Los rayos del sol pegaban en sus ojos, lentamente los abrió mirando como entraban por la gran ventana de la habitación que ahora compartía con Leonardo desde hace tres meses que dormían juntos, desde aquella noche que Valentina intentó separarlos con esa mentira. Al final su plan no había resultado como ella había pensádo, Leonardo había querido irle a reclamar que hiciera eso, pero ella lo detuvo, lo mejor era mostrarle que no había afectado en nada su vida, ni su relación que ahora retomaban. La denuncia que había interpuesto John no prosperó, claro que no lo haría pues no había ninguna prueba de la culpabilidad de Leonardo. Así que seguían sin saber quien ordenó la muerte de Steven y por consiguiente ella seguía en peligro, pues las amenazas no cesaban. A pesar de eso, ella se sentía segura con Leonardo, sentía que nada podría pasarle si se encontraba en sus brazos como en esos momentos de la mañana. Levantó la cabeza para mirar el rostro fino y apacible de Leonardo que dormía t
Zoe le trajo un vaso con agua, estaba temblando, y lloraba, pero no era por el dolor de saber que él tenía una amante, sino por haber sido una tonta al creer ciegamente en él, por pensar que lo conocía, que era una persona transparente con ella. —¿Con quién pretendía compartir mi vida? — si no hubiera muerto, ahora mismo seguiría engañada, creyendo en un hombre que todos esos años le mintió— ¿Cuál era el propósito de montar toda esta mentira?—No lo sé cariño, pero te aseguro que lo sabrás— sintió un dulce beso en su frente, se aferro a los brazos de Leonardo, si no lo tuviera ahora a su lado, estaría perdida en medio de todas las mentiras de Steven y Devon. —Devon, tal vez él sepa porque Steven estaba conmigo— si habían sido cómplices para separarlos, entonces él debía saber que benefició obtendría si se casaba con ella— vamos a buscarlo, necesito conocer quien era en verdad Steven— con delicadeza paso su dedo pulgar por su mejilla limpiando una lágrima— Leo que tal que esa mujer s
Soltó el aire, pensó que tardaría más tiempo para volver a pisar la casa de Devon, su padre adoptivo, el hombre que la rescató del orfanato, después que su madre hubiera muerto en aquel accidente, hasta donde recordaba nunca había tenido presente la figura paterna de ningún hombre en su vida, solo eran ellas dos en una casa humilde. —Si no quieres entrar, yo entró por ti— sonrió por su sugerencia, aunque si quería tomar su palabra, no podía ser una cobarde, en algún momento de su vida tendría que volver a ver a Devon.—No, quiero ver su rostro cuando le pregunte sobre la mujer— solo pedía que esto no lo supiera, porque si resultaba que conocía que Steven tenía una relación con otra mujer, las ruinas de su imagen como padre se volverían polvo— solo no me sueltes la mano.—Eso nunca va a pasar— besó el dorso de su mano, lo que provocó que experimentara una paz y seguridad que era única. Tocó el timbre y no tardó mucho que la puerta se abriera.—Señorita Arantxa que gustó volver a verla
Era un ángel que caminaba entre ellos, unos simples mortales, que tenían la dicha de poderla ver. Pero uno era él más afortunado de todos y del que sentía una profunda envidia, porque gozaba con la suerte que ella había puesto los ojos en él, que le permitía tomar sus labios, entrelazar sus manos y quien podía adorarla cada vez que la poseía. Como siempre deseaba algo que no obtendría, pues simplemente ella nunca le dirigió ni una mirada, para ella no existía, solo el hombre que iba a su lado. La deseaba en secreto, en sus mejores sueños la tenía entre sus brazos amándola, tal parecía que así viviría por el resto de su vida, no tendría el valor de acercarse para hablar de sus sentimientos, pues ella nunca se fijaría en él. Se preocupó al ver que no iba a la universidad, que pensó que le hubiera pasado lo peor, más que su novio tampoco aparecía por los pasillos. Preguntando se enteró que ese hombre había sido el más tonto del mundo al dejarla libre, sintió una pisca de valentía, plan
