Soltó el aire, pensó que tardaría más tiempo para volver a pisar la casa de Devon, su padre adoptivo, el hombre que la rescató del orfanato, después que su madre hubiera muerto en aquel accidente, hasta donde recordaba nunca había tenido presente la figura paterna de ningún hombre en su vida, solo eran ellas dos en una casa humilde. —Si no quieres entrar, yo entró por ti— sonrió por su sugerencia, aunque si quería tomar su palabra, no podía ser una cobarde, en algún momento de su vida tendría que volver a ver a Devon.—No, quiero ver su rostro cuando le pregunte sobre la mujer— solo pedía que esto no lo supiera, porque si resultaba que conocía que Steven tenía una relación con otra mujer, las ruinas de su imagen como padre se volverían polvo— solo no me sueltes la mano.—Eso nunca va a pasar— besó el dorso de su mano, lo que provocó que experimentara una paz y seguridad que era única. Tocó el timbre y no tardó mucho que la puerta se abriera.—Señorita Arantxa que gustó volver a verla
Era un ángel que caminaba entre ellos, unos simples mortales, que tenían la dicha de poderla ver. Pero uno era él más afortunado de todos y del que sentía una profunda envidia, porque gozaba con la suerte que ella había puesto los ojos en él, que le permitía tomar sus labios, entrelazar sus manos y quien podía adorarla cada vez que la poseía. Como siempre deseaba algo que no obtendría, pues simplemente ella nunca le dirigió ni una mirada, para ella no existía, solo el hombre que iba a su lado. La deseaba en secreto, en sus mejores sueños la tenía entre sus brazos amándola, tal parecía que así viviría por el resto de su vida, no tendría el valor de acercarse para hablar de sus sentimientos, pues ella nunca se fijaría en él. Se preocupó al ver que no iba a la universidad, que pensó que le hubiera pasado lo peor, más que su novio tampoco aparecía por los pasillos. Preguntando se enteró que ese hombre había sido el más tonto del mundo al dejarla libre, sintió una pisca de valentía, plan
Se sentía perdida sin un trabajo estable, en lo que más le gustaba hacer, con más dudas sobre Steven, no entendía porque quería estar con ella, cuando era evidente que tenía a otra.—¿Ahora que voy hacer? — se dejó caer en el sofá más largo— no quiero quedarme en casa, yo necesito salir a atender a mis pacientes, tengo meses que no voy al orfanato, ni al asilo.—Pues vamos— se sentó a un lado de ella— te acompaño a donde quieras, y mañana mismo comienzas a buscar trabajo, no creo que tengan comprados a todos los hospitales de la ciudad.—No lo dudes, los Westen son muy conocidos y tienen muchas influencias— se apoyó en el pecho de él, sabía que la querían tener contra la pared, para así poder quitarle a su hijo de sus brazos— todo porque me quiere llevar a la desesperación de no poder tener que ofrecerle a mi hijo.—No te preocupes por eso, te lo vuelvo a repetir, yo no voy a permitir que te lo quiten…—Ellos son su familia, para un hombre sería mejor que el hijo de otro no esté en me
Como era posible que ya se hubiera ido, si claramente le había ordenado que no saliera del lugar, cuando diera con ella tenía que enseñarle que debía obedecer, miró la larga calle, por donde debía comenzar para ir de tras de ella;—¿Hace cuanto salió? — preguntó con cierta molestia, pero también con preocupación, pues si la persona que había mandado la amenaza, al fin pudiera cumplirla, teniendo en su poder a Arantxa.—No hace más que quince minutos, una mujer vino por ella, dijo que venía de su parte— frunció el ceño, él no había mandado a nadie a recoger a Arantxa, y mucho menos a una mujer. —¿Cómo es esa mujer? — cuestionó para tener alguna pista de esa mujer.—Morena, de cabello corto y negro, piel muy suave, era delgada, y alta, era una persona muy amable— abrió los ojos, la descripción que le había dado encaja perfectamente en Valentina.—Muchas gracias madre, con permiso— no entendía porque Valentina, se había llevado a Arantxa, de camino a su auto busco el número de su amiga
