New York- Usa.
En las imponentes oficinas del Consorcio, Carlos Duque repasaba con la mirada una y otra vez, el informe entregado por su hombre de confianza, amigo y asesor Mondragón, quién en días anteriores había realizado una investigación exhaustiva a Daniela Robledo.
—Mondragón, ¿Vos, estás seguro de que fue compañera de mi cuñada en época del colegio?
—Sí Carlos, la señora Robledo fue compañera y amiga de María Paz, unos años, después el padre de la doctora la envió a Pennsylvania.
Carlos negó con la cabeza.
—Eso no es posible —refutó—. Paz debe tener entre veintitrés o veinticuatro años, y te recuerdo que para ser candidato al senado se debe tener treinta como
Miguel se llevó la mano a la frente, y sintió como un nudo se atoraba en su garganta. Joaquín miró a Carlos, sin poder creer que aún lo culpara de eso. —¡Yo soy inocente! —exclamó Joaquín—. Luz Aída miente, yo no la empujé por las escaleras, se cayó sola, y por cierto debes preguntarle a tu madre si ella no tuvo algo que ver en el accidente de mi mamá. —Deja de insinuar cosas en contra de mi madre —vociferó Carlos. —¡BASTA! —gritó Miguel, respiró agitado, y bebió un sorbo de whisky que se sirvió minutos antes—, lo que le pasó a Luisa Fernanda, nos afectó a todos; pero a mí en especial. ¿No se dan cuenta? —inquirió—. Mi corazón se fue junto a ella, no supe que hacer, y los perdí a ustedes... ¡Yo soy el único culpable de su distanciamiento! — exclamó Miguel con lágrimas en los ojos—. Yo he sufrido mucho —expresó con la voz adolorida. —Vos no sos culpable de nada papá —habló Jo
Días más tarde la Momposina se vistió de blanco para la boda de Angélica y Carlos, a pesar de los consejos de su mejor amiga, la joven venezolana no quiso escuchar; prefirió el dinero, el lujo, el confort, que el amor y unió su vida a través de un contrato con Carlos Mario Duque. Luego de aquella ceremonia tan apresurada, las felicitaciones no se hicieron esperar, el primer baile de los novios tampoco, minutos después uno de los meseros se acercó a Carlos Duque y le entregó un paquete. —Me pidieron darle esto. Carlos frunció el ceño, tomó aquella pequeña caja entre sus manos. Cuando la abrió palideció por completo, su mandíbula tembló, su mirada buscó por todo lado mientras su corazón palpitaba con fuerza descomunal, entonces sacó la nota que venía junto al anillo que él le regaló años atrás a la única mujer que le robó el corazón. «Desde el más allá deseo que seas feliz» En
Joaquín, muy emocionado no tenía palabras para expresar la admiración que sentía no solamente por su esposa, sino por las mujeres en general, porque era en el vientre materno en donde iniciaba el milagro de la vida, lo único que se le ocurrió hacer fue besar a su esposa en los labios y después en su barriga. —Mis princesas, no tienen idea de cuánto su mamá y yo anhelamos conocerlas. María Paz, lo observaba con mucha ternura y con el corazón henchido de felicidad, él era todo lo que en su vida había soñado; por eso jamás dudó de que él era el duque de sus sueños. Enseguida Paz se fue a cambiar de ropa. Se colocó unos jeans azules, una blusa blanca de maternidad que se amarraba bajo su busto, y se calzó unas converse del mismo tono que la camisa. Su cabello lo dejó suelto, tomó su sombrero, sus gafas para el sol, y su bolso. —Estoy lista —comentó, sonriente, colocando su mano en la
Al día siguiente Carlos, regresó a casa con un brillo especial en sus ojos, parecía una persona muy diferente, lo que pasó la noche anterior solo él lo sabía; lo que sí tenía pendiente era una larga conversación con su cuñada María Paz, así que se dirigió a la Momposina a buscarla. Ella estaba sentada en la terraza de la pequeña casa que servía de escuela para los niños de los andariegos, la joven leía con atención lo que Joaquín había plasmado en el borrador de su historia, suspiraba reviviendo todos esos inolvidables momentos, entonces escuchó pasos y cerró el libro. Paz miró a Carlos, recelosa, lo invitó a sentarse. Entonces aquella mañana él, se sinceró con su cuñada, al fin había entendido que no estaba enamorado de ella, sino que todo era una obsesión que él sentía porque María Paz, le recordaba a Elizabeth y al parecer lo que pasó con Daniela, le estaba ayudando a superar la pérdida del gran amor de su vida.
