Joaquín bajó del jeep y de inmediato adquirió un ramo de orquídeas lilas, que eran las favoritas de su madre. Suspiró profundo y caminó a través de los pasillos del campo santo hasta el mausoleo de su familia.
Las hojas secas crujían ante sus pisadas, al llegar a la tumba, se quitó los lentes para el sol, acarició con nostalgia la puerta del mausoleo, ahora ya no percibía sentimientos de culpa, y aunque había aprendido a resignarse a la ausencia de Luisa, el dolor de su partida siempre se avivaba al visitarla.
Introdujo la llave y abrió la cerradura entonces ingresó y leyó el nombre de su madre, y de su abuelo.
Sacó del florero las flores marchitas que su padre cada domingo dejaba ante la lápida de Luisa Fernanda, y enseguida colocó las de él.
—Soy un ho
María Paz arribó en la mañana al aeropuerto de Manizales enseguida, salió y tomó un taxi que la llevó al Consorcio de la familia de su novio. La chica observaba a través de las ventanas el paisaje de la ciudad, miró como el Nevado del Ruiz se alzaba imponente, entonces recordó las anécdotas que Joaquín le contaba.Luego de un momento llegó a su destino, y su corazón parecía que se le quería salir del pecho. Leyó el gran letrero en el edificio: Consorcio colombiano de café: Alma mía, de inmediato pensó en Luisa Fernanda.Enseguida se anunció con la recepcionista y Miguel Ángel Duque salió a recibirla.—Mi hijo se quedó corto en describirte —comentó observando con cariño a la jovencita.—Espero que Joaq
Tiempo después. Cuenca - Ecuador. La luna brillaba en todo su esplendor y las estrellas alumbraban el firmamento. María Paz caminaba del brazo de su hermano Santiago por los diferentes stands de una feria de artesanías que cada noviembre sé realizaba por celebrarse un año más de la independencia de la ciudad. La mirada de Santiago se llenó de tristeza al contemplar varios anillos en una carpa que exhibían joyas. Paz notó como de nuevo la melancolía tornaba gris los azules ojos de su hermano. —¿Aún la recuerdas? —inquirió María Paz. Santy se quedó pensativo, presionó sus labios. —No debería pensar en ella —murmuró—, pero a veces es imposible. —¿Cuándo me vas a contar lo que sucedió con Alba? ¿Por qué no hablas de eso? Santiago negó con la cabeza, y resopló. 
Fue inevitable que el rostro de Joaquín no cambiara de semblante, sin embargo, intentó disimular la conmoción que originó en su interior aquella noticia, giró su rostro y miró al hombre. Elevó una ceja, y luego recordó quién, era. Enseguida se dirigió a la chica:—¿Tu novio María Paz? —preguntó Joaquín.—Déjame explicarte por favor —suplicó ella.El joven Duque la miró con ternura y le acarició el rostro.—No necesitas darme ninguna explicación —respondió y luego se dirigió a Pablo—. Parece que vos no has comprendido aún, María Paz siempre ha sido mi mujer, dudo mucho que tenga una relación con vos. ¿Cierto mi reina? —dirigió su mirada a ella.<
Joaquín le sonrió y la miró con devoción, y justo tocaron a la puerta, entonces fue a abrir y un mesero llegó con la bandeja del café y galletas. Sirvió en la terraza, y apenas el chico se marchó. María Paz tomó la taza entre sus manos para abrigarse, y el joven Duque prosiguió: —Por eso no vine a hacerte la propuesta formal, porque yo necesito levantar mi hacienda, apenas nos estamos recuperando de las pérdidas que tuvimos cuando la roya afectó a los cafetales, quiero terminar mis estudios, y tener un patrimonio para nuestra familia —aseveró—, quiero llevarte al reino de la Momposina y darte la vida que vos te mereces. María Paz sonrió y derramó muchas lágrimas. —Con que me ames como lo haces, es más que suficiente —aseveró—, pero estoy de acuerdo, esperemos un tiempo, sin embargo, eso no quiere decir que te vas a librar de mí —comentó—. El hecho de que yo regrese a Estados Unidos y tú a Colombia, no n
Manizales- Colombia.Amanecía en la hermosa "Perla del Ruiz", un sol brillante acompañaba el paisaje y el olor característico del café recién molido se colaba en los sentidos de todos los habitantes de la Momposina.Carlos Mario Duque se encontraba en la hacienda visitando las bodegas para revisar que los granos de café coincidan con los requerimientos de embarque que la exportadora expedía.—Joven Carlos, ¿va a desayunar?—Voy a esperar a mi papá.—Don Miguel, lo hizo temprano, dijo que tenía que hacer cosas importantes y salió —avisó una de las empleadas.Carlos de inmediato supo que su padre había ido al cementerio, cuando estaba en Manizales no dejaba de ir a conversar ante la tumba de Luisa Fernanda.Ca
En horas de la tarde, luego de que María Paz fue a la casa que tenían en la ciudad a cambiarse de ropa, notó que sus padres no estaban, enseguida los llamó para averiguar en dónde se encontraban, y junto con Joaquín, salieron a las diferentes ferias que existían en la ciudad por celebrarse las fiestas de Independencia. Tomados de la mano, visitaban una a una las carpas en donde artesanos de casi todas las provincias de Ecuador, exponían sus productos. María Paz, se probaba uno y otro sombrero de paja toquilla, elaborados por manos azuayas, Joaquín le tomaba fotografías mientras ella sonreía y posaba para la cámara, escucharon una voz masculina muy conocida para la joven. —Buenas tardes, jovencitos —pronunció Rodrigo Vidal, el padre de María Paz, quien caminaba abrazado a su esposa. —Señor Vidal buenas tardes —contestó Joaquín y extendió la mano hacia el caballero, quien con cortesía la estrec
Manizales- Colombia. El olor a tierra mojada anunciaba el fin de la estación seca. Miguel Ángel, en su despacho observaba como la lluvia bañaba los cristales, divisó desde ahí el auto de su hijo Carlos y enseguida salió a recibirlo. —Cúbrete de la lluvia, mijo —expresó Miguel ordenando a uno de sus trabajadores acercarse con un paraguas. —Gracias papá —respondió Carlos en tono seco como era costumbre. Cuando el joven se disponía a subir a su habitación su padre lo interceptó: —Vos y yo tenemos una larga conversación, y no voy a aceptar negativas de tu parte. Ve al despacho mientras ordenó que nos sirvan café. Carlos presionó sus labios, y entendió que no le podía seguir dando más largas a la conversación con su papá así que con disgusto y resoplando con molestia se encaminó al estudio. Se sentó en una silla en frent
Cuenca- Ecuador La ciudad amanecía con una espesa neblina y una gran llovizna que caía sobre el asfalto. El ruido de las gotas de lluvia bañando los ventanales de la habitación de María Paz, la despertó. Eran apenas las siete de la mañana; pero su corazón esperaba ansioso ver llegar a Joaquín, sin embargo, no dejaba de sentir una extraña sensación de zozobra, no sabía si era el temor de la conversación que se iba a dar lugar entre su padre y su novio. Volvió a acostarse, y se cubrió bien con las cobijas, el clima estaba muy frío aquella mañana, como presagiando que algo malo iba a suceder. Tomó su móvil, pensaba en mandarle un mensaje a su adorable loco; sin embargo, desistió de la idea, consideró que era temprano y tampoco quería presionarlo. Activo su playlist «Estoy enamorado by Donato y Stefano» sonaba en el reproductor. «Dentro de ti quedarme en cautiverio, para asomarme al aire que resp