Lizzie—Lizzie, si no me dices qué pasó, no puedo ayudarte —insiste Eithan por décima vez durante el camino.—Ya te dije que no pasó nada, solamente quería verlos, a ti y a la abuela.Sé que si le digo a mi hermano lo que pasó querrá ir a enfrentar a Daniel, y no puedo permitirlo. Por mucho que sea un hombre, sigue siendo menor. Aunque no puedo negar que ha cambiado un montón, más incluso que la última vez que lo vi. Ahora tiene más músculos y hasta me parece que ha crecido en altura un poco.—No sé por qué no te creo, algo me dice que me ocultas algo. Estás muy rara.—Te juro que no es nada, quizá es por las hormonas del embarazo, esto ya está a nada de reventar —bromeo señalando mi vientre. Él dirige la vista hacia allí y sonríe.El taxi justo llega a la casa, así que me ayuda a bajar y pasa una mano por mi hombro estrechándome hacia su cuerpo.—A mi abuela le encantará verte. No te lo admitirá, pero ha estado bastante deprimida desde que te fuiste.—Lo sé, así es ella, no dará su b
StefanLa semana transcurrió por mucho que deseé con todas mis fuerzas que no sucediera. Todo este tiempo he estado tratando de ocultarme de mi padre y de mi abuela, quienes no han dejado de insistir en que desista de ese matrimonio, pero no puedo hacerlo ahora que estoy tan cerca de obtener las pruebas.Joanne lo había prometido, y aunque hice todo lo posible por robárselas sin que se diese cuenta, me fue sencillamente imposible.Ni siquiera Tyson con toda su experticia pudo hacerlo. Así que no me queda de otra más que seguir con el plan hasta las últimas consecuencias.Sin embargo, ahora que solo me faltan horas para ese terrible momento, mi seguridad comienza a flaquear.Joanne se ha salido de la casa para irse con sus padres desde esta mañana. Es por eso por lo que me encuentro solo.Karina, mi empleada, me arregló el traje de boda lo mejor que pudo. Verlo me recuerda a ese día en el yate cuando sin querer, terminé casándome con la única mujer que ha despertado en mí alguna clase
StefanEscucho las palabras que salen de su boca, pero no soy capaz de procesarlas por completo. Eithan me mira con los ojos muy abiertos y aun jadeante, a la espera de que yo reaccione a lo que me acaba de decir. Sin embargo, ¿cómo espera que le diga algo? ¿Cómo espera si quiera que me mueva? Estoy tan impactado que apenas y puedo respirar sin que me dé un ataque de pánico aquí mismo.—¡Stefan! ¡Reacciona! —Ah… e-es… que e-eso… no puede ser —balbuceo como un idiota.—Mira, no tengo mucho tiempo, ella ni siquiera sabe que estoy aquí, pero vine porque sentí que era lo correcto. Además, Stefan, mi hermana no está bien, temo que pueda estar luchando no solo por traer al mundo a su hijo, sino también por mantenerse en este.—¿Qué?—¡Que se está muriendo! —grita.Escuchar esas palabras es más que suficiente para que yo salga de mi trance. Tengo mil preguntas en la cabeza, todas se pasean por mi mente en un bombardeo sin descanso, mas, ahora mismo solo puedo responder de una sola forma.—¿
Lizzie Nunca en mi vida había sentido un dolor tan intenso como ahora. Ya sabía que parir es doloroso, pero nadie me dijo lo terrible que sería hasta este momento, en que lo estoy experimentando de primera mano. Sin embargo, y a pesar de todo lo que mi cuerpo está pasando, me duele mucho más el corazón al saber que Stefan no estará a mi lado. Y todo esto es mi propia culpa. Ni siquiera puedo reclamarle algo, porque yo fui la única tonta que tomó la decisión de ocultarle la verdad. Tal vez si se lo hubiera dicho, ahora no estaría casándose con ella, sino aquí, a mi lado. Las lágrimas se desbordan de mis ojos y bañan mis mejillas, que de por sí, ya están humedecidas por el sudor que me causa el esfuerzo de las contracciones. La doctora que me atiende dijo que a pesar de que se me adelantó el parto, todo parece ir relativamente bien. Exceptuando porque perdí mucho líquido amniótico, pero si dilato pronto, mi bebé no sufrirá. Tengo los ojos cerrados porque no quiero ni pensar. Prefer