Leonardo condujo su auto hasta el lugar que le indicaba donde estaba Valentina con Arantxa, no le había importado pasarse algunos altos, su prioridad era que ella estuviera bien y a salvo de Valentina. Le marcó a su primo para que fuera a ayudarlo, le indicó donde estaban y que ahí se verían para rescatar a su esposa.Al llegar se percató de una motocicleta que reconoció de inmediato, era la de Diego, que había llegado antes que él. —¿Ya viste a Arantxa? — le cuestionó con desesperación, no quería perderla de nuevo, ahora que la tenía a su lado. —Si, Valentina la tiene sobre una plataforma, debajo de ella están encendidas unas aspas que se usan para separar el trigo — un golpe en la boca del estómago se instaló, al imaginar en el peligro que se encontraba Arantxa, no había explicación para el comportamiento de Valentina, más que se había vuelto loca— creo que sería bueno que tu fueras por Arantxa mientras yo distraigo a Valentina. —No, ella se daría cuenta, mejor tu ve por Arantxa,
Le indicó a Diego la dirección de una clínica de bajos recursos que se encontraba a las afueras de la ciudad, la conocía porque en dos ocasiones acompañó a su amiga Amy a cubrir a su tía que era dueña del lugar. Confiaba que era un sitio seguro para que Leonardo recibiera la atención necesaria, donde no corriera el peligro que la policía pudiera llegar a arrestarlo. Tenía unos minutos que había dejado de sangrar, pero ya estaba presentando los signos de la falta del líquido vital, podía sentir como sudaba frío, sus labios se estaban poniendo pálidos y secos, además que los dedos de sus manos se estaban poniendo moradas. Si no llegaban a tiempo temía que la muerte de nueva cuenta le ganara y ahora si se llevara al amor de su vida. —Ya estamos cerca, resiste Leo— le dijo al oído tratando de hacer que no dejara de luchar, beso su frente, una lágrima de su ojo cayó y lo hizo que abriera los ojos— no puedes dejarme, eres mi vida, lucha, lucha por nosotros que te necesitamos.—Te aseguro
Un hombre con un puro en la mano veía por ventana la llegada de un auto, mirando el verde de los árboles esperó para que entran los recién llegados.—Señor llegaron con Valentina— un hombre vestido de negro totalmente entraba en la habitación.—Dime que logro acabar con esa m@ldita mujer— preguntó llevando el puro a su boca para dar una calada.—Lo siento jefe, pero Valentina no lo hizo, Arantxa sigue viva— dio media vuelta mirando con el mayor odio en sus ojos.—Que nadie puede terminar con ella— el hombre se agazapo en su lugar al ver la furia de su jefe, sabía cómo se ponía cuando no se cumplían sus órdenes— busca de nuevo al piroman, dile que ahora si vamos necesitar de sus servicios— los días que estuvo desaparecida por estar esperando un engendro de Westen había pospuesto el plan que tuvieron sus hombres.—Como ordene jefe— se disponía a salir cuando recordó algo— tal vez sea más fácil terminar con ella, en su delirio Valentina dijo que mató a Leonardo Santamaría.—Esa noticia e
Durante dos semanas Arantxa no dejó que Leonardo hiciera ningún esfuerzo, había hecho una tabla con los horarios de los medicamentos, por las mañanas le hacía su curación y llevaba el registro de cómo iba evolucionado la herida, gracias a sus cuidados parecía que pronto saldría de la cama. Pasaban la mayor parte del tiempo solos en la habitación, ella de ser su doctora se había convertido en su enfermera, para evitar que hiciera algún esfuerzo lo bañaba asegurándose que sus manos estuvieran lejos de ella, porque cada vez que tenía oportunidad, la acariciaba de una forma que le provocaba deseo, de estar entre sus brazos, los cuales debía reprimir para evitar que pudiera causarle algún daño. Diego permanecía en el departamento, pero él siempre estaba en la sala o en la cocina trabajando, buscando pistas para por fin dar con él que la amenazaba, llevaba la demanda junto con el abogado de Leonardo del terminó de la sociedad con Valentina, después de lo que había intentado hacerle a Aran