a la mesita junto a la cama — Te he traído el desayuno para que comamos juntos.Ella le devolvió la sonrisa y se estiró como un gato, dándole sin querer una vista perfecta de sus pechos desnudos.— Me gusta la vista — él coment&