Capítulo 28— Mañana sigues molestoNarrador.Tras estar al lado de Damiano, y no recibir la respuesta deseada, Alex, un poco molesta, decidió refrescarse un poco. Sabía que era su oportunidad para comenzar con su plan de conquistar al padre de su hijo.Por lo que, envolviendo con una toalla su húmedo cuerpo, una vez finalizó de ducharse, se acercó despacio a la puerta del baño que la llevaba al dormitorio, mientras su corazón palpitaba con fuerza.—Vamos, Alex, no es tan difícil… Además, te sientes atraída por Damiano.Se dijo a sí misma un poco nerviosa, con manos temblorosas cogió el pomo y lo giró lentamente. Al abrirla, pudo verlo, sentado en la cama, con el móvil en su mano. Al escucharla salir, Damiano apartó la vista de su lectura, y la miró fijamente, haciendo que su corazón se acelerara.—¿Piensas dormir? Preguntó ella, cerrando la puerta a sus espaldas y empezando a caminar, se acercó a él, mientras no despegaban la vista uno del otro.—Aún no tengo sueñoRespondió Damiano
Capítulo 29— Incapaz de amar.NarradorAl finalizar, con sus cuerpos perlados por la actividad previa. Alex se dejó caer a un lado de Damiano, y tirando de ella con delicadeza, la recargó sobre su pecho antes de decir— ¿Podemos quedarnos así esta noche? Como una pareja real, aunque no lo seamos.Alex, agotada, solo asintió, y cerrando sus ojos un instante, Damiano empezó a acariciar su cabeza, cayendo ambos en un sueño profundo.Al amanecer, Alex y Damiano bajaron a desayunar como dos enamorados, tomados de la mano, olvidándose por al menos unos segundos de sus diferencias, y llegando al restaurante del hotel, ordenaron enseguida.— En un instante traemos lo que han pedido.Sonriendo, los dos vieron cómo la chica que los atendió, se alejó para buscar lo solicitado, y llamando a casa para saber de Gio, y de la empresa, los dos hablaron por largo rato mientras esperaban, pareciendo una pareja de verdad.—Aquí su orden. Buen provecho Un tiempo después, la mujer regresó, y agradeciendo
Capítulo 30 —Tan cerca y tan lejos…Damiano:Cuando salimos del baño, ambos estábamos un poco desorientados. ¿Qué es lo que había ocurrido allí realmente? Porque no fue solo se*xo, eso lo puedo asegurar. Pero mi mente no quería descifrarlo en ese momento, así que me vestí en silencio.—Estoy cansada… —dijo en un susurro, rompiendo el silencio.—Descansa, yo bajaré al bar —y sin siquiera mirarla, me retiré de la habitación.Bajé al bar del hotel para despejar mi mente. El lugar estaba casi vacío, solo unas pocas personas dispersas en las mesas. Me acerqué a la barra, pedí un whisky doble, y mientras esperaba, vi una figura que no esperaba encontrar. Lucían. Él estaba allí, sentado en una esquina, con esa arrogancia suya de siempre. El hombre que, años atrás, me había arrebatado a mi anterior novia como si fuera un trofeo y se había enterado, gracias a ella, todos mis secretos, usándolos para llevarme al borde de la ruina. No habíamos hablado desde entonces hasta esta mañana, pero el re
Capítulo 31— Deberías ser cuidadosoNarradorLa luz del sol empezó a filtrarse por las ventanas de la habitación del hotel. Golpeando directamente el rostro de Alexandra, quien se encontraba durmiendo plácidamente en los brazos de Damiano. Apretando estos con fuerza, ante la incomodidad de la claridad que los azotaba, tomó asiento en la cama, y notando el brazo que rodeaba su cintura, bajó la vista a su cuerpo, recordando que se encontraba desnuda.¿En qué momento él había regresado? ¿Cómo es que él no cargaba nada de ropa?Quedó sorprendida al ver que no había sido un sueño, y que de verdad él se encontraba allí, durmiendo a su lado. Que las palabras que creyó escuchar salir de su boca, realmente lo hicieron y no pudo evitar sonreír al recordarlasSintiendo su corazón acelerarse al ver el cuerpo de Damiano expuesto pegado a ella, Alex se mantuvo inmóvil sin querer despertarlo, y admirando su rostro, las facciones de este, sin poder evitarlo, elevó su mano para acariciarlo.—¿Desde cu
