Frente a las preguntas de Isabella, Jameson Howard tomó suavemente el brazo de ella con la mano libre, mientras ella retenía la otra mano de él. Con un movimiento ágil, la atrajo hacia su cuerpo, permitiendo que Isabella sintiera su cercanía y la respiración de él, que la observaba seriamente. —¿Por qué lo hice? —preguntó Jameson con tono altivo—. ¿Acaso querías sentirte humillada delante de Allison? No importa si es falso, eres mi esposa y te respetaré durante el año del contrato, tal como prometí anteriormente. Los hermosos ojos verdes esmeralda de Isabella se encontraron con los azules de su esposo, perdiéndose en sus pensamientos. "¿Realmente fue por eso?" "Supongo que sí… No hay otra razón. Él… Sigue amando a su ex esposa, Allison Thompson, y yo soy únicamente… Un contrato." "Un negocio que le proporcionará un heredero y una familia feliz, con la mujer a la que ahora… Ama." Tras los pensamientos de Isabella, una inmensa tristeza la invadió. Ella se dio cuenta de que no
Isabella se quedó paralizada, con el teléfono aún en la mano, mientras un frío intenso la recorría de pies a cabeza. Ella esperaba la respuesta de Franklin. Pero el silencio de él la hacía alterarse. ¿Qué le había sucedido a Evelyn? ¿Por qué Franklin estaba insinuando que sabía algo al respecto? Las lágrimas de molestía e impotencia comenzaron a emerger de sus ojos verdes esmeraldas, traicionando su intento por mantener la calma. Lilian, al ver a Isabella en tal estado, se levantó y acercó rápidamente, y le arrebató el teléfono de las manos hablándole a ese hombre del otro lado de la línea telefónica: —¡Basta, Franklin! ¿Qué has hecho? ¡Habla de una vez, maldito! —exclamó Lilian, su voz temblorosa por la ira y la preocupación hacia su cuñada, Isabella. En el otro extremo de la línea, Franklin soltó una carcajada burlona que retumbó en los oídos de Lilian. —Oh, no se preocupen demasiado. Evelyn está segura… por ahora —dijo con malicia en su tono de voz—. Pero si quier
Mientras el automóvil avanzaba por las oscuras calles de la ciudad, los pensamientos de Jameson estaban dominados por una mezcla abrumadora de ira y determinación.Cada kilómetro que lo separaba de su destino parecía aumentar la intensidad de sus emociones.El que Franklin siguiera buscando dañar por cualquier medio a Isabella, inclusive utilizando cercanos a ella, lo enfurecía y más pensaba que merecía terminar arruinado, por sus manos.El brillo de las luces de la ciudad se deslizaba por la ventanilla del automóvil, pero los ojos azules de Jameson Howard estaban fijos en el camino. ¿Hasta dónde llegaría Franklin por Isabella?¡¿Cuál era la maldita obsesión que tenía con su esposa?! Con cada giro del volante, Jameson se aferraba a la convicción de que haría todo lo que estuviera en su poder para mantener a salvo a la madre de su hijo… Aunque no hubieran sentimientos románticos de por medio. Justo en ese instante, esa molesta pregunta llegó a su mente…¿Y si después de todo, ella r
—Bueno, lo hizo~ —sonrió Jameson altivo. —¡TÚ DEBISTE OBLIGARLA! —gritó Franklin que con la botella en su otra mano, levantó el brazo intentando golpear a Jameson. En ese instante, Jameson logró esquivarlo y de un ágil movimiento agarrar del brazo a Franklin y tumbarlo al piso prensado en una llave de defensa personal. ¡CLANK! Sonó la botella cuando cayó al piso y terminó rodando unos metros derramando lo que le quedaba de la bebida alcohólica. —¡AAY MALDITO LOCO, SUÉLTAME! —le gritó Franklin a Jameson. —Sigues siendo tan malo en defensa como cuando íbamos a la academia a aprender juntos~ —se burló ese CEO de su viejo ex amigo. —¡LÁRGATE DE AQUÍ, JAMESON! ¡LLAMARÉ A LA POLICÍA! ¡ESTO ES ALLANAMIENTO DE MORADA! —Si, si, como digas~ no me quedaría en este basurero ni loco~ Soltó Jameson a Franklin acomodándose sus ropas dispuesto a irse. Pero antes de cruzar por la salida que llevaba al camino del vestíbulo, ese hombre castaño detuvo sus pasos y volvió a ver a Frank
