Audrey observó la argolla atada con la cinta de seda roja sobre la superficie blanda y dulce de la red velvet cake, y se llevó las manos temblorosas a la cara por la impresión.Estaba sucediendo. Parecía estar en un verdadero sueño, ¿Cuándo en la vida ella se había dado la oportunidad seria de plantearse el permiso de soñar con casarse con Connor Evans?y sobre todo después de conocer la mansión, o cuando supo que era el dueño del hospital? ¡Habría sido absurdo!— Cariño — él se apresuró a decir mientras las lágrimas brotaban de los hermosos ojos verdes de Audrey.— Connor… — apenas pudo ella musitar presa del pánico.El hombre tomó el anillo de compromiso y le limpió la crema del pastel con una servilleta, y poniéndose de rodillas frente a ella, la miró con devoción y se lo ofreció con toda galantería, como si fuera un caballero de era medieval frente a su doncella.El ambiente en el restaurante cambió, haciéndose más festivo y con la pareja como el centro de atención, el cuarteto mus
Connor mordió suavemente el lóbulo de la oreja de la rubia y le susurró algo al oído.— ¿Quieres quedarte esta noche en la mansión? — Le dijo con voz gutural excesivamente sexi.Ella se le quedó mirando con picardía.— ¿En la mansión? Pero no está bien si todavía no estamos casados — Le dijo en tono juguetón.— Serás la señora de la casa muy pronto, ¿Por qué no te mudas conmigo, Audrey? — Le soltó la segunda bomba de la noche y sin anestesia.Ella debió procesarlo por un momento.— ¿De verdad? Es decir, sí, claro, cuando nos casemos, supongo que me mudaré contigo, pero…— Pero Oliver estará feliz de tenerte en casa desde ahora, ¡No sabes cómo te quiere ese niño! Y yo también, sería muy feliz de tenerme a mi lado cada día. Siento que no puedo estar más lejos de ti, es como un tormento cuando estás lejos, no sé cómo explicarlo.— Connor, ¡Nada me haría más feliz que pasar cada día contigo! Si eso es lo que deseas, pues yo también
El rostro de Rosa reflejaba la sorpresa, pero esa sorpresa bonita, llena de ilusiones. Amaba a Connor como si fuera su hijo, lo había criado, y lo había visto convertirse en quien era. También lo vio sufrir con la desgracia de la muerte de Rachel, y saber que ahora se ilusionaba y enamoraba de nuevo, teniendo la posibilidad de una vida feliz para él y para Oliver, era lo que más había deseado.Abrazó a Connor como lo hubiera hecho una madre, y luego se quedó mirando a Audrey sin saber si podía también abrazarla, pero fue la chica quien la rodeó con sus brazos con toda sinceridad y humildad.— ¡No saben lo feliz que me hacen, Audrey, me alegro mucho por ti, Connor es maravilloso, sé que serás muy feliz a su lado! — Rosa le dijo cuando iban subiendo las escaleras.— No sé si me apresuré, Rosa, pero como te dije, no quería perder m
Cuando los primeros rayos de sol acariciaron el rostro angelical de la rubia, Connor ya se había levantado. Ella estiró el brazo a un lado buscándolo y el espacio en la cama estaba vacío. Levantó la cabeza ligeramente para comprobarlo y suspiró. Alargó la mano para tomar la almohada de Connor y la abrazó con fuerza inspirando su delicioso aroma a perfume masculino.La puerta se abrió y él entró vestido con un pantalón de sudadera y una camiseta sin mangas, traía una charola en las manos y sonreía ampliamente.— Buenos días, dormilona — Le dijo acercando la charola a la mesita junto a la cama — Te he traído el desayuno para que comamos juntos.Ella le devolvió la sonrisa y se estiró como un gato, dándole sin querer una vista perfecta de sus pechos desnudos.— Me gusta la vista — él coment&
Bethany se giró de lado para ver a la mole de puro músculo que roncaba junto a ella. Era tan atractivo a la vista como despreciable por dentro.A veces ni ella misma, siendo quien era, podía comprender cómo un tipo con esas facciones y ese físico pudiera ser un total bruto, pero para el buen sexo y hacer del niño del mandado estaba bien, no era como si estuviera dispuesta a prolongar su extraña media relación con John.Suspiró. Estaba segura de que pronto eso se acabaría, necesitaba aferrarse a que muy pronto quien amanecería con ella sería Connor, y entonces todo habría valido muy bien la pena. ¡Todo! Incluyendo los capítulos oscuros y sórdidos de su vida.Se estiró como una gata con una sonrisa en los labios y las ganas de co*ger de nuevo con él antes de irse, un polvo más no sobraba, sobre todo cuando se tenía a un sementa
Ambos bajaron al estacionamiento del hotel y justo antes de subir al auto de Beth, a ella la asaltó una idea, un problema, en realidad.— ¿Y ahora qué? — John se detuvo junto a la puerta del copiloto.— Que se supone que estoy de viaje, no puedo regresar a la mansión hoy mismo, debo esperar hasta mañana, o hasta el lunes si quiero ser convincente.John sonrió, eso significaba una cosa, pasar al menos otro día con ella en la cama.En la mansión, Oliver corría y jugaba con Audrey con una libertad infantil que hacía mucho tiempo no reflejaba, bajo la mirada complacida de su padre. Connor inspiró profundo y miró al cielo en un gesto de agradecimiento a quien fuera que estuviera allá arriba, tejiendo los hilos de su vida, y por haber puesto a Audrey en su camino y en el de su pequeño hijo para hacerles la existencia más llevadera despu&eac
El domingo en la mañana, desde muy temprano, la nueva feliz familia dedicó buena parte del día para salir a pasear, Audrey quiso ir de día de campo a un lugar con muchos árboles así que Connor propuso ir hasta el parque Lake Friendswood, un lugar excelente para navegar en lancha y disfrutar del buen clima, un asado y un buen chapuzón, también los acompañó Rosa, pero no fue como empleada, sino como parte del grupo familiar.Habían viajado en helicóptero hasta una propiedad de Connor muy cercana al parque, y luego cubrieron el corto trayecto restante en auto. Oliver estaba disfrutando mucho del paseo, y Connor ya había olvidado la última vez que había visitado el lugar.Prepararon la comida, se dieron un baño y al final de la tarde se tendieron sobre el césped bajo la sombra de los árboles para descansar, mientras Oliver montaba en bicicleta y ell
Bethany acababa de descubrir que Audrey se había metido en la vida familiar de Connor tan rápido que ni siquiera ella la había visto venir. Al menos no así.— ¡Me lleva!— ¿Qué dice? — Preguntó el hombre de seguridad que la ayudaba a llevar sus maletas hasta la habitación.— ¡Nada! No seas metiche, ¡No te pagan por eso! — soltó con rabia y se quedó pensando mientras caminaba tras el hombre, y al llegar a su habitación, este preguntó si podía entrar para dejar el equipaje dentro.Bethany asintió con un tosco movimiento de la cabeza y luego, al verlo allí dentro con la maleta, se le ocurrió una idea.— ¿Necesitas dinero? — Preguntó de pronto tomándolo por sorpresa.— ¿Cómo dice?— ¿Qué si necesitas dinero? T