Capítulo 32 —MomentosDamiano:Cuando escuché la puerta de la habitación abrirse, supe que Alexandra bajaba las escaleras. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, y frente a mí, sobre la mesa, estaba el desayuno que había preparado. No era nada del otro mundo, pero me esforcé en hacerlo bien. Pan tostado, huevos revueltos y un par de frutas que encontré en el refrigerador. Nunca había hecho esto antes, pero sentí que era necesario, por lo menos hoy. Ella apareció en la puerta, con el cabello desordenado y una mirada sorprendida al ver la mesa lista.—¿Tú hiciste todo esto? —preguntó, con sus ojos recorriendo el pequeño banquete.—Lo hice —respondí, un poco incómodo, rascándome la nuca —No estoy acostumbrado, ya sabes… a hacer este tipo de cosas.Alexandra se acercó lentamente, todavía sin creer lo que veía, y se sentó en una de las sillas. Parecía en shock. Yo mismo no terminaba de asimilar lo que estaba haciendo, pero había algo en mí que quería demostrarle, aunque fuera de
Capítulo 33 —CelebraciónNarrador:Alexandra llamó a Analía a media mañana, para pedirle un favor muy especial.—Analía, ¿puedes hacerme un favor? —preguntó Alexandra, suspirando levemente —¿Podrías llevarte a Gio y quedarte con él hasta mañana? Necesito un poco de tiempo a solas con Damiano.Analía, siempre dispuesta a ayudar, no dudó en aceptar.—Por supuesto, Alex, no te preocupes, yo me encargo.Poco después, Analía pasó a recoger a Gio. Ya en el apartamento, el ni*ño reía en sus brazos, ella notó lo tranquilo que parecía, pero horas más tarde, Gio comenzó a ponerse inquieto. La fiebre llegó rápido, y el pánico la invadió. Quería llamar a Alexandra, pero ella le había pedido ese favor porque deseaba estar a solas con Damiano, y no quería perturbar ese momento tan necesario para ellos.En lugar de eso, decidió llamar a Leonardo.—Leonardo, perdona que te moleste, pero necesito que vengas, por favor —dijo, tratando de mantener la calma —Gio tiene fiebre, y no quiero preocupar a Alex
Capítulo 34 —Como un ángelNarrador:Damiano y Alexandra llegaron al restaurante, un lugar discreto pero elegante, con luces tenues que creaban una atmósfera íntima. El maître los condujo hasta una mesa privada, resguardada del bullicio. El lugar era ideal para una cena tranquila, lejos de las distracciones del mundo exterior. Él la observaba mientras Alexandra se acomodaba en su asiento. Había algo diferente en su forma de mirarlo, una sensación de complicidad que no habían compartido antes. Esbozó una leve sonrisa, satisfecho de cómo las cosas entre ellos habían comenzado a cambiar.—Este lugar es encantador —comentó Alexandra, mirando alrededor —Es perfecto para una noche como esta.Damiano asintió, sin dejar de observarla.—Quería que fuera especial. Después de todo, estamos celebrando el comienzo de algo nuevo, ¿no crees?Alexandra lo miró, con una sonrisa ligera pero genuina.—Sí, lo estamos.Los dos pidieron sus platillos, y la conversación fluyó sin esfuerzo. Hablaron de cosas
Capítulo 35— Dosis de realidadNarrador.Recorriendo los extensos pasillos de industrias Sinclair, siendo guiados por el mismo Jordan, Alex y Damiano contemplaban el lugar. Alexandra con gran fascinación al ser fanática del trabajo de la pareja, disfrutaba cada detalle; llegando a la puerta del taller mientras se dirigían a la sala en donde se encontraba Ginebra, ella se detuvo para observar como Cándida, la mano derecha de los señores Sinclair, preparaba un par de vestidos para un desfile que se llevaría a cabo en los días posteriores, y colocándose de pie a sus espaldas, tomándola desprevenida, Zorzi pregunto—¿Te gusta lo que ves? No sabía que te gustaba tanto el trabajo de ellosAlex, sin apartar la vista de las modelos que caminaban sobre una pequeña pasarela, asintió pareciendo hipnotizada, y llegando justo a su lado, Jordan, agregó.—Como ven, en unos días tendremos un desfile, así que trabajamos a toda máquina, solo porque se trataba de Damiano, es que hicimos una excepción pa