A la mañana siguiente una acalorada conversación se llevaba a cabo en el salón de la finca en donde residían Carlos y Angélica. El hombre le reclamó iracundo a su esposa, el haber indispuesto a María Paz. —Yo no pensé que se iba a poner mal...— sollozó Angie. —Es que ese es tu problema mamacita, vos no pensás...—increpó Carlos—. Date cuenta de que por tu culpa la vida de María Paz, y de sus hijas corren peligro. —Yo solo reclamé lo justo, tú no me pones atención porque andas enamorado de ella. —Yo fui claro con vos, te advertí que amor de mi parte no vas a recibir y sabes que es lo peor... ¡ME ARREPIENTO DE HABERME CASADO CON VOS! — vociferó Carlos, lleno de enojo. La mirada de Angélica se cubrió de ira: —Entonces voy a hacer que lamentes hasta de haber nacido, porque no te vas a librar de mí... Acuérdate estamos
Semanas después las elecciones se llevaron a cabo, todos los partidos políticos reunidos en sus sedes esperaban el conteo de votos, las horas pasaban con lentitud, mientras las actas eran computarizadas en delante de los miembros de cada partido. Cerca de las ocho de la noche, las principales cadenas televisivas empezaban a dar los resultados por cada departamento. Solo había tres cupos para senadores por Manizales, y una de las cadenas de televisión daba como ganador a Carlos Mario Duque Garzón. Los miembros del partido aplaudían y abrazaban a su candidato, el sueño de Carlos, se había hecho realidad. Entre tanto en la sede del partido conservador, ya conocían los resultados favorables para Carlos, esperaba saber los de los demás, fue así que minutos después Daniela Robledo ganó un curul. Los partidarios felicitaban y abrazaban a Daniela. El tercer lugar era ocupado por un político de renomb
La penumbra cubría la Momposina, trabajadores, vecinos, conocidos y amigos se organizaron para buscar a María Paz, a pesar de que Joaquin le prohibió la entrada a Angélica al enterarse de lo sucedido de inmediato se puso a llamar a hospitales, clínicas y demás casas de salud; pero nadie daba razón de Paz. Joaquín desesperado caminaba junto con Jairo, por los alrededores de la hacienda, pensaba que de pronto se sintió mal y no podía regresar, pero no había rastro de ella, entonces ante su desesperación, llamó a la policía, quienes le dijeron que debía esperar veinticuatro horas para dar por desaparecida a una persona. —¿Usted no entiende? —Bramó lleno de frustración—. Mi mujer está embarazada, y se encuentra extraviada. —Debe esperar, no podemos realizar una investigación antes de veinticuatro horas. Joaquín colgó el teléfono lleno de desesperación y coraje, pateó varios troncos de unos
Fue entonces que Fernando, salió al ver que uno de sus agentes le hizo señas, todos observaban la conversación entre ambos caballeros. Diana, que conocía muy bien al agente García, supo que algo malo sucedía. Fernando regresó a la sala. —Señores, parece que tenemos noticias; pero les pido mantener la calma, no estamos seguros de que la persona que encontraron mis agentes en una casa abandonada sea María Paz. El corazón de Joaquín, latía desbocado, ansioso, esperaba que los hombres de Fernando, llegaran con noticias. —¿En qué casa y en dónde? —averiguó Joaquín tirando de los rizos de su cabello, caminando de un lado a otro respirando agitado. —Detrás de las montañas, vía a Pereira. —Yo debo ir, ella me puede necesitar. ¡Fernando, por favor vamos! —suplicó Joaquín. —No podemos involucrar civiles, yo mismo voy a comandar el rescate, te prometo