Capítulo 53 —Su aromaDamianoSalí de mi despacho con paso firme, pero apresurado, tratando de mantener la compostura. Pregunté por Alexandra, pues no la había visto en todo el día, pero nadie parecía tener idea de dónde estaba.Algunos decían que se había llevado una caja con sus cosas, que había limpiado su oficina y simplemente se había ido. Algo no cuadraba. Intenté llamarla varias veces, pero el tono seguía sonando y no había respuesta. Le mandé mensajes, uno tras otro, pero tampoco contestaba.—¿Dónde dem*onios te has metido?— murmuré para mí mismo, frustrado.Finalmente, fue Emilia quien me dio una pista.—Señor Zorzi, no sé dónde puede estar la señora Alexandra, solo le puedo decir que estuvo recibiendo correos de la empresa Duval —dijo con cautela, como si no quisiera meter más leña al fuego —Me dijo que se iba a un nuevo empleo, así que supongo que habrá ido allí.El nombre "Duval" resonó en mi cabeza como un golpe secó. Lucían Duval, ese mal*dito bas*tardo. ¿Qué haría Alexa
Capítulo 54 —Te amo muchísimoDamiano:Cuando sus dedos rozaron mi hombro, tomé su mano antes de que pudiera retirarla. La sentí tensarse, tratando de soltarse, pero apreté un poco más fuerte, sin dejar que se escapara.—Realmente me siento mal —dije, alzando la vista hacia ella —Te necesito esta noche, Alex. Mañana podrás volver a poner la distancia que quieras entre nosotros, pero hoy... hoy no La vi dudar. Sus ojos me miraron con esa mezcla de desconfianza y agotamiento, pero después de unos segundos, suspiró y se recostó a mi lado. Me moví lentamente, acurrucándome contra su cuerpo hasta que mi cabeza descansó a la altura de su pelvis, rodeando sus piernas con mis brazos, como si de alguna forma eso pudiera calmar el caos que llevaba dentro. Sentí su respiración pausada, cada inhalación y exhalación resonaban en el silencio del dormitorio. Por unos minutos no hubo más que eso… silencio. Y luego, de pronto, sus dedos comenzaron a moverse por mi cabello, acariciándolo lentamente.
Capítulo 55 —¿Tiempo?Damiano:Pasaron un par de días en los que no la vi. La llamé, le mandé mensajes, pero nunca me respondió. La ausencia empezaba a pesarme, a llenarme de incertidumbre y ansiedad. Entonces, una mañana, mientras desayunaba, decidí preguntar.—¿Constance? —llamé, intentando que mi voz sonara casual —¿Alexandra aún no se levantó? ¿O ya se fue al trabajo?La mirada de la ama de llaves me inquietó. Ella entrelazó las manos delante de su cuerpo, como si buscara las palabras correctas.—Señor Zorzi —dijo, con una voz cautelosa —La señora Alexandra… hace dos días que no está en la casa.Dejé la taza de café en la mesa, de una manera tan fuerte que se derramó un poco fuera y casi la rompo.—¿Qué dijiste? —le pregunté entre dientes, tratando de calmar mi corazón que palpitaba con fuerza.—Se fue, señor —continuó Constance —Se llevó todas sus pertenencias, y ya no vive aquí. Pensé que usted lo sabía.El mundo pareció detenerse por un instante. Me recosté en la silla, sintien
Capítulo 56— Trato con el diabloNarradorPermaneciendo en la habitación del pequeño, caminando un lado al otro mientras este se movía un poco inquieto entre sus brazos, Alexandra trataba de darle todo el amor que podía antes de marcharse.Como solía hacerlo todas las mañanas, después de que Damiano salía de casa, y llegaba su turno de trabajar, iba a ver a su hijo. Sabía que por ahora no tenía nada estable que ofrecer, por lo que salió de allí sabiendo que lo mejor para él, era quedarse, por más que le dolía, por más que quisiera llevarlo con ella. Por el momento esto era lo mejorDepositando un suave beso en su cabeza, ella le sonrió enamorada de sus hermosos ojos, y acurrucándose sobre su pecho un poco más tranquilo escuchando los latidos del corazón de su madre, Gio empezó a cerrar estos, empezando a ser vencido por el sueño.—Señora...Desconociendo que había llegado esa mañana a visitar al pequeño, Constance se acercó a Alexandra al ver que cargaba al bebé en sus brazos, y sonri