StefanSi tuviera que enumerar los mejores momentos de mi vida, en definitiva, ver nacer a mi hijo encabezaría el puesto número uno. Es algo tremendamente impactante, pero también es igual de hermoso. Ver esa pequeña vida entre mis brazos me ha abierto un nuevo mundo de posibilidades, y sin duda alguna, todo va a cambiar a partir de ahora. Porque sé que haría lo que fuera por ella y por mi hijo.Escucharla decir que me ama se siente como ese remedio que necesitaba mi alma para estar bien otra vez.—¿Qué nombre has escogido para él? —le pregunto luego de separarme de sus labios.Si fuera por mí, me sumiría en su boca y en su piel para siempre.—Lo dudé mucho, pero al final escogí ponerle el nombre de mi padre abreviado: Alex.—Es un lindo nombre, aunque me hubiera gustado escogerlo contigo —admito.Ella se sonroja y aparta la mirada con vergüenza. Entiendo lo que hizo, yo le di todos los motivos para pensar que nunca la quise, y que todo había sido meramente un contrato de trabajo, com
StefanAprovecho el tiempo que estamos en el hospital para encerrarnos en nuestra propia burbuja de felicidad. Apago mi celular porque no quiero concentrarme en nada más que no sean Lizzie y nuestro hijo. Sin embargo, todo debe llegar a su final, y al día siguiente cuando nos dan luz verde para salir del hospital, sé que tengo que volver a la realidad.Espero hasta estar afuera, cuando Lizzie entra al auto con el bebé en brazos. Es ahí cuando lo vuelvo a encender.El primer mensaje que recibo es de Joanne, seguido de una infinidad de llamadas perdidas. Entre su padre, su madre, algunos invitados, incluso Tyson me dejó mensajes de voz. Por supuesto, también números desconocidos me han llamado, seguramente algunos deben ser de parte de la prensa. Nadie sabe a dónde me fui, lo cual es una ventaja, de otro modo, estarían todos aquí.Después me encuentro con una llamada perdida de mi padre y otra de mi Nonna. En definitiva, a ellos no los puedo dejar ignorados. Me pregunto cómo reaccionará
Lizzie La mandíbula de la Nonna se abría y se contraía con cada cosa nueva que Stefan y yo le revelábamos. Cuando terminamos, se queda un poco estupefacta. No deja de mirar al pequeño Alex en mis brazos. —Quisiera decir que me sorprende, pero ya me lo sospechaba —dice al fin con una sonrisa. Ese momento de tensión antes de que hablase casi hace que mi corazón se desbocase de lo rápido que iba. Y es que, después de ver todo lo que hizo Joanne, temía que Nonna se pusiera a favor de ella. Ver en sus ojos el odio y la amenaza latente en sus palabras me dio miedo, en especial llevando a mi bebé en brazos, me sentí realmente indefensa. —¿Lo sospechabas? —pregunta Stefan. —Pues claro, ¿crees que soy tonta? Por eso fui a buscar a Lizzie hasta Pensilvania, y por eso te pedí que no te casaras con esa mujer. Ya sabía que no podías estarlo haciendo por tu propia voluntad. Nonna se pone de pie y se acerca a nosotros con una cálida sonrisa. »¿Puedo cargarlo? No puedo creer que tengo un bisn
StefanLlego a mi oficina con una amplia sonrisa en los labios. Realmente parece casi un sueño que por fin pueda estar a su lado otra vez. A pesar de la oposición de mi padre y que no soy la persona favorita de su abuela en este momento, no todo parece perdido para Lizzie y para mí.Sin saberlo, ella me enseñó el verdadero significado del amor, y no deseo perder más tiempo, quiero estar a su lado para siempre.Mientras venía de camino, se me ocurrieron muchas ideas para pedirle matrimonio. Esta vez quiero casarme con ella con todas las de la ley, con su apellido real por supuesto.Voy riéndome conmigo mismo con ese pensamiento, hasta que veo a Tyson en el escritorio.—Aquí estoy, dime qué fue lo que encontraste.—Señor, primero que todo, no puedo creer que haya dejado plantada a Joanne en la iglesia. Todo ha sido un caos desde ayer. Los periódicos no paran de llamar para entrevistarlo.—Lo imagino, pero no tengo tiempo para lidiar con eso en este momento. Quiero saber qué descubriste