Capítulo 34 —Como un ángelNarrador:Damiano y Alexandra llegaron al restaurante, un lugar discreto pero elegante, con luces tenues que creaban una atmósfera íntima. El maître los condujo hasta una mesa privada, resguardada del bullicio. El lugar era ideal para una cena tranquila, lejos de las distracciones del mundo exterior. Él la observaba mientras Alexandra se acomodaba en su asiento. Había algo diferente en su forma de mirarlo, una sensación de complicidad que no habían compartido antes. Esbozó una leve sonrisa, satisfecho de cómo las cosas entre ellos habían comenzado a cambiar.—Este lugar es encantador —comentó Alexandra, mirando alrededor —Es perfecto para una noche como esta.Damiano asintió, sin dejar de observarla.—Quería que fuera especial. Después de todo, estamos celebrando el comienzo de algo nuevo, ¿no crees?Alexandra lo miró, con una sonrisa ligera pero genuina.—Sí, lo estamos.Los dos pidieron sus platillos, y la conversación fluyó sin esfuerzo. Hablaron de cosas
Capítulo 35— Dosis de realidadNarrador.Recorriendo los extensos pasillos de industrias Sinclair, siendo guiados por el mismo Jordan, Alex y Damiano contemplaban el lugar. Alexandra con gran fascinación al ser fanática del trabajo de la pareja, disfrutaba cada detalle; llegando a la puerta del taller mientras se dirigían a la sala en donde se encontraba Ginebra, ella se detuvo para observar como Cándida, la mano derecha de los señores Sinclair, preparaba un par de vestidos para un desfile que se llevaría a cabo en los días posteriores, y colocándose de pie a sus espaldas, tomándola desprevenida, Zorzi pregunto—¿Te gusta lo que ves? No sabía que te gustaba tanto el trabajo de ellosAlex, sin apartar la vista de las modelos que caminaban sobre una pequeña pasarela, asintió pareciendo hipnotizada, y llegando justo a su lado, Jordan, agregó.—Como ven, en unos días tendremos un desfile, así que trabajamos a toda máquina, solo porque se trataba de Damiano, es que hicimos una excepción pa
Capítulo 36 —MensajeNarrador:Jordan entró con su actitud habitual de desparpajo, interrumpiendo la tranquilidad del ambiente donde Alexandra y Ginebra estaban ultimando detalles del vestido, el cual ya había sido elegido.—Bueno, chicas, ¿les molesta si interrumpo un segundo? —preguntó con una sonrisa, pero ya estaba dentro.Alexandra lo miró, esperando lo que vendría.—No te preocupes, no tardaré mucho, Alex. Solo quería decirte que te preparé una sorpresa. —Jordan sonrió con su típico aire despreocupado —Sé que el vestido es increíble, pero he organizado algo para que te sientas aún mejor para tu noche de bodas.Alexandra levantó una ceja, curiosa.—¿Sorpresa? ¿Qué has hecho ahora, Jordan? —preguntó Ginebra, conociendo lo que era capaz de hacer su esposo.—Ah, nada, solo un pequeño detalle... —hizo una pausa, disfrutando del suspenso —He preparado un desfile privado de lencería para ti. Tres o cuatro modelos están listas para mostrarte lo mejor de nuestra última colección, así pue
Capítulo 1—El inicio de todoAlexandra ValenteAbriendo mi boca en busca de aire, sentí mis ojos cristalizarse ante la escena frente a mí. Todo era cierto, Bruno me era infiel, y permaneciendo estática, no podía creer.—Bruno—Musité en un hilo de voz.Sintiendo mis lágrimas rodar por mis mejillas, y retrocediendo un par de pasos, mi prometido salió de la nube de excitación en la que se hallaba al escucharme.—Alex... No es lo que creesBufando ante su descaro, lo vi salir del interior de su amante, con quien sostenía una faena de se*xo bastante entretenida, y chocando contra la puerta a mis espaldas, intenté huir, pero él me detuvo de mi mano, mientras intentaba sostener sus pantalones a medio caer.—Déjame explicarte... Ella, no es nada, Alex...Su frase quedó inconclusa, cuando llena de coraje, elevando mi mano la impacté en su mejilla, y sintiendo el ardor extenderse en ella, salí de ese lugar lo más rápido que pude.—Alex, ¿A dónde vas? Espera.Santiago, el barman del lugar, inten