Capítulo 57— El héroeNarrador:La noche comenzó de manera formal, pero Alexandra sentía un ligero malestar. Sabía que la cena con Lucían supuestamente era para hablar de negocios, pero había algo en su actitud que la incomodaba. Todo fue demasiado rápido; las negociaciones apenas tomaron diez minutos. Después de eso, se dirigieron a otra mesa que ya estaba reservada, dejando a los clientes. Lucían cambió el tema hacia conversaciones más personales, insistiendo en que se relajaran y disfrutaran la velada. Sin embargo, había una insistencia en su voz, una cierta energía que la ponía en alerta.—Vamos, Alex, no todo en la vida es trabajo —le dijo Lucían con una sonrisa demasiado amplia mientras pedía una copa de vino.Al principio, él era cortés, pero conforme avanzaba la cena y los tragos se sucedían, su comportamiento iba cambiando. Lucían comenzó a volverse más insistente, invadiendo su espacio personal. A pesar de sus intentos por mantenerse cortés, Alexandra se sentía cada vez más
Capítulo 58 — AclaracionesNarrador Damiano se despertó al amanecer, con los primeros rayos del sol filtrándose por las cortinas. Había pasado la noche abrazando a Alexandra, sus manos recorriendo su espalda suavemente mientras la consolaba. Incluso en su sueño, ella seguía teniendo espasmos en el cuerpo, procesando aún las emociones intensas que la habían arrasado la noche anterior. Sin embargo, al despertar esa mañana, la encontró dormida en paz, su rostro relajado y sus respiraciones profundas.Con cuidado, se deslizó fuera de la cama, asegurándose de no despertarla. Se dirigió a la cocina y preparó un desayuno sencillo pero pensado especialmente para ella. Una bandeja con café recién hecho, jugo, tostadas y algo de fruta.Sabía que después de todo lo ocurrido, el gesto significaría mucho para ella. Cuando regresó, colocó la bandeja en la mesita junto a la cama y se inclinó sobre Alexandra, despertándola con un suave beso en la frente.Ella, aún medio dormida, abrió los ojos lenta
Capítulo 59— Soy un desastre sin ti.NarradorCaminando despacio con un par de valijas en sus manos, sintiendo su corazón latir con fuerza, Alexandra se colocó de pie frente a la mansión en Zorzi; mientras se debatía entre regresar, o no.Se suponía que los problemas se habían resuelto, que Damiano había entendido que se había equivocado, pero había una parte aun que la aterraba¿Qué sucedía si los problemas regresaban? ¿Podrían afrontarlos juntos?Asintiendo mientras liberaba el aire, convencida de que lo lograrían, fijó sus manos al equipaje, y siguiendo su camino ingresó a la estancia en donde la esperaba Damiano sumergido en la lectura.—Alex, porqué no me habías avisado que…Colocándose de pie apenas la vio ingresar, Damiano dejó el libro a un lado para ayudarla, y despojándola del equipaje, lo dejó en el suelo antes de acunar su rostro para besarla.—No quise ser una molestiaSonriendo de manera forzada, llena de temor al regresar, ella bajó su rostro un instante, y negando, él
Capítulo 60— Lo sientoNarradorConteniendo un poco de aire, al colocarse de pie frente al edificio Duval, Alexandra supo que la peor parte estaba por venir. El solo hecho de volver a ver a Lucían la aterraba, la hacía revivir aquel terrorífico momento, en donde él la agredió.Desviando la vista a su espalda, notó a Damiano recargado sobre el capot de su auto, quien le sonrió un poco para hacerle saber que estaría allí para ella, y liberando el aire, regresó su mirada al frente para seguir.Con pasos cortos, pero apresurados, Alexandra recorrió el lobby del conglomerado Duval, hasta llegar al elevador, e ingresando en este, movió su pie impaciente mientras iba ascendiendo al piso superior del edificio.Viendo cómo las puertas metalizadas se abrían al llegar a su destino, apretó el papel en sus manos, sabiendo que no sería sencillo salir de ahí caminando hasta la oficina de recursos humanos, y llegando al fin, abrió la puerta despacio—Buen día, ¿En qué le podemos ayudar? Con una ampl