Isabella agarró la mano de Jameson con fuerza, deteniéndolo en su camino hacia arriba. Los hermosos ojos verdes esmeraldas de ella mostraban una mezcla de ansiedad y tristeza que no pudo contener. —Jameson, ¿qué está pasando? ¿Por qué estás tan distante? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Sucedió algo que no quieras decirme? —se atrevió a preguntar ella, rompiendo los límites del contrato. Jameson la miró con frialdad, ya había pasado suficiente ese día: Allison y su visita sorpresa, luego tener que encarar a Adrián, encontrarse con Franklin y resolver el tema de Evelyn a la que también tendría ahora que darle protección. Habían sido muchas cosas para una tarde y noche, ahora ese hombre solo quería estar solo y descansar. —No es asunto tuyo, Isabella —le respondió él a su esposa por contrato—. Tengo demasiados asuntos, como para lidiar con tus preguntas en este momento. Isabella sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras cortantes de Jameson. Aunque él no las
La habitación se sumía en una oscuridad parcial, solo iluminada por el suave resplandor de las lámparas estratégicamente ubicadas. El brillo dorado de las lámparas proyectaba destellos sobre las superficies pulidas, acentuando los detalles de la habitación. El silencio era rotundo hasta que Isabella Howard, lo interrumpió: —Pensé, que podría mimarte por ser un buen esposo que resolvió rápido mi problema… —susurró ella con coqueteo, posando sus hermosos ojos verdes esmeraldas en Jameson. Él la veía atentamente. Era obvio lo que ella estaba buscando. Él no quería, pero… El contrato matrimonial estipulaba que tenían que satisfacerse mutuamente. Era un año de matrimonio y no podían ser infieles. El respeto aunque no existira amor entre ellos, tenía que ser claro y real. Isabella esperaba ansiosa la respuesta de Jameson, pero en lugar de ceder a sus encantos femeninos, él se mantuvo firme en su decisión. Jameson clavó una seria mirada en su esposa y le dijo: —Isabella, nec
*************•••••••••••************** >>> Isabella Howard: Pensé que todo lo que quería, era agradecerle. Él llegó inesperadamente a mi vida que se sumía en las desgracias tormentosas que Franklin me hacía vivir. Ese reencuentro en la playa que marcó el inicio de todo. Su indiferencia me molesta. Su frialdad me lastima… Su atención a otra me causa celos. Es absurdo seguir negándolo. "Me gusta…" Pensé, inclinándome, para solo segundos después dirigir mis manos a los pectorales de ese hombre por sobre la camisa blanca que llevaba puesta. Empujé… Causando que él quedará recostado al espaldar del sofá largo donde estaba sentado, después de eso me senté en su regazo con una pierna a cada lado, me acomodé en él. "Este hombre, nunca dejó de gustarme…" Tras ese pensamiento, mis manos se posaron en el borde bajo de su camisa, metí mis dedos al interior haciendo contacto con la piel de su abdomen bien ejercitado… "Nunca quise dejarlo y fue mi decisión herirlo" Pensé,
—¿Estás segura? —me preguntó él, quizá fue más por respeto que por evitar que yo lo hiciera. —Sí… Aunque te advierto, que no le he hecho eso a un hombre desde… Bueno, desde que terminamos —le confesé un poco avergonzada. Jameson por supuesto, me miró con incredulidad. 4 años de relación y 1 de compromiso con Franklin… Por supuesto que él no me iba a creer. Pero no me importó. Yo decía la verdad, nunca hice tanto con Franklin... Con mis manos liberé de la prisión de su pantalón a su duro miembro, mis movimientos comenzaron lentos y con cuidado llenándolo de caricias, no quería lastimarlo, quería que lo disfrute… Él se relajó en el sofá viéndome fijamente mientras yo lo manoseaba. Sentía que mi cuerpo ardía, no solo pena, también excitación… Mi intimidad pedía deseosa ser llenada por ese hombre, mordí levemente mi labio inferior mientras mis ojos verdes veían a Jameson. Su mirada llena de deseo, de deleite… Su expresión de que lo estaba comenzando a disfrutar me hizo emoci