Se sentía perdida sin un trabajo estable, en lo que más le gustaba hacer, con más dudas sobre Steven, no entendía porque quería estar con ella, cuando era evidente que tenía a otra.—¿Ahora que voy hacer? — se dejó caer en el sofá más largo— no quiero quedarme en casa, yo necesito salir a atender a mis pacientes, tengo meses que no voy al orfanato, ni al asilo.—Pues vamos— se sentó a un lado de ella— te acompaño a donde quieras, y mañana mismo comienzas a buscar trabajo, no creo que tengan comprados a todos los hospitales de la ciudad.—No lo dudes, los Westen son muy conocidos y tienen muchas influencias— se apoyó en el pecho de él, sabía que la querían tener contra la pared, para así poder quitarle a su hijo de sus brazos— todo porque me quiere llevar a la desesperación de no poder tener que ofrecerle a mi hijo.—No te preocupes por eso, te lo vuelvo a repetir, yo no voy a permitir que te lo quiten…—Ellos son su familia, para un hombre sería mejor que el hijo de otro no esté en me
Como era posible que ya se hubiera ido, si claramente le había ordenado que no saliera del lugar, cuando diera con ella tenía que enseñarle que debía obedecer, miró la larga calle, por donde debía comenzar para ir de tras de ella;—¿Hace cuanto salió? — preguntó con cierta molestia, pero también con preocupación, pues si la persona que había mandado la amenaza, al fin pudiera cumplirla, teniendo en su poder a Arantxa.—No hace más que quince minutos, una mujer vino por ella, dijo que venía de su parte— frunció el ceño, él no había mandado a nadie a recoger a Arantxa, y mucho menos a una mujer. —¿Cómo es esa mujer? — cuestionó para tener alguna pista de esa mujer.—Morena, de cabello corto y negro, piel muy suave, era delgada, y alta, era una persona muy amable— abrió los ojos, la descripción que le había dado encaja perfectamente en Valentina.—Muchas gracias madre, con permiso— no entendía porque Valentina, se había llevado a Arantxa, de camino a su auto busco el número de su amiga
Leonardo condujo su auto hasta el lugar que le indicaba donde estaba Valentina con Arantxa, no le había importado pasarse algunos altos, su prioridad era que ella estuviera bien y a salvo de Valentina. Le marcó a su primo para que fuera a ayudarlo, le indicó donde estaban y que ahí se verían para rescatar a su esposa.Al llegar se percató de una motocicleta que reconoció de inmediato, era la de Diego, que había llegado antes que él. —¿Ya viste a Arantxa? — le cuestionó con desesperación, no quería perderla de nuevo, ahora que la tenía a su lado. —Si, Valentina la tiene sobre una plataforma, debajo de ella están encendidas unas aspas que se usan para separar el trigo — un golpe en la boca del estómago se instaló, al imaginar en el peligro que se encontraba Arantxa, no había explicación para el comportamiento de Valentina, más que se había vuelto loca— creo que sería bueno que tu fueras por Arantxa mientras yo distraigo a Valentina. —No, ella se daría cuenta, mejor tu ve por Arantxa,
Le indicó a Diego la dirección de una clínica de bajos recursos que se encontraba a las afueras de la ciudad, la conocía porque en dos ocasiones acompañó a su amiga Amy a cubrir a su tía que era dueña del lugar. Confiaba que era un sitio seguro para que Leonardo recibiera la atención necesaria, donde no corriera el peligro que la policía pudiera llegar a arrestarlo. Tenía unos minutos que había dejado de sangrar, pero ya estaba presentando los signos de la falta del líquido vital, podía sentir como sudaba frío, sus labios se estaban poniendo pálidos y secos, además que los dedos de sus manos se estaban poniendo moradas. Si no llegaban a tiempo temía que la muerte de nueva cuenta le ganara y ahora si se llevara al amor de su vida. —Ya estamos cerca, resiste Leo— le dijo al oído tratando de hacer que no dejara de luchar, beso su frente, una lágrima de su ojo cayó y lo hizo que abriera los ojos— no puedes dejarme, eres mi vida, lucha, lucha por nosotros que te necesitamos.—Te aseguro