Capítulo 2 —El encargo.Narrador:Damiano estaba parado en su despacho, observando la ciudad desde su ventana. La tarde caía lentamente, tiñendo el cielo de un anaranjado cálido. La puerta se abrió y su fiel guardaespaldas, Antonio, entró en la habitación con la misma discreción de siempre.—Disculpe que lo interrumpa, pero me dijeron que me estaba buscando.—En efecto, Antonio, necesito hablar contigo sobre un asunto delicado —dijo Damiano sin voltear a verlo.—Claro, señor. Estoy aquí para servirle —respondió a su jefe haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.Damiano al fin volteó, respondió al gesto de su guardaespaldas y caminó hasta su escritorio, tomando asiento en la silla de cuero que había presidido tantas reuniones importantes. Miró a Antonio con una seriedad inusual, lo cual hizo que el guardaespaldas se pusiera en alerta.Él había sufrido un desengaño amoroso años atrás. Una mujer en la que había depositado toda su confianza y amor lo había traicionado de la peor man
Capítulo 3 —La concepción.Narrador:Pasaron dos meses desde que Damiano le hizo la petición a Antonio. Durante ese tiempo, Antonio exploró todas las opciones posibles, buscando una mujer que aceptara las condiciones que Damiano había establecido. Finalmente, una noche, se encontró en un antro en los bajos de la ciudad, siguiendo un rastro que lo llevó a Bruno. El antro estaba lleno de humo y luces tenues, con la música a un volumen ensordecedor. Antonio se abrió paso entre la multitud hasta encontrar a Bruno, un hombre con la reputación de conocer a personas que estaban dispuestas a hacer cualquier cosa por dinero.—¿Eres Bruno? — Preguntó acercándose al desconocido.—¿Quién lo pregunta? —Mirando a Antonio con desconfianza.—Me dijeron que podrías ayudarme con un asunto delicado. Estoy buscando a una mujer que acepte llevar a cabo una inseminación artificial, y que esté dispuesta a entregar al niño después del nacimiento.Bruno levantó una ceja, sorprendido por la propuesta, pero tam
Capítulo 4 —La culpaDamiano:Había evitado conocerla. No quería involucrarme emocionalmente, prefería mantener la distancia y centrarme en mi objetivo; tener un hijo sin complicaciones sentimentales. Pero esa noche, después de tomar unos cuantos tragos, la curiosidad me llevó a la habitación donde ella se encontraba. Tropecé ligeramente al empujar la puerta y, al entrar, un escalofrío recorrió mi espalda. La habitación estaba silenciosa, excepto por el constante pitido de los monitores. Alexandra yacía en la cama, rodeada de cables, intubada y conectada a diversos dispositivos médicos. La visión me impactó de una manera que no esperaba. En el sillón se encontraba la enfermera. Al entrar me miró sorprendida.—Señor Zorzi, buenas noches, qué sorpresa verlo por aquí —me saludó poniéndose inmediatamente de pie. Pero yo fui descortés y no respondí su saludo —¡Dios mío... es peor de lo que imaginaba! —exclamé de forma espontánea —Sí señor, la señora Zorzi, está muy delicada —respondió a
Capítulo 5 —Nueva vida.AlexandraIntentando abrir mis ojos, sentí mis párpados pesados, así como también mi cuerpo entumecido, y mi boca reseca; me sentía cansada, falta de energía como si no hubiese dormido en mucho tiempo, por lo que haciendo un gran esfuerzo logré ver un atisbo de luz que apenas logré abrirlos.Llevando la mano hasta mi cabeza, sentí el ardor de una aguja en el dorso de ella, y observando esta, noté que me hallaba conectada a un montón de máquinas, incluyendo una solución que me mantenía hidratada.—Ayuda…Dije con voz rasposa, una que salió tan bajo que nadie logró escuchar; moviendo mis manos con torpeza, quité las sábanas que cubrían mi cuerpo, y notando que llevaba una bata de hospital, intenté colocarme de pie, pero mis piernas me fallaron, y me desplomé al suelo cayendo a bruces.—¡Señora Zorzi!Corriendo, entrando a lo que parecía una sala de hospital improvisada, una mujer de mediana edad, cabello oscuro; intentó colocarme de pie, tirando de mi espalda, y