Connor la atrajo hacía su cuerpo y pasó una de las manos tras su cuello enredando los dedos en el cabello de Audrey, el simple roce de sus dedos envió una corriente eléctrica desde la base de su cráneo hasta el resto de su cuerpo, haciéndola estremecer mientras se lamía el labio inferior y lo presionaba contra su boca de forma dulce y gentil.Este beso comenzó suave y delicado, pero fue tomando poco a poco otro matiz, uno más deseoso y urgente, cargado de los pensamientos que cada uno tenía hacia el otro, de los sentimientos y deseos que habían estado contenidos y de los cuales ni siquiera eran totalmente conscientes, sino que comenzaban a liberarse de nuevo tras la conversación a medida que la piel rozaba la piel, y los labios se comían entre sí cuando las manos buscaron otros horizontes explorando el cuerpo ajeno para su propio deleite.— Audrey… —&Eac
— Tía, ¿A dónde vamos? — Oliver preguntó al subir al auto con Bethany.— Vamos a darle una sorpresa a tu padre — Ella contestó al niño en tono neutro, aunque por dentro se sentía ansiosa, ya que era la primera vez que sentía un poco de libertad para tener iniciativa y romper por fin con esa relación cuasi familiar entre ella y Connor, y estaba dispuesta a hacerlo en grande. Comenzaría a avanzar hacia la meta que se había planteado desde hacía poco más de un año.— ¿Una sorpresa? Pero, ¿Por qué? — EL niño preguntó con inocencia.— Hoy es un día muy especial para todos, así que iremos a buscarlo al hospital, ya debe haber terminado su turno, y luego podremos hacer algo en familia.El niño la miró con duda en sus ojos, a pesar de que su tía Beth viv&ia
— ¡Oliver! — Connor cubrió los tres metros de pasillo que lo separaban de su hijo y lo envolvió con sus brazos levantándolo del suelo. — ¡Papi! — El niño respondió colgándose del cuello de su padre con una enorme sonrisa. — ¿Qué haces aquí, campeón? ¿En dónde está el chofer? — Está abajo en el auto, vine con mi tía Beth, pero ella viene subiendo las escaleras ¡Y yo le gané en la carrerita! En ese momento, Bethany asomaba por la esquina del pasillo con una expresión severa en el rostro. — ¡Se me ha vuelto a escabullir! Ya no hay manera de controlar a ese niño. — ¿Beth? — a Connor le causó gracia la ocurrencia de Oliver de correr y dejar atrás a Bethany, pero puso cara de seriedad al ver su molestia. — Debemos hablar de esto, Connor, es por eso que estoy aquí, tengo algo importante que quiero que conversemos. — ¡Audrey! — el pequeño gritó y alargó las manitos hacia la chica que venía saliendo del puesto de enfermeras.
Beth continuaba con su pantomima. Si bien al principio se había mareado un poco, ahora estaba interpretando el papel a la perfección, no dejaría que la rubia protagonizara la noche ni lo que quedaba del resto de la vida de Connor, de manera que se abandonó en los brazos del galeno y mantuvo el cuerpo flácido y los ojos cerrados por largo rato aparentando haber perdido el conocimiento.— ¡Doctor Evans! — Martha llegó con todo lo necesario para hidratar a Bethany— Martha, ¿Por qué tardó tanto? — él preguntó quitándole todo de las manos.La mujer parpadeó y luego habló con cuidado.— Casi no pude creerle a Audrey cuando la vi — Dijo excusándose — No se suponía que ella estuviera otra vez en el hospital — Soltó al fin.Connor la atravesó con la mirada.— ¡
— Pensé que estarías feliz de que Oliver se codee con gente importante desde su niñez, además, ¿No quieres lo mejor para él?— Creo que nuestros conceptos de lo que es mejor para Oliver van por caminos muy separados, Beth, no dejaré a mi hijo crecer en la soledad de un internado al otro lado del océano, ¡Solamente porque los hijos de la realeza vivirán con él bajo el mismo techo! — expresó de manera enfática.— Pero, ¡Connor! Ya está hecho, Oliver debe viajar a Inglaterra en las próximas semanas, tengo el calendario en mi bolso — Explicó como si ya estuviera tomada la decisión y el niño fuera suyo.— Lo lamento mucho, Beth, pero creo que esta conversación llegó a su fin. No puedo permitirme enviar a mi hijo lejos de mí, él ha tenido muchos traumas que superar y no lo dejaré en la soledad de un colegio, por muy prestigioso que sea — levantándose y pasando una mano por su cabello de forma nerviosa.La sola idea de separarse de su pequeño Oliver, le causaba angustia.— Estás actuando de
Connor puso en marcha el auto y llevó a Audrey a su casa, no sin antes darle instrucciones sobre presentarse temprano al día siguiente en el hospital con su uniforme de enfermera para comenzar de nuevo el lugar. Cuando Loretta la vio llegar, no podía creer su buen ánimo, de inmediato la interrogó como si la tuviera sentada en el estrado de un jurado, y pidió lujo de detalles. Audrey se limitó a dar generalidades, pero su amigo se alegró mucho por ella. En la mañana, la rubia se vestía de nuevo con su uniforme de enfermera y se miraba al espejo mientras se levantaba la larga melena dorada en una coleta. — ¡Buenos días, suertuda! — Le dijo su amiga asomándose a la puerta de su habitación — Había olvidado lo bien que te sienta tu uniforme de enfermera. — Loretta, es solo un uniforme. — Si claro, cariño, uno que levantó bajos instintos en más de un hombre — se burló juguetona haciéndola sonrojar. — Loretta… — ¡Es en serio! ¡No deberías avergonzarte de la figura de musa tallada en má
Connor notó la incomodidad de Audrey y su nerviosismo, no le gustaba la idea de que ella tuviera que enfrentarse a un ambiente de trabajo tóxico, habría que hacer algunos cambios.— Audrey, estás muy tensa… — Observó preocupado.— Es que… no voy a negarte que me emociona mucho volver al hospital, pero el ambiente de trabajo es bastante… — ella se quedó con la frase colgando sin saber como decirlo, no quería ofenderlo ni tampoco sonar desagradecida, después de todo, él había movido algunos hilos para que la recibieran de regreso, ¿No era así?— ¿Negativo? — Haciendo un gesto con la cara como si quisiera dar a entender que no podía controlarlo todo aunque quisiera.— Sí… — Soltando todo el aire y pensando en la reacción de mucha gente al verla de nuevo trabajando en el lug
Audrey se quedó mirando los profundos y hermosos ojos grises de Connor, que brillaban con un desconocido brillo de culpabilidad que ella no había visto antes en él.— ¿Qué sucede, Connor? — Preguntó la rubia con temor.— Yo… no lo he dicho por falta de oportunidad, pero quiero que sepas que no fue por desconfianza, cuando te quedaste en la mansión quise decírtelo, Rosa me dijo que si eras la indicada debería hacerlo a tiempo para no causar malentendidos entre nosotros, pero lo dejé pasar, y luego… bueno, ya sabes lo que sucedió luego… pero me arrepiento de no habértelo informado antes.— Connor, me estás asustando, ¿Qué es lo que no me dijiste? — Ella insistió, no le gustaban las sorpresas, y menos si parecían ser malas.— Tal vez yo pueda aclararle a la señorita… — Norris se ofreció al ver el predicamento de Connor, a lo mejor ganaba alguna indulgencia con escapulario ajeno.— Esto debo informárselo yo… — Aseveró levantando la vista, avergonzado, y luego mirando a la rubia: — Audrey…