¡El cielo estaba horrible! Las densas nubes se movían lentamente en el cielo, y al fondo, en el horizonte, los destellos de los rayos bailaban entre las partes más oscuras, trayendo un estruendoso ruido que resonaba por el cielo. Seguramente, sería cuestión de minutos para que cayera una gran tormenta esa mañana. James se levanta del sillón, sorprendido por los estruendos de los truenos, y se dirige directamente a la ventana para ver qué está pasando afuera. Se da cuenta de que una gran tormenta inminente está a punto de ocurrir. Observa la cama y ve que Liz todavía está dormida, como si nada estuviera sucediendo. Sonríe al ver la serenidad en su rostro y vuelve a sentarse en el sillón, con los brazos cruzados mientras piensa.

"Dios mío, hoy promete ser uno de esos días, según veo. Una gran tormenta va a caer muy pronto y justo hoy, que será el día del alta de Liz. Me gustaría poder llevarla directamente de aquí a un parque para que pueda respirar un poco de aire fresco, ya